A finales de la Segunda Guerra Mundial, la breve alianza entre el gobierno comunista de la Unión Soviética y el eje Estados Unidos – Francia – Inglaterra llegó rápidamente a su final. Después de todo, era una alianza motivada únicamente por el miedo y el peligro que representaba el poder de la Alemania Nazi para ambos colectivos: con el enemigo derrotado no habían mucho más que mantuviera la endeble coalición. Pronto, la influencia soviética en toda la región de Europa Oriental encendió las alarmas en los países del eje capitalista y ambos bandos comenzaron a prepararse para la inevitable confrontación.
Los soviéticos no estaban interesados en marchar detrás de los norteamericanos en la carrera armamentista que vendría, y pronto fueron capaces de construir su propia versión de la Bomba Atómica. Sin embargo, en otros frentes, como la guerra bacteriológica, la URSS se estaba quedando atrás. Por esta razón, los soviéticos pronto comenzaron su propio proyecto de investigación con respecto a las cepas más virulentas de varias enfermedades letales.
La facilidad secreta en la Isla de Aral
Aunque la experimentación soviética sobre la guerra bacteriológica había comenzado en los 1920’s, en la segunda posguerra tomaría aires mucho más importantes. En 1948, bajo órdenes directas de Stalin, los soviéticos construyeron una facilidad secreta para el estudio de armas bacteriológicas en una remota isla del Mar de Aral, en donde se proyectaba convertir cepas del ántrax y la peste bubónica en armas para la posible guerra.
El accidente de 1971
En 1971 las autoridades decidieron (de manera bastante irresponsable) probar algunas de sus armas al aire libre. Por supuesto, se encontraban a centenares de kilómetros de cualquier población humana, pero aun así no están claros los objetivos que dicho proyecto tenía. Un total de 400 gramos de viruela se soltaron en el aire sin tener en cuenta que un pesquero se encontraba en las cercanías de la facilidad, violando el toque de queda que, se supone, existía en aquella zona. El barco estaba a 15 kilómetros, cuando se supone que ninguna nave o persona podía acercarse a más de 40 kilómetros de la zona.
La razón detrás de esta posición no era ningún tipo de violación intencional o intención de entrar a la facilidad. Al contrario, las personas en el pesquero ni siquiera eran conscientes de hallarse en territorio prohibido: aquel día una bióloga se encontraba recogiendo muestras de plancton de la superficie. Ella fue la primera en enfermar y pronto contagió a otras personas.
El temor de las autoridades
Pese a que no se sabe si el lanzamiento fue pensado para probar su capacidad de penetración, lo cierto es que las autoridades soviéticas reaccionaron con mucha premura ante los eventos que acababan de suceder. Apenas comenzaron los rumores de una epidemia en la cercana población de Aralsk, las autoridades movilizaron ingentes recursos para evitar la rápida propagación de la misma.
Puede ser que se dieran cuenta de la irresponsabilidad de sus acciones, o sencillamente que éste fuera el plan desde un principio, en cualquier caso, las rápidas acciones pudieron salvar miles de vidas. Hacia la primera semana después del accidente la bióloga (cuyo nombre jamás fue revelado) se encontraba gravemente enferma, y en la segunda semana su hermano menor también enfermó. A estas alturas los rumores ya habían alcanzado la isla.
Las autoridades entonces se desplazaron masivamente vacunando más de 50 mil personas en una semana y creando zonas de cuarentena, que llevaron a que en total solo se dieran 10 casos de infección (o 12, de acuerdo con otra versión) y 3 muertes de personas que no habían sido vacunadas. Las demás sobrevivieron, pese a los rigores de la cepa de Viruela.
El mundo no vino a conocer estos actos hasta el año 2002, cuando la Federación Rusa reveló la naturaleza del accidente a la prensa. Pese a la gravedad del asunto, y la irresponsabilidad de los investigadores, es forzoso admitir que la rapidez de la reacción pudo salvar centenares, incluso miles de vidas.
Basado en: https://www.elpensante.com/el-dia-que-los-sovieticos-lanzaron-una-bomba-de-viruela-sobre-su-propia-poblacion/
Los soviéticos no estaban interesados en marchar detrás de los norteamericanos en la carrera armamentista que vendría, y pronto fueron capaces de construir su propia versión de la Bomba Atómica. Sin embargo, en otros frentes, como la guerra bacteriológica, la URSS se estaba quedando atrás. Por esta razón, los soviéticos pronto comenzaron su propio proyecto de investigación con respecto a las cepas más virulentas de varias enfermedades letales.
La facilidad secreta en la Isla de Aral
Aunque la experimentación soviética sobre la guerra bacteriológica había comenzado en los 1920’s, en la segunda posguerra tomaría aires mucho más importantes. En 1948, bajo órdenes directas de Stalin, los soviéticos construyeron una facilidad secreta para el estudio de armas bacteriológicas en una remota isla del Mar de Aral, en donde se proyectaba convertir cepas del ántrax y la peste bubónica en armas para la posible guerra.
El accidente de 1971
En 1971 las autoridades decidieron (de manera bastante irresponsable) probar algunas de sus armas al aire libre. Por supuesto, se encontraban a centenares de kilómetros de cualquier población humana, pero aun así no están claros los objetivos que dicho proyecto tenía. Un total de 400 gramos de viruela se soltaron en el aire sin tener en cuenta que un pesquero se encontraba en las cercanías de la facilidad, violando el toque de queda que, se supone, existía en aquella zona. El barco estaba a 15 kilómetros, cuando se supone que ninguna nave o persona podía acercarse a más de 40 kilómetros de la zona.
La razón detrás de esta posición no era ningún tipo de violación intencional o intención de entrar a la facilidad. Al contrario, las personas en el pesquero ni siquiera eran conscientes de hallarse en territorio prohibido: aquel día una bióloga se encontraba recogiendo muestras de plancton de la superficie. Ella fue la primera en enfermar y pronto contagió a otras personas.
El temor de las autoridades
Pese a que no se sabe si el lanzamiento fue pensado para probar su capacidad de penetración, lo cierto es que las autoridades soviéticas reaccionaron con mucha premura ante los eventos que acababan de suceder. Apenas comenzaron los rumores de una epidemia en la cercana población de Aralsk, las autoridades movilizaron ingentes recursos para evitar la rápida propagación de la misma.
Puede ser que se dieran cuenta de la irresponsabilidad de sus acciones, o sencillamente que éste fuera el plan desde un principio, en cualquier caso, las rápidas acciones pudieron salvar miles de vidas. Hacia la primera semana después del accidente la bióloga (cuyo nombre jamás fue revelado) se encontraba gravemente enferma, y en la segunda semana su hermano menor también enfermó. A estas alturas los rumores ya habían alcanzado la isla.
Las autoridades entonces se desplazaron masivamente vacunando más de 50 mil personas en una semana y creando zonas de cuarentena, que llevaron a que en total solo se dieran 10 casos de infección (o 12, de acuerdo con otra versión) y 3 muertes de personas que no habían sido vacunadas. Las demás sobrevivieron, pese a los rigores de la cepa de Viruela.
El mundo no vino a conocer estos actos hasta el año 2002, cuando la Federación Rusa reveló la naturaleza del accidente a la prensa. Pese a la gravedad del asunto, y la irresponsabilidad de los investigadores, es forzoso admitir que la rapidez de la reacción pudo salvar centenares, incluso miles de vidas.
Basado en: https://www.elpensante.com/el-dia-que-los-sovieticos-lanzaron-una-bomba-de-viruela-sobre-su-propia-poblacion/
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