La extraordinaria epopeya comenzó con la aparición del arcángel Miguel, ella debía unirse al ejército del rey de Francia y recuperar los territorios ocupados por los ingleses como consecuencia de la guerra de los Cien Años (1337-1453).
Juana de Arco se limitó a cumplir la voluntad de Dios, según confesaría ante la Inquisición protestante (ella era católica). Equipada con una armadura blanca y portando un estandarte se puso al frente de las tropas y obligó a los ingleses a levantar el sitio de Orleans, derrotó al general británico Talbot en Patay y, ese mismo año, Carlos VII fue coronado rey en Reims, el 17 de julio de 1429.
Un año después, tras el fracaso de la ofensiva contra París, fue hecha prisionera y entregada a los ingleses, que la acusaron de herejía y la condenaron a morir en la hoguera. La mañana del 30 de mayo de 1431, fue atada a una estaca y quemada viva en la plaza del Mercado Viejo de Ruán, al noroeste de Francia.
Juana de Arco se limitó a cumplir la voluntad de Dios, según confesaría ante la Inquisición protestante (ella era católica). Equipada con una armadura blanca y portando un estandarte se puso al frente de las tropas y obligó a los ingleses a levantar el sitio de Orleans, derrotó al general británico Talbot en Patay y, ese mismo año, Carlos VII fue coronado rey en Reims, el 17 de julio de 1429.
Un año después, tras el fracaso de la ofensiva contra París, fue hecha prisionera y entregada a los ingleses, que la acusaron de herejía y la condenaron a morir en la hoguera. La mañana del 30 de mayo de 1431, fue atada a una estaca y quemada viva en la plaza del Mercado Viejo de Ruán, al noroeste de Francia.
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