Estaciones de base y tecnologías inalámbricas
Hoy día la telefonía móvil es algo corriente en todo el mundo.
Esa tecnología inalámbrica se basa en una amplia red de antenas fijas o
estaciones de base que transmiten información mediante señales de
radiofrecuencia (RF). Hay más de 1,4 millones de estaciones de base en
todo el mundo, y la cifra está aumentando de forma considerable con la
aparición de las tecnologías de tercera generación.
Hay otras redes inalámbricas que permiten obtener servicios y
acceso a Internet de alta velocidad, como las redes de área local
inalámbricas (WLAN), cuya presencia también es cada vez más frecuente en
los hogares, las oficinas y muchos lugares públicos (aeropuertos,
escuelas y zonas residenciales y urbanas). A medida que crece el número
de estaciones de base y de redes locales inalámbricas, aumenta también
la exposición de la población a radiofrecuencias. Según estudios
recientes, la exposición a RF de estaciones de base oscila entre el
0,002% y el 2% de los niveles establecidos en las directrices
internacionales sobre los límites de exposición, en función de una serie
de factores, como la proximidad de las antenas y su entorno. Esos
valores son inferiores o comparables a la exposición a las RF de los
transmisores de radio o de televisión.
Las posibles consecuencias para la salud de la exposición a
campos de RF producidos por las tecnologías inalámbricas han causado
preocupación. En la presente nota descriptiva se examinan las pruebas
científicas disponibles sobre los efectos en la salud humana de una
exposición continua de bajo nivel a estaciones de base y otras redes
locales inalámbricas. Para obtener información detallada sobre un
taller de la OMS dedicado a este tema.
Preocupaciones sanitarias
Un motivo de inquietud común en relación con las antenas de
las estaciones de base y de las redes locales inalámbricas es el
relativo a los efectos a largo plazo que podría tener en la salud la
exposición de todo el cuerpo a señales de RF. Hasta la fecha, el único
efecto de los campos de RF en la salud que se ha señalado en los
estudios científicos se refería al aumento de la temperatura corporal
(> 1º C) por la exposición a una intensidad de campo muy elevada que
sólo se produce en determinadas instalaciones industriales, como los
calentadores de RF. Los niveles de exposición a RF de las estaciones de
base y las redes inalámbricas son tan bajos que los aumentos de
temperatura son insignificantes y no afectan a la salud de las personas.
La potencia de los campos de RF alcanza su grado máximo en el
origen y disminuye rápidamente con la distancia. El acceso a lugares
cercanos a las antenas de las estaciones de base se restringe cuando las
señales de RF pueden sobrepasar los límites de exposición
internacionales. Una serie de estudios recientes ha puesto de
manifiesto que la exposición a RF de las estaciones de base y
tecnologías inalámbricas en lugares de acceso público (incluidos
hospitales y escuelas) suele ser miles de veces inferior a los límites
establecidos por las normas internacionales.
De hecho, debido a su menor frecuencia, a niveles similares de
exposición a RF, el cuerpo absorbe hasta cinco veces más señal a partir
de la radio de FM y la televisión que de las estaciones de base. Ello
se debe a que las frecuencias utilizadas en las emisiones de radio de FM
(unos 100 MHz) y de televisión (entre 300 y 400 MHz) son inferiores a
las empleadas en la telefonía móvil (900 y 1800 MHz), y a que la
estatura de las personas convierte el cuerpo en una eficaz antena
receptora. Además, las estaciones de emisión de radio y televisión
funcionan desde hace por lo menos 50 años sin que se haya observado
ningún efecto perjudicial para la salud.
Aunque la mayoría de las tecnologías de radio utilizaban
señales analógicas, las telecomunicaciones inalámbricas modernas usan
señales digitales. Los detallados estudios realizados hasta el momento
no han revelado ningún peligro específico derivado de las diferentes
modulaciones de RF.
Cáncer: las noticias publicadas por los medios
informativos sobre conglomerados de casos de cáncer en torno a
estaciones de base de telefonía móvil han puesto en alerta a la opinión
pública. Cabe señalar que, desde el punto de vista geográfico, el
cáncer se distribuye de forma irregular en cualquier población. Dada la
presencia generalizada de estaciones de base en el entorno, pueden
producirse conglomerados de casos de cáncer cerca de estaciones de base
simplemente por casualidad. Además, los casos de cáncer notificados en
esos conglomerados suelen ser de distinto tipo, sin características
comunes, por lo que no es probable que se deban a una misma causa.
Se pueden obtener pruebas científicas sobre la distribución de
los casos de cáncer entre la población mediante estudios
epidemiológicos bien planificados y ejecutados. En los últimos 15 años,
se han publicado estudios en los que se examinaba la posible relación
entre los transmisores de RF y el cáncer. En esos estudios no se han
encontrado pruebas de que la exposición a RF de los transmisores aumente
el riesgo de cáncer. Del mismo modo, los estudios a largo plazo en
animales tampoco han detectado un aumento del riesgo de cáncer por
exposición a campos de RF, incluso en niveles muy superiores a los que
producen las estaciones de base y las redes inalámbricas.
Otros efectos: se han realizado pocos estudios sobre
los efectos generales en la salud humana de la exposición a campos de
RF de las estaciones de base. Ello se debe a la dificultad para
distinguir los posibles efectos en la salud de las señales muy bajas que
emiten las estaciones de base de otras señales de RF de mayor potencia
existentes en el entorno. La mayoría de los estudios se han centrado en
la exposición a RF de los usuarios de teléfonos móviles. Los estudios
con seres humanos y animales en los que se han examinado las ondas
cerebrales, las funciones intelectuales y el comportamiento tras la
exposición a campos de RF, como los generados por los teléfonos móviles,
no han detectado efectos adversos. El nivel de exposición a RF
utilizado en esos estudios era unas 1000 veces superior al de exposición
del público en general a RF de estaciones de base o de redes
inalámbricas. No hay pruebas de que se produzcan alteraciones del sueño
o de la función cardiovascular.
Algunas personas han señalado síntomas inespecíficos tras la
exposición a campos de RF de estaciones de base y otros dispositivos de
campos electromagnéticos. Como se indica en una nota descriptiva
recientemente publicada por la OMS sobre la «hipersensibilidad
electromagnética», no se ha demostrado que los campos electromagnéticos
provoquen esos síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta la
difícil situación de las personas que sufren esos síntomas.
De todos los datos acumulados hasta el momento, ninguno ha
demostrado que las señales de RF producidas por las estaciones de base
tengan efectos adversos a corto o largo plazo en la salud. Dado que las
redes inalámbricas suelen producir señales de RF más bajas que las
estaciones de base, no cabe temer que la exposición a dichas redes sea
perjudicial para la salud.
Normas de protección
La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP, 1998) y el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE, 2005) han elaborado directrices internacionales sobre los límites de exposición para ofrecer protección contra los efectos reconocidos de los campos de RF.Las autoridades nacionales deberían adoptar normas internacionales para proteger a los ciudadanos de los niveles perjudiciales de RF. Además, deberían restringir el acceso a las zonas en que puedan rebasarse los límites de exposición.
Percepción pública del riesgo
Algunas personas consideran probable que la exposición a RF
entrañe riesgos y que éstos puedan ser incluso graves. Ese temor se
debe, entre otras cosas, a las noticias que publican los medios de
comunicación sobre estudios científicos recientes y no confirmados, que
provocan un sentimiento de inseguridad y la sensación de que puede haber
riesgos desconocidos o no descubiertos. Otros factores son las
molestias estéticas y la sensación de falta de control y participación
en las decisiones de ubicación de las nuevas estaciones de base. La
experiencia demuestra que los programas educativos, así como una
comunicación eficaz y la participación del público y otras partes
interesadas en las fases oportunas del proceso de decisión previo a la
instalación de fuentes de RF, pueden aumentar la confianza y la
aceptación del público. La OMS ha destacado la necesidad de ese diálogo
en una publicación disponible en nueve idiomas (véase enlaces
relacionados al final de la página).
Conclusiones
Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los
resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna
prueba científica convincente de que las débiles señales de RF
procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan
efectos adversos en la salud.
Iniciativas de la OMS
A través del Proyecto Internacional CEM, la OMS ha establecido
un programa para supervisar las publicaciones científicas sobre los
campos electromagnéticos, evaluar los efectos en la salud de la
exposición a frecuencias de 0 a 300 GHz, ofrecer asesoramiento sobre los
posibles peligros de los campos electromagnéticos y determinar las
medidas de mitigación más idóneas. Basándose en amplios estudios
internacionales, el Proyecto ha promovido investigaciones para subsanar
la falta de conocimientos. En respuesta a ello, en los 10 últimos años,
diversos gobiernos e institutos de investigación nacionales han
destinado más de US$ 250 millones al estudio de los campos
electromagnéticos.
Aunque nada hace pensar que la exposición a campos de RF de
estaciones de base y redes inalámbricas tenga efectos en la salud, la
OMS sigue fomentando las investigaciones para determinar si la
exposición a la mayor RF de los teléfonos móviles puede repercutir en la
salud. Para consultar las investigaciones más recientes dedicadas
fundamentalmente a la telefonía móvil (véase enlaces relacionados al
final de la página).
Está previsto que en 2006-2007 el Centro Internacional de
Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), un organismo especializado de la
OMS, lleve a cabo un estudio sobre el riesgo de cáncer provocado por
los campos de radiofrecuencia, y que en 2007-2008 el Proyecto
Internacional CEM realice una evaluación general de los riesgos para la
salud de los campos de RF.
Lecturas complementarias
ICNIRP (1998) www.icnirp.org/documents/emfgdl.pdfIEEE (2006) IEEE C95.1-2005 "IEEE Standard for Safety Levels with Respect to Human Exposure to Radio Frequency Electromagnetic Fields, 3 kHz to 300 GHz"
Enlaces relacionados
- Base stations & wireless networks: Exposures & health consequences - en inglés
- Fact sheet: Electromagnetic fields and public health: Electromagnetic Hypersensitivity - en inglés
- Manual de la OMS titulado Establishing a Dialogue on Risks from Electromagnetic Fields
-
2006 WHO Research Agenda for Radio Frequency Fields - en inglés
pdf, 100kb
Medios de Difusión y Comunicaciones, OMS
Tel.: +41 22 791 2222
E-mail: mediainquiries@who.int
Tomado de: http://www.who.int/peh-emf/publications/facts/fs304/es/index.html
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