Tiritamos porque nuestro cerebro así lo ordena a nuestros músculos, sin pedirnos permiso, buscando producir calor en ellos con el movimiento. Son ciertas neuronas las encargadas de avisar a la mente cuando el frío alcanza ya unos niveles difíciles de soportar y ha de recurrir a la temblorina.
El cerebro manda impulsos eléctricos por medio de la columna vertebral hasta los músculos, los cuales se contraen y se relajan rápidamente, con lo cual el cuerpo genera calor, lo que evita, literalmente, que muramos de frío.
La temperatura corporal a nivel cerebral está controlada por el hipotálamo. Cuando el hipotálamo detecta que estás demasiado frio, entonces envía señales a los musculos para que tiritan y creen calor. A este mecanismo le denominamos homeostasis. Al igual que temblamos con el fin de calentarnos en medio del frío también sudamos cuando hace calor con el fin de enfriar y mantener la temperatura a niveles estables.
El cerebro manda impulsos eléctricos por medio de la columna vertebral hasta los músculos, los cuales se contraen y se relajan rápidamente, con lo cual el cuerpo genera calor, lo que evita, literalmente, que muramos de frío.
La temperatura corporal a nivel cerebral está controlada por el hipotálamo. Cuando el hipotálamo detecta que estás demasiado frio, entonces envía señales a los musculos para que tiritan y creen calor. A este mecanismo le denominamos homeostasis. Al igual que temblamos con el fin de calentarnos en medio del frío también sudamos cuando hace calor con el fin de enfriar y mantener la temperatura a niveles estables.
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