Basta con que el pueblo sepa que hubo una elección, los que emiten los votos no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo.Joseph Stalin
Procusto (también llamado el estirador o el avasallador en la mitología griega) era un bandido que daba posada en su casa de las colinas. Cuando venía un nuevo huésped, Procusto le procuraba una cama con unas medidas muy concretas. Cuando la persona dormía, Procusto les amordazaba y les ataba a las 4 esquinas de la cama. Si la persona sobrepasaba la medida de la cama con la cabeza o con los pies, Procusto le cortaba esa parte del cuerpo para que encajara totalmente con las medidas de la cama. Si la persona era más baja que las dimensiones de la cama, Procusto les descoyuntaba el cuerpo para hacerlo más grande y que también encajara con las medidas de la cama. Procusto quería que todo fuera a su medida y no respetaba las medidas ajenas.
El síndrome por Procusto es una patología psicológica que poseen algunos individuos, cuyas características les hacen suprimir a los demás. Esto es, que no permiten ser superados en ningún ámbito, pero sobre todo en el campo laboral y académico. Es el ejemplo claro de patronos y jefes que no reconocen las aptitudes de sus empleados. No valoran sus aportes, ni las iniciativas importantes para el desempeño en el trabajo y eluden sus responsabilidades en ello. Se especializan en sacarlos del escalafón y no los dejan superarse ni subir de cargos en la empresa porque se sienten amenazados. Amenaza ficticia que no corresponde a la realidad, por supuesto, estas personas simplemente poseen miedo a ser superados.
Casi siempre los que poseen el síndrome por Procusto son identificados como los líderes, la cabeza de la empresa, escuela, comunidad etc. El lidiar con estas personas no es fácil, y pasa por soportar algunas de sus conductas inseguras, de miedo o egoístas. Ya que representan a individuos que siempre tienen la razón, o cuyas ideas limitan las de los otros. A veces reconocen en su fuero interno, que una idea o estrategia es buena, y se pliegan a ellas de forma acomodaticia. Hasta pudiera ser, robando su autoría.
Lo ideal sería no confrontarlos, no hablarles de temas cuya relevancia sea para interés de la persona en su crecimiento como empleado. Al carecer de empatía con los que los rodean, no son buena compañía para almorzar, darle datos personales ni sueños a cumplir. Pueden sin duda interferir en ello y dejar mal parado a cualquiera. Una vez identificados y evaluando el daño colateral que han causado, deben ir a terapia psicológica. Y a futuro, ser muy acuciosos los reclutadores, para no dar cabida a una persona con síndrome de Procusto en su equipo de trabajo.
Que te diviertas!
El síndrome por Procusto es una patología psicológica que poseen algunos individuos, cuyas características les hacen suprimir a los demás. Esto es, que no permiten ser superados en ningún ámbito, pero sobre todo en el campo laboral y académico. Es el ejemplo claro de patronos y jefes que no reconocen las aptitudes de sus empleados. No valoran sus aportes, ni las iniciativas importantes para el desempeño en el trabajo y eluden sus responsabilidades en ello. Se especializan en sacarlos del escalafón y no los dejan superarse ni subir de cargos en la empresa porque se sienten amenazados. Amenaza ficticia que no corresponde a la realidad, por supuesto, estas personas simplemente poseen miedo a ser superados.
Casi siempre los que poseen el síndrome por Procusto son identificados como los líderes, la cabeza de la empresa, escuela, comunidad etc. El lidiar con estas personas no es fácil, y pasa por soportar algunas de sus conductas inseguras, de miedo o egoístas. Ya que representan a individuos que siempre tienen la razón, o cuyas ideas limitan las de los otros. A veces reconocen en su fuero interno, que una idea o estrategia es buena, y se pliegan a ellas de forma acomodaticia. Hasta pudiera ser, robando su autoría.
Lo ideal sería no confrontarlos, no hablarles de temas cuya relevancia sea para interés de la persona en su crecimiento como empleado. Al carecer de empatía con los que los rodean, no son buena compañía para almorzar, darle datos personales ni sueños a cumplir. Pueden sin duda interferir en ello y dejar mal parado a cualquiera. Una vez identificados y evaluando el daño colateral que han causado, deben ir a terapia psicológica. Y a futuro, ser muy acuciosos los reclutadores, para no dar cabida a una persona con síndrome de Procusto en su equipo de trabajo.
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