La Gran Muralla China, ese famoso monumento que todos conocemos, se construyó durante mucho tiempo en la antigua China.
Alrededor del siglo VII a. C., diferentes dinastías chinas trabajaron en él durante siglos. Utilizaron materiales como tierra, madera, piedra y ladrillos, lo que estuviera disponible en diferentes lugares.
La idea principal era mantener alejados a los invasores, como esas tribus nómadas que podrían ser un poco molestas. Pero terminó siendo un símbolo de la fuerza y la unidad de China. El muro se extendía por miles de millas, lo cual es realmente impresionante.
Y no solo fue construido y olvidado. La Gran Muralla fue cuidada: reparada, ampliada y mantenida por diferentes dinastías. Incluso tenían torres de señales para enviar mensajes usando señales de humo, como un sistema de comunicación de la vieja escuela.
Entonces, sí, la Gran Muralla China no es algo que sucedió de la noche a la mañana. Es una historia de trabajo duro, de adaptación a los diferentes tiempos, y de la importancia de marcar la historia y los límites.
En el punto donde concluye la extensa Gran Muralla China, aguarda una vista a menudo olvidada. Si bien muchos están familiarizados con las imágenes icónicas de la Gran Muralla, estas representaciones surgen principalmente de un puñado de perspectivas situadas más allá de Beijing, el punto focal de la actividad turística. Sin embargo, es importante reconocer que la Gran Muralla abarca una distancia asombrosa de más de 5500 millas, lo que revela una gran cantidad de historias ocultas y sitios menos conocidos.
Ingrese a Laolongtou, un lugar de profundo significado histórico, donde la Gran Muralla se encuentra con el vasto mar. Considerado tradicionalmente como el punto de partida de esta impresionante maravilla arquitectónica, Laolongtou, que se traduce como "Cabeza de dragón viejo", deriva su nombre del notable parecido de la pared con un dragón que apaga su sed al borde del agua. Ubicado a solo tres millas al sur de Shanhaiguan y aproximadamente a 190 millas de la bulliciosa ciudad de Beijing, este destino resulta accesible para los viajeros, gracias a la conveniencia de una conexión de tren de alta velocidad.
Los orígenes de la Gran Muralla de Laolongtou se remontan a 1381, cuando Qi Jiguang, un distinguido general durante la dinastía Ming (1368 - 1644), supervisó su construcción. Sirviendo como un bastión estratégico contra amenazas potenciales tanto de la tierra como del mar, este segmento del muro desempeñó un papel fundamental en la protección de la región. Sin embargo, a medida que las dinastías cambiaron y las eras evolucionaron, la relevancia militar de Laolongtou disminuyó con el advenimiento de la dinastía Qing (1644 - 1911).
Curiosamente, esta transformación marcó el comienzo de la transición de Laolongtou a un destino turístico cautivador. El encanto de sus vistas marinas y las intrincadas estructuras que adornan sus alrededores atrajeron gradualmente a innumerables visitantes. En particular, incluso los propios emperadores se sintieron cautivados por el encanto de Laolongtou, convirtiéndose en patrocinadores habituales de este sitio único.
En esencia, más allá de las imágenes por excelencia de la Gran Muralla que a menudo encontramos, se encuentra el territorio inexplorado de Laolongtou, un lugar donde convergen la historia, la leyenda y la maravilla arquitectónica, que nos invita a embarcarnos en un viaje de descubrimiento que abarca tanto el tiempo como la cultura.
Que te diviertas!
Alrededor del siglo VII a. C., diferentes dinastías chinas trabajaron en él durante siglos. Utilizaron materiales como tierra, madera, piedra y ladrillos, lo que estuviera disponible en diferentes lugares.
La idea principal era mantener alejados a los invasores, como esas tribus nómadas que podrían ser un poco molestas. Pero terminó siendo un símbolo de la fuerza y la unidad de China. El muro se extendía por miles de millas, lo cual es realmente impresionante.
Y no solo fue construido y olvidado. La Gran Muralla fue cuidada: reparada, ampliada y mantenida por diferentes dinastías. Incluso tenían torres de señales para enviar mensajes usando señales de humo, como un sistema de comunicación de la vieja escuela.
Entonces, sí, la Gran Muralla China no es algo que sucedió de la noche a la mañana. Es una historia de trabajo duro, de adaptación a los diferentes tiempos, y de la importancia de marcar la historia y los límites.
En el punto donde concluye la extensa Gran Muralla China, aguarda una vista a menudo olvidada. Si bien muchos están familiarizados con las imágenes icónicas de la Gran Muralla, estas representaciones surgen principalmente de un puñado de perspectivas situadas más allá de Beijing, el punto focal de la actividad turística. Sin embargo, es importante reconocer que la Gran Muralla abarca una distancia asombrosa de más de 5500 millas, lo que revela una gran cantidad de historias ocultas y sitios menos conocidos.
Ingrese a Laolongtou, un lugar de profundo significado histórico, donde la Gran Muralla se encuentra con el vasto mar. Considerado tradicionalmente como el punto de partida de esta impresionante maravilla arquitectónica, Laolongtou, que se traduce como "Cabeza de dragón viejo", deriva su nombre del notable parecido de la pared con un dragón que apaga su sed al borde del agua. Ubicado a solo tres millas al sur de Shanhaiguan y aproximadamente a 190 millas de la bulliciosa ciudad de Beijing, este destino resulta accesible para los viajeros, gracias a la conveniencia de una conexión de tren de alta velocidad.
Los orígenes de la Gran Muralla de Laolongtou se remontan a 1381, cuando Qi Jiguang, un distinguido general durante la dinastía Ming (1368 - 1644), supervisó su construcción. Sirviendo como un bastión estratégico contra amenazas potenciales tanto de la tierra como del mar, este segmento del muro desempeñó un papel fundamental en la protección de la región. Sin embargo, a medida que las dinastías cambiaron y las eras evolucionaron, la relevancia militar de Laolongtou disminuyó con el advenimiento de la dinastía Qing (1644 - 1911).
Curiosamente, esta transformación marcó el comienzo de la transición de Laolongtou a un destino turístico cautivador. El encanto de sus vistas marinas y las intrincadas estructuras que adornan sus alrededores atrajeron gradualmente a innumerables visitantes. En particular, incluso los propios emperadores se sintieron cautivados por el encanto de Laolongtou, convirtiéndose en patrocinadores habituales de este sitio único.
En esencia, más allá de las imágenes por excelencia de la Gran Muralla que a menudo encontramos, se encuentra el territorio inexplorado de Laolongtou, un lugar donde convergen la historia, la leyenda y la maravilla arquitectónica, que nos invita a embarcarnos en un viaje de descubrimiento que abarca tanto el tiempo como la cultura.
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