Con el corazón pesadamente abatido, como en un definitivo pantano de desesperación y terror, el se resignó y no hizo nuevos intentos de escapar. Su misma voluntad estaba atontada, aplastada como por la intervención de otra superior que no estaba dispuesta a seguir tolerando su patética obstinación. Fue incapaz de resistir cuando una compulsión, fuerte y odiosa, condujo sus pasos a lo largo de los márgenes del lago en dirección al descollante castillo de su irresistible cuerpo femenino...
Que te diviertas!
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