Comúnmente llamados mosquitos o zancudos, los miembros de la familia taxonómica Culicidae son unos de los insectos más abundantes del planeta, cumpliendo con importantes funciones ecológicas más allá de la negativa fama de las plagas de mosquitos como vectores de enfermedades infecciosas.
Con más de 3.500 especies de mosquitos distribuidas a lo largo y ancho del planeta (a excepción de la Antártida y algunas islas remotas), resulta lógico pensar que la función de estos animales en el ecosistema global del planeta debe ser de gran relevancia.
Los mosquitos se consideran la especie animal que más muertes y enfermedades causan en la especie humana. Malaria, dengue, zika y otras muchas infecciones son transmitidas, durante la picadura, del insecto vector a su victima. Son los animales más mortíferos del planeta y contribuyen a más de 750.000 muertes al año. Superan a los humanos que asesinan a 475.000 congéneres; las serpientes matan a 50.000 personas; los perros (principalmente por la rabia) se cobran 25.000 vidas anualmente. Son solo las hembras que pican; los machos se alimentan de néctar.
Los mosquitos no zumban para avisar a sus víctimas, el mosquito macho lo hace para llamar la atención de las hembras. Para extraer la sangre con mayor facilidad, el mosquito al picar inocula una proteína anticoagulante que impide que las plaquetas formen un coágulo, logrando que la sangre no deje de fluir. Estas proteínas son detectadas por nuestro sistema inmune, se libera histamina y la zona que rodea la picadura se inflama, se enrojece y se genera calor y picazón. Los mosquitos eligen a sus víctimas en función de la cantidad de dióxido de carbono que emiten al respirar.
Los mosquitos hembras —que son las que pican para obtener nutrientes para producir sus huevos— inoculan saliva en el torrente sanguíneo cuando nos pican. Esta saliva contiene, entre otras sustancias, anticoagulantes que permite que la sangre fluya más rápido y la ingesta se pueda realizar de forma más sencilla. Estas sustancias son las responsables de que nos pique la piel.
Las proteínas contenidas en la saliva provoca que el sistema inmune reaccione y produzca histamina, que es la responsable de la comezón e inflamación como consecuencia de un aumento en el flujo de sangre. Cuando se libera demasiada histamina, el área que rodea a la picadura puede inflamarse y enrojecerse, además de tener comezón.
Que diviertas!
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