En 1818, después de la derrota en Cancha Rayada, le llegaron al general San Martín unas cartas que hablaban de la traición de conocidos suyos. Luego de leer cada documento, mandó a su edecán O´Brien a encender una fogata, en donde quemó cada carta.
O'Brien, le preguntó por qué no usaba esas cartas en contra de los enemigos de la Patria. San Martín respondió solo estas palabras:
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