A mediados del siglo XX, los gatos jugaron un papel importante en los barcos como hábiles cazadores de roedores. Los marineros se dieron cuenta de que tener gatos a bordo ayudaba a controlar la población de ratas y ratones, que eran conocidos por dañar los suministros y propagar enfermedades. Estos gatos de barco se convirtieron en miembros valiosos de la tripulación e incluso recibieron pasaportes para reconocer su contribución y garantizar su seguridad durante los viajes internacionales.
Los pasaportes para gatos de barco eran una tradición única y alegre. Si bien no tenían ningún propósito legal u oficial, fueron creados para reconocer el papel de los gatos y proporcionar una forma de identificación. Los pasaportes generalmente consistían en un pequeño folleto con páginas que incluían el nombre del gato, la descripción y un área para la huella de su pata.
Cuando llegaba el momento de zarpar o atracar en un puerto extranjero, el capitán del barco o los miembros de la tripulación presentaban el pasaporte del gato a las autoridades como una forma divertida de documentar la presencia del felino a bordo. La huella de la pata del gato, obtenida con tinta o pintura, se agregó a la página designada, brindando un toque personalizado y caprichoso al documento. Esta práctica no solo divirtió a los marineros sino que también mostró la camaradería que compartían con sus compañeros felinos.
Si bien estos pasaportes de gatos de barcos no fueron reconocidos legalmente, simbolizaron el estrecho vínculo entre los humanos y sus compañeros felinos. Sirvieron como un recordatorio del papel esencial de los gatos para mantener un barco limpio y libre de roedores, salvaguardando así las provisiones y la salud de la tripulación durante los viajes largos por mar.
Sin embargo, a medida que avanzaba la mitad del siglo XX y evolucionaban las prácticas marítimas, la dependencia de los gatos de los barcos disminuyó con la llegada de métodos de control de plagas más efectivos. Con la disminución de la necesidad de gatos de barco, la tradición de emitir pasaportes se desvaneció gradualmente. Sin embargo, la memoria de estos felinos marineros y sus singulares pasaportes continúa fascinando y entreteniendo a los interesados en la historia marítima y las relaciones únicas forjadas entre humanos y animales en el mar.
Lo que no impide que haya paises que emitan pasaportes para mascotas y lleven el control de nuestros peludos acompañantes en migraciones o viajes.
Via Historic Vids
Recorda siempre que acepto donaciones, transferencias bancarias, criptomonedas varias y surtidas en 0x772EDF224Ed36a60E95CAe24Fc36D775943a2231, "Cafecitos" y las gentilezas que consideres, incluso los simples comentarios siempre son bienvenidos (pero moderados para evitar el asqueroso SPAM).
En las sabiamente inmortales palabras de (el ahora censurado pero siempre inafable) Pepe Le Pew: El que espera y no desespera se lleva la mejor pera.
Que te diviertas!
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Cuando llegaba el momento de zarpar o atracar en un puerto extranjero, el capitán del barco o los miembros de la tripulación presentaban el pasaporte del gato a las autoridades como una forma divertida de documentar la presencia del felino a bordo. La huella de la pata del gato, obtenida con tinta o pintura, se agregó a la página designada, brindando un toque personalizado y caprichoso al documento. Esta práctica no solo divirtió a los marineros sino que también mostró la camaradería que compartían con sus compañeros felinos.
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Sin embargo, a medida que avanzaba la mitad del siglo XX y evolucionaban las prácticas marítimas, la dependencia de los gatos de los barcos disminuyó con la llegada de métodos de control de plagas más efectivos. Con la disminución de la necesidad de gatos de barco, la tradición de emitir pasaportes se desvaneció gradualmente. Sin embargo, la memoria de estos felinos marineros y sus singulares pasaportes continúa fascinando y entreteniendo a los interesados en la historia marítima y las relaciones únicas forjadas entre humanos y animales en el mar.
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Via Historic Vids
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