Marek Pruszewicz publico un interesante artículo en el sitio web de la BBC, con ocasión del 80 aniversario de la muerte de T.E. Lawrence (el famoso Lawrence de Arabia), un 19 de mayo de 1935, a la edad de 46 años.
Ese día, una mañana de llovizna, Lawrence conducía su motocicleta Brough Superior SS100 cerca de su casa de Dorset. De repente se encontró de frente con otros dos motociclistas, a los que por la configuración de la carretera no vió venir. La maniobra por esquivarlos le costó la vida.
Las heridas sufridas en su cabeza al impactar contra el asfalto fueron tan graves que, aun cuando hubiera podido sobrevivir al accidente, posiblemente hubiera quedado ciego y mudo. Y es que Lawrence, como solía ser habitual en la época, no llevaba casco de protección.
Uno de los médicos que le atendieron para tratar de salvar su vida se llamaba Hugh Cairns, que fue uno de los primeros neurocirujanos británicos. Fue él quien concluyó, tras la autopsia, que los daños cerebrales eran tan graves que, de no haber muerto, hubiera quedado seriamente disminuido.
Por los diarios de Cairns se sabe que más o menos por las fechas del accidente de Lawrence, ya estaba investigando acerca de cascos protectores para motociclistas, recopilando datos y evidencias al respecto.
Seis años más tarde, en octubre de 1941, publicó los resultados de su investigación en el British Medical Journal, subtitulándolo la importancia del casco protector en motociclistas. En él se daba el dato de que en los 21 meses anteriores al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, 1.884 motociclistas habían fallecido en las carreteras británicas. Una cifra que hoy asustaría (331 en 2013).
En su artículo no afirmaba rotundamente que los cascos serían la panacea, pero sí ayudarían a reducir esa cifra. Pero para demostrarlo necesitaba realizar pruebas. Y ciertamente le costó encontrar voluntarios que quisieran ponerse un casco. Al final encontró unos pocos. Siete de ellos sufrieron un accidente mientras llevaban el casco puesto. Todos sobrevivieron.
Eso fue lo que convenció al ejército, que por entonces perdía dos motociclistas al día en accidentes. En noviembre de 1941 se estableció la obligación de que todos los motociclistas militares debían llevar casco. Curiosamente de esta obligación se eximía a los Sikh por motivos religiosos, y que debían por ello llevar turbante.
En 1946 las muertes de motociclistas se habían reducido de 200 al mes a 50, y eso que los civiles todavía no estaban obligados a ponerse un casco. No sería hasta 1973 en que el parlamento británico aprobó una ley que también obligaba a estos. Cairns no llegó a ver su victoria. Murió de cancer en 1952.
Vía https://www.bbc.com/news/magazine-32622465
T.E. Lawrence (Lawrence de Arabia) con su motocicleta Brough |
Las heridas sufridas en su cabeza al impactar contra el asfalto fueron tan graves que, aun cuando hubiera podido sobrevivir al accidente, posiblemente hubiera quedado ciego y mudo. Y es que Lawrence, como solía ser habitual en la época, no llevaba casco de protección.
Uno de los médicos que le atendieron para tratar de salvar su vida se llamaba Hugh Cairns, que fue uno de los primeros neurocirujanos británicos. Fue él quien concluyó, tras la autopsia, que los daños cerebrales eran tan graves que, de no haber muerto, hubiera quedado seriamente disminuido.
El neurocirujano Hugh Cairns |
Seis años más tarde, en octubre de 1941, publicó los resultados de su investigación en el British Medical Journal, subtitulándolo la importancia del casco protector en motociclistas. En él se daba el dato de que en los 21 meses anteriores al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, 1.884 motociclistas habían fallecido en las carreteras británicas. Una cifra que hoy asustaría (331 en 2013).
En su artículo no afirmaba rotundamente que los cascos serían la panacea, pero sí ayudarían a reducir esa cifra. Pero para demostrarlo necesitaba realizar pruebas. Y ciertamente le costó encontrar voluntarios que quisieran ponerse un casco. Al final encontró unos pocos. Siete de ellos sufrieron un accidente mientras llevaban el casco puesto. Todos sobrevivieron.
Eso fue lo que convenció al ejército, que por entonces perdía dos motociclistas al día en accidentes. En noviembre de 1941 se estableció la obligación de que todos los motociclistas militares debían llevar casco. Curiosamente de esta obligación se eximía a los Sikh por motivos religiosos, y que debían por ello llevar turbante.
En 1946 las muertes de motociclistas se habían reducido de 200 al mes a 50, y eso que los civiles todavía no estaban obligados a ponerse un casco. No sería hasta 1973 en que el parlamento británico aprobó una ley que también obligaba a estos. Cairns no llegó a ver su victoria. Murió de cancer en 1952.
Vía https://www.bbc.com/news/magazine-32622465
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