El Horten Ho 229 fue un cazabombardero con forma de ala total y propulsión a chorro, desarrollado por los hermanos Horten para la Luftwaffe, y aunque llegó a probarse, no consiguió entrar en servicio antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial. El concepto se parece más a un platillo volante que a un avión. Se ven tan futurista como un avión de combate puede llegar a ser.
Puede que el Horten Ho 229 haya sido considerado una nota a pie de página en su momento, pero su diseño era definitivamente de avanzada (foto: cortesía Michael Jorgesen). |
El Horten Ho 229 fue uno de los programas favoritos del Reichsmarschall Hermann Göring, ya que era el avión que más se acercaba al requerimiento de una aeronave 1000x1000x1000, es decir que fuese capaz de transportar 1.000 kg de carga, a más de 1.000 km de distancia a 1.000 km/h (denominado Proyecto 1000×3).
Es por eso que los expertos en aviación le dicen "el ala voladora", ya que no cuenta con la tradicional cola de los aeroplanos. Su diseño de ala volante eliminaba “resistencias innecesarias” con alas cortas y resistentes que evitaban las resistencias que sufrían el resto de aviones con fuselaje convencional. Su estructura estaba formada por tubos de acero y el resto era de madera, con polvo de carbón para atenuar la visibilidad ante los radares aliados, lo que lo convirtió en el primer avión “Stealth” y disponía de un pionero (y peligroso) asiento de eyección. Gracias a ello es menos probable que rebote las señales de radar que son enviados para detectarlo. Es más difícil de identificar con un radar. Y su diseño suave hace que tenga menos resistencia, por lo que gasta menos combustible y vuela más rápido que los aviones que tienen el mismo motor. Sus turborreactores gemelos Junkers Jumo 004 le permitían alcanzar una velocidad de 977 km/h. Este diseño reduce el tamaño del aparato y hace que su superficie sea más suave. Pero era tan avanzada para su tiempo que sus secretos aerodinámicos nunca llegaron a entenderse. De hecho, aún hoy un científico de la NASA está dedicado a descubrir cómo lograron sus creadores superar los retos aerodinámicos que parecían hacer imposible que volara.
El diseño de Northrop Grumman guarda similitudes con el de los hermanos Horten. |
En marzo de 1944 se iniciaron las pruebas del prototipo, y se cree que participó en una batalla simulada contra un Me 262, superándolo. Pero en febrero de 1945 uno de ellos se estrelló matando al piloto y dejando muy tocado el programa, aunque se le llegó a incluir el en el “Jäger-Notprogramm” o Programa urgente de cazas, con el que la Luftwaffe pretendía detener toda la producción de bombarderos para centrar los escasos recursos sólo en cazas defensivos, como el caza también a reacción, Messerschmitt Me 262 A, quedando sólo en producción algunos bombarderos impulsados por turborreactores, como el Arado Ar 234. El resultado de la primera "ala voladora" de los Horten", el Horten Ho IV, fue bastante eficiente. El piloto tenía que yacer boca abajo. Pero la ventaja de esto era que la cabina estaba lejos del fuselaje y esto hacía al aparato más aerodinámico. Para cuando se probó el Ho IV, Walter Horten ya había servido como un excelente piloto de combate en la Luftwaffe durante la Batalla de Inglaterra, una serie de combates aéreos que se libraron en cielo británico y el canal de la Mancha entre julio y octubre de 1940. Su hermano Reimar era un diseñador de aviones que carecía de educación aeronáutica formal. En su juventud, la pareja había diseñado una serie de innovadores parapentes tripulados sin cola.
Pero el fin de la guerra se acercaba y los aliados ya se adentraban en Alemania, siendo los americanos los primeros en llegar a las fábricas del Horten Ho 229, y en el marco de la Operación Paperclip, se apropiaron de ellos junto con todo el resto de armas avanzadas alemanas, para evitar que su tecnología cayese en manos de los soviéticos. "Los Hortens eran más avanzados que nadie en ese campo en aquella época".
Los Horten se inspiraron en las ideas de Frederich Lippisch, pionero de las aeroanves con ala delta. |
Un Horten Ho 229 fue enviado a EE.UU a la Northrop Corporation, empresa que en 1981 fabricó el caza furtivo a reacción F-117. y en 2008 reconstruyeron un Horten Ho 229, demostrando que sus capacidades furtivas ante el radar eran bien ciertas.
Reimer Horten se mudó a Argentina después de la guerra y en 1950 escribió un artículo para la Revista Nacional de Aeronáutica argumentando que los aviones de madera absorberían las ondas de radar. Treinta años más tarde, a medida que la teoría detrás de los cazas furtivos se hizo más conocida, Reimer escribió que intencionalmente había intentado convertir el avión de Horten en un avión sigiloso, afirmando que incluso había construido el fuselaje utilizando una mezcla especial de carbono, aserrín y pegamento de madera absorbente para radares, sin notificar a sus superiores. Se realizaron dos pruebas para determinar la presencia del polvo de carbono, una de las cuales apoyó su afirmación y la otra no. En general, los historiadores son escépticos de que el sigilo fuera una meta de diseño desde el principio.
El Ho 229 podría haber sido un adversario formidable sobre los cielos de la Segunda Guerra Mundial, pero en realidad el avión estaba lejos de estar listo para la producción masiva al final de la guerra. Aunque parece una exageración afirmar que el Ho 229 estaba destinado a ser un caza furtivo, no hay duda de que fue pionero en características de diseño que siguen siendo utilizadas en aviones de baja visibilidad en la actualidad.
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