23+1 no es igual a 24

¿Cuántas provincias hay?" es una pregunta usual, y casi todos responden 24. Si la pregunta se la hiciésemos a Miguel Ángel Chiarpenello, que es miembro del Instituto Belgraniano y de la Junta de Historia de Rosario, la respuesta sería un poco más precisa. “Recuerdo con desagrado cómo algunos organismos nacionales, dirigentes políticos, culturales, educacionales o similares confunden erróneamente a la gente manifestando que nuestro país tiene 24 provincias. Lo cual no es correcto. En la Argentina se denominan provincias a cada uno de los 23 estados federados que componen la nación, según los principios de federalismo establecidos en la Constitución Nacional. Es decir, jurídicamente, la Argentina es una federación de provincias que empezaron a configurarse a partir de 1810. Con la organización nacional fueron definiendo sus fronteras integrándose al país inicialmente con catorce provincias. En 1853, trece de ellas: Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán. Y en 1860 se incorporó la provincia de Buenos Aires. Existían, además, los llamados Territorios Nacionales, que dependían del poder central que se fueron sumando sucesivamente como provincias. Fueron nueve: Chaco y La Pampa, en 1951; Misiones, en 1953; Chubut, Formosa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, en 1955. Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en 1990. En total, existen en la actualidad 23 provincias. El equívoco proviene de considerar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como provincia, en base a que la misma posee un régimen autónomo especial. Como dice su nombre, Ciudad Autónoma de Buenos Aires: no es provincia ni pertenece a ninguna. Perteneció hasta 1880 a la provincia de Buenos Aires, año en que fue nacionalizada para servir de Capital Federal”. Habrá que tener en adelante más precisión. Concluye Chiarpenello: “Un excelente profesor enseñaba que se pueden cometer errores y también horrores; los primeros pueden disculparse y corregirse, los segundos no se justifican ni se excusan”.