Mientras que la medicina en todas sus ramas ha conseguido (no sin un esfuerzo ímprobo) liberarse de las ataduras del oscurantismo supersticioso en todas sus variantes, la psiquiatría muy desgraciadamente sigue a día de hoy subordinada a esa secular superstición que es la religión.
Porque mientras en la actualidad no hay ninguna de las enfermedades del cuerpo que se imagine al margen de la medicina moderna y sus métodos científicos, resulta que una de las más graves patologías mentales (puesto que alcanza niveles de pandemia mundial) no sólo se considera que se encuentra al margen de la ciencia, sino que además se entiende que lejos de ser una enfermedad es un ideal al que todos deberíamos aspirar.
Así, si se trata profesionalmente y se medica rápida y adecuadamente a cualquier individuo que se cree Supermán, Napoleón o Cleopatra, porqué no se hace lo propio con aquellos que dicen ser la reencarnación del hijo de la Zarza Ardiente?
Si una persona oye voces en su cabeza, dice hablar con duendes o extraterrestres o ve elefantes de color rosa, sus preocupados familiares intentan por todos los medios posibles que reciba tratamiento psiquiátrico y sin embargo por el contrario, cuando esas supuestas voces son las del Sagrado Espíritu de las Praderas o de San Apapurcio Mártir, o quien se aparece al enfermo es la Virgen de los Cañaverales, parientes y amigos lejos de sentirse preocupados, lo consideran (con sana envidia) una bendición, aun cuando esas voces o entidades etéreas le sugieran al interfecto que insulte, persiga, humille o incluso asesine a aquellos que no practican adecuadamente unos oscuros rituales sin sentido, heredados de pretéritas épocas de nuestro más ignorante pasado como especie.
¿En qué se diferencia el comportamiento de los individuos que piensan que realizan viajes astrales y que son tratados medicamente, de la conducta de aquellos seres humanos que sufren éxtasis religiosos y son promovidos a las más altas instancias religiosas, donde además son tratados no sólo con respeto sino como si fueran verdaderos ejemplos de lucidez y oráculos del conocimiento?
¿Podemos seguir permitiendo que evidentes enfermos mentales sigan siendo tratados en un país del llamado Primer Mundo con exorcismos heredados de la más fanática Edad Media mientras tanto las autoridades sanitarias como los profesionales del ramo mantienen una más que irresponsable dejación de sus funciones?
Por tanto, es hora ya que la psiquiatría abandone su secular sometimiento a la superstición y entre de lleno (como el resto de la medicina) sin tapujos y valientemente en el siglo XXI, estudiando y tratando lo que únicamente puede ser considerado desde el punto de vista racional como un malfuncionamiento cerebral con causas orgánicas, aunque por supuesto como en casi todas las patologías existan factores en el entorno que influyan en su desencadenamiento y modulen tanto la gravedad como el curso de la misma.
Y que no se presente como excusa que esto no es posible porque en la práctica son millones de personas las que en el mundo presentan en mayor o menor medida síntomas de esta enfermedad (aunque por supuesto hay que descartar a todos esos creyentes sociológicos que en realidad no se creen una palabra de su supuesta fe), puesto que otras terribles pandemias también infectaban a prácticamente toda la población y no por ello se consideraron como algo normal y mucho menos deseable y no se abandonó nunca su estudio y la búsqueda de tratamientos que las erradicaran o que simplemente paliaran sus síntomas.
P.D.
Y mientras tanto el famoso exorcista padre Fortea continúa enseñando libremente la avanzada terapia psiquiátrica cristiana en conferencias con títulos tan sugerentes y tan científicos como
“Combate espiritual. El mundo invisible de ángeles y demonios. Experiencias en el Ministerio de Exorcismo”, “El Poder de Atar y Desatar: La importancia del Sacramento de la Reconciliación” o “Exorcismo: Liberación y Sanación”por medio mundo, tanto en colegios y universidades de Paraguay, Perú, México o del resto de países latinoamericanos, como por supuesto en hospitales públicos españoles de carácter universitario, invitado de forma oficial hasta por el ¡Ilustre Colegio de Médicos de Toledo! en cuya charla (que según las crónicas fue un éxito de público) se emitieron videograbaciones de “casos reales” de posesión demoniaca. Ante la protesta de la asociación Alternativa Laica por esta conferencia medieval, auspiciada (no lo olvidemos) por los representantes oficiales de los médicos de la provincia, el padre Fortea declaró sin ningún tipo de rubor
“He hablado de estos temas en universidades de todo el mundo, ante la sociedad médica y científica, y «nunca» he sido objeto de este tipo de censura.”¡Viva la libertad de expresión y de cátedra!
Así que al paso que vamos, lo mismo asistimos a la creación de una Cátedra de Demonología en cualquiera de las universidades españolas al estilo de la patrocinada por los timolaboratorios homeopáticos Boiron (puesto que iglesia católica y homeopatía se han asociado ya en la sanidad pública madrileña) o incluso puede que dentro de unos años este esforzado “terapeuta” de la mente reciba (como sería de rigor y bien merecido) un premio “científico” a toda su carrera por parte de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental y la Universidad de Granada como su compañero de sotana el Cardenal Antonio Cañizares hace un par de años.
Tomado de: http://lacienciaysusdemonios.com/2014/04/08/la-psiquiatria-debe-romper-las-cadenas-de-la-religion/
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