No hay casa en la que falte el bicarbonato de sodio, comúnmente conocido como "bicarbonato". No obstante, su lugar suele estar en el armario de las medicinas, cuando por sus usos tradicionales tal vez debería encontrarse en muchos otros anaqueles. De hecho, es uno de los productos con mayor volumen de venta en droguerías, y no solo para hacer mezclas químicas.
La razón es que sus posibles utilidades van desde la cocina a la limpieza o incluso la cosmética y la higiene. A continuación, uso alternativo y curioso que podes dar a tu frasco de bicarbonato y que van más allá de tomártelo cuando tenes acidez de estómago para que neutralice los ardores que te produce el ácido clorhídrico de los jugos gástricos.
La razón es que sus posibles utilidades van desde la cocina a la limpieza o incluso la cosmética y la higiene. A continuación, uso alternativo y curioso que podes dar a tu frasco de bicarbonato y que van más allá de tomártelo cuando tenes acidez de estómago para que neutralice los ardores que te produce el ácido clorhídrico de los jugos gástricos.
Como levadura en repostería
Precisamente la misma reacción de neutralización de los ácidos comentada, que es la que usamos cuando tenemos ardor, tiene aplicaciones en repostería. El eructo que soltamos cuando el bicarbonato nos hace efecto y nos quita el ardor, que no es más que el C02 liberado, puede sernos útil en un pastel cuya masa queremos que suba bien fuerte. Al fin y al cabo es el gas de la fermentación el que hace que la masa de harina sea esponjosa. Así, mezclaremos con la masa un par de cucharadas de yogurt -mejor si está caducado- con bicarbonato revuelto. De este modo el gas que produce el bicarbonato al neutralizar el ácido láctico del yogurt nos dará una buena levada.
Precisamente la misma reacción de neutralización de los ácidos comentada, que es la que usamos cuando tenemos ardor, tiene aplicaciones en repostería. El eructo que soltamos cuando el bicarbonato nos hace efecto y nos quita el ardor, que no es más que el C02 liberado, puede sernos útil en un pastel cuya masa queremos que suba bien fuerte. Al fin y al cabo es el gas de la fermentación el que hace que la masa de harina sea esponjosa. Así, mezclaremos con la masa un par de cucharadas de yogurt -mejor si está caducado- con bicarbonato revuelto. De este modo el gas que produce el bicarbonato al neutralizar el ácido láctico del yogurt nos dará una buena levada.
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