No hay que olvidarse nunca quien estuvo ahi para calmarte cuando tenias un ataque de panico, de llanto, de miedo, de angustia, o de enojo.
No hay que olvidarse NUNCA de quien nos prestó un hombro, un beso, un abrazo.
No hay que olvidarse nunca de quien nos refugió cuando afuera... Era una tormenta.
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