Se conmemora el 10 de agosto el aniversario del nacimiento de la Fuerza Aérea Argentina, que se remonta al año 1912, cuando a través de un decreto, del entonces Presidente de la Nación, Roque Sáenz Peña, se creó la Escuela de Aviación Militar, en terrenos de El Palomar, provincia de Buenos Aires.
La institución, desde sus orígenes, tiene como misión específica organizar, mantener y alistar las fuerzas aéreas de la Nación, con el fin de contribuir a la defensa nacional, ejerciendo la soberanía en el espacio aéreo.
Por otro lado, la Fuerza Aérea, a través de sus Institutos de Formación, a lo largo de los años, prepara y perfecciona a su personal, revalorizando el sentido de la vocación, de modo tal que todos sus integrantes asuman la responsabilidad de contribuir al cumplimiento de los altos y exigentes objetivos de la institución.
En la actualidad la Fuerza Aérea, responde a las demandas y necesidades de la comunidad.
En este sentido, abarca un gran número de actividades:
- Realiza búsquedas y salvamentos.
- Participa activamente en el combate contra incendios.
- Realiza acciones comunitarias en catástrofes naturales.
- Ofrece ayuda humanitaria a nivel nacional e internacional.
Con sus vuelos en y hacia la Antártida, abastece y mantiene comunicadas las bases y campamentos científicos en el Continente Blanco.
No son de ciencia ficción, ¡son aviones argentinos!
La industria bélica de la aviación siempre fue de avanzada. Prototipos que creó Fábrica Militar de Armas fueron modelos transgresores, pero nunca llegaron a entrar en producción.
En Argentina, la industria bélica ha sido siempre de avanzada. La Fábrica Militar diseñó modelos únicos, que parecen sacados de ciencia ficción. Lamentablemente ninguno de ellos entró en producción.
I.Ae. 34 Clen Antú
El I.Ae. 34 Clen Antú (en mapuche: «Rayo de Sol») fue un planeador biplaza de entrenamiento y de configuración ala volante sin cola, fabricado a partir de 1949 por el Instituto Aerotécnico de Argentina.
Se trataba de un elegante y llamativo planeador avanzado construido en madera, cuya ala poseía una flecha de 22º 40' y una envergadura de 18 metros. Tenía un tren de aterrizaje de patín y dos ruedas en tándem con freno mecánico. El piloto se sentaba en una cabina sencilla y angosta, que tenía montada una segunda en una "joroba", dentro de la cual podía sentarse un alumno. Esto permitía el adiestramiento de vuelo a ciegas cubriendo la segunda cabina con una capota.
Se construyeron 4 ejemplares, los cuales fueron entregados a diferentes clubes de planeadores argentinos para su experimentación, entre ellos el Club de Planeadores Cóndor. También se hicieron demostraciones en otros Aeroclubes. Su estructura estaba dividida en tres partes: la central con la cabina y el tren de aterrizaje, y las dos externas con las superficies de comandos.
Fue pintado con los colores de la bandera argentina, celeste y blanco, y con un sol amarillo a los costados de las cabinas.
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