Tal vez seas escéptico, pero cosas extrañas en el mundo ocurren todo el tiempo y para prueba de ello esta historia real...
Ser alcanzado por un rayo no es tan raro como solía ser antes, hay miles de casos reportados en todo el mundo cada año. Sin embargo, solo hay un hombre en la historia a la que le sucedió nada menos que cuatro veces, Walter Summerford. Este hombre experimentó el suceso en vida en tres ocasiones y la última, para colmo, después de muerto. En su momento el caso había sido tan extraño que se creía que estaba maldito.
Actualmente, la probabilidad de que un rayo impacte a una persona es de 1 entre 13.000, según el Laboratorio Nacional de Tormentas de los Estados Unidos. Hace 100 años la estadística era mucho menor, ya que no había tantos objetos externos que atrajesen los relámpagos. Lo que hace aún más sorprendente esta historia.
Walter era un oficial británico y durante la Primera Guerra Mundial cuando estaba en el campo de batalla le cayó un rayo. Debido a sus lesiones perdió la movilidad de la cintura para abajo, confinándolo en una silla de ruedas y retirándose de la milicia.
En 1924, cuando se disponía a pescar le volvió a caer otro rayo, afectando la mitad derecha de su cuerpo, la cual quedó sin movimiento. El rayo impactó primero en un árbol cercano y la corriente viajó a través del roble hasta ser absorbida por Walter. Dos días después del caso, pudo volver a usar sus piernas sorprendentemente.
Seis años más tarde cuando paseaba por un parque le cayó un tercer rayo. Habiendo recuperado la movilidad de sus piernas, Walter se aficionó a caminar por los bosques y parques cercanos a su propiedad. Durante uno de sus paseos habituales, el clima cambió de repente y comenzó a caer una tormenta, hecho que después de todo alertó al pobre hombre.
Trató de huir para cubrirse temiendo lo peor, pero quién sabe qué fuerzas del destino lo llevaron de nuevo a lo inevitable. El tercer rayo lo impactó tan fuerte, que lo paralizó de nuevo, esta vez de los pies a la cabeza. Todo su cuerpo quedó paralizado, dejándole lesiones graves que terminaron después con su vida dos años después.
Su familia confesó vivir con miedo ante tales circunstancias, pensando que alguien lo había maldecido.
Por si la historia no fuera lo suficientemente insólita, la lápida de Walter Summerford recibió un último impacto de un rayo en 1936, cuatro años después de su entierro, en Mountain View, Vancouver, destrozando completamente su última morada.
El incidente aseguró a familiares y locales que de alguna forma alguien había apuntado a este hombre. Las mínimas posibilidades de que tal evento se repita de esta forma ha llevado a considerar que la vida de Walter Summerford fue una de las casualidades estadísticas más inusitadas y extraordinarias del mundo.
Que te diviertas!
Ser alcanzado por un rayo no es tan raro como solía ser antes, hay miles de casos reportados en todo el mundo cada año. Sin embargo, solo hay un hombre en la historia a la que le sucedió nada menos que cuatro veces, Walter Summerford. Este hombre experimentó el suceso en vida en tres ocasiones y la última, para colmo, después de muerto. En su momento el caso había sido tan extraño que se creía que estaba maldito.
Actualmente, la probabilidad de que un rayo impacte a una persona es de 1 entre 13.000, según el Laboratorio Nacional de Tormentas de los Estados Unidos. Hace 100 años la estadística era mucho menor, ya que no había tantos objetos externos que atrajesen los relámpagos. Lo que hace aún más sorprendente esta historia.
Walter era un oficial británico y durante la Primera Guerra Mundial cuando estaba en el campo de batalla le cayó un rayo. Debido a sus lesiones perdió la movilidad de la cintura para abajo, confinándolo en una silla de ruedas y retirándose de la milicia.
En 1924, cuando se disponía a pescar le volvió a caer otro rayo, afectando la mitad derecha de su cuerpo, la cual quedó sin movimiento. El rayo impactó primero en un árbol cercano y la corriente viajó a través del roble hasta ser absorbida por Walter. Dos días después del caso, pudo volver a usar sus piernas sorprendentemente.
Seis años más tarde cuando paseaba por un parque le cayó un tercer rayo. Habiendo recuperado la movilidad de sus piernas, Walter se aficionó a caminar por los bosques y parques cercanos a su propiedad. Durante uno de sus paseos habituales, el clima cambió de repente y comenzó a caer una tormenta, hecho que después de todo alertó al pobre hombre.
Trató de huir para cubrirse temiendo lo peor, pero quién sabe qué fuerzas del destino lo llevaron de nuevo a lo inevitable. El tercer rayo lo impactó tan fuerte, que lo paralizó de nuevo, esta vez de los pies a la cabeza. Todo su cuerpo quedó paralizado, dejándole lesiones graves que terminaron después con su vida dos años después.
Su familia confesó vivir con miedo ante tales circunstancias, pensando que alguien lo había maldecido.
Por si la historia no fuera lo suficientemente insólita, la lápida de Walter Summerford recibió un último impacto de un rayo en 1936, cuatro años después de su entierro, en Mountain View, Vancouver, destrozando completamente su última morada.
El incidente aseguró a familiares y locales que de alguna forma alguien había apuntado a este hombre. Las mínimas posibilidades de que tal evento se repita de esta forma ha llevado a considerar que la vida de Walter Summerford fue una de las casualidades estadísticas más inusitadas y extraordinarias del mundo.
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