La naranja no es únicamente una fuente de vitamina C y antioxidantes con grandes beneficios para la salud, sino que también posee una curiosidad en su nombre que la relaciona con los elefantes. Los primeros cultivos de este fruto fueron en el sureste asiático, India, Vietnam y sureste de China.
En sánscrito (lengua clásica de la India), la palabra "narangah" significaba "veneno para elefantes". El itinerario de esta palabra hasta nuestra lengua es uno de los casos a los que ya nos tienen acostumbrados con algunas palabras que proceden de la India: del sánscrito al persa (nārang) y del persa al árabe: nāranj para el árbol y nāranja para el fruto.
¿Y por qué un nombre tan poco atractivo para una fruta tan beneficiosa?
Según cuenta una antigua leyenda la naranja era tan dulce y sabrosa que un elefante de tanto comerlas terminó muriendo de indigestión.
La palabra que la relaciona en inglés (Orange) tiene su origen en el idioma Tamil ("Orangu"), el cual se traduce como "6 y 5".
Según la conocemos hoy, se dice que a finales del Siglo XVIII en Carcagente (en valenciano y oficialmente, Carcaixent) un sacerdote aficionado a la jardinería logró, mediante injertos, el primer naranjo de fruta comestible.
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