05 octubre 2014

El Loco – Guy de Maupassant

A su muerte era uno de los jueces más importantes en los tribunales de Justicia de Francia, su conocida trayectoria era ejemplar. Contaba con el respeto de fiscales, jueces y abogados. Su rostro enjuto, pálido, grave y de penetrante mirada lo hacía recibir reverencias. Su mayor preocupación era castigar al culpable y defender al débil. Era tenido por enemigo de ladrones, asesinos y estafadores; parecía que podía leer sus más íntimos pensamientos y penetrar hasta el rincón más obscuro de su alma.
psicopata
A su muerte tenía 82 años, se le llenó de homenajes; le escoltaron los soldados, vestido de gala, hasta el cementerio; altos jueces lloraron en su ataúd, sus lágrimas parecían sinceras. Después de que fue sepultado, el notario encontró un documento estremecedor en uno de los cajones de su escritorio; ahí donde guardaba los sumarios de los casos más grandes que tuvo.

El documento tenía el siguiente encabezado:



¿Por qué?

20 DE JUNIO DE 1851
Hoy dicté sentencia, condené a muerte a Bondel. Me cuestiono por qué ese hombre mató a sus hijos. ¿Por qué? con frecuencia uno encuentra a personas que el quitar la vida les hace suponer placer. Sí, supongo que debe ser un placer, tal vez el mayor placer. ¿Matar es una semejanza de crear? ¡Construir y destruir! Esta es la historia del mundo, del universo, de todo lo que existe… Todo se resume en estas palabras ¿Por qué es embriagador el acto de matar?
Todos los seres viven, corren, caminan. ¿Qué es un ser? Algo animado que tiene el principio del movimiento y la voluntad que lo dirige. Pero este ser termina volviéndose nada. Sus pies no tienen raíces que los aten a la tierra; una semilla de vida, que no se sabe de dónde viene; puede ser destruido por el deseo de otro. Así se vuelve nada. Nada… Desaparece; termina…

26 DE JUNIO DE 1815
¿Por qué es criminal matar? ¿Es la ley natural suprema? La misión de los seres es matar para vivir y vivir para matar. La condición humana se sujeta a este hecho. Los animales matan todo el tiempo. El ser humano mata para comer; también mata por placer: la cacería fue inventada para esto. De niño se mata a los insectos o aves… a todo pequeño animal que cae en las manos. Aún con todo esto no se logra calmar esta necesidad; no es suficiente, hay que matar gente. En las antiguas civilizaciones lograban satisfacer esta necesidad a través de sacrificios humanos. La sociedad nos obliga a convencernos de que el asesinato es un delito muy grave. Y para calmar esta necesidad creamos guerras. Un pueblo somete a otro derrochando sangre; esto hace que pierdan la cabeza y se embriagan con la sangre sin importar si es de niños o mujeres.
En lugar de despreciar a los elegidos para estas carnicerías; los halagamos y llenamos de honores. Con resplandecientes vestiduras, sombreros, títulos, cruces, medallas y recompensas de todo tipo. Se convierten en la admiración de mujeres por la hazaña: ¡derramar sangre humana! Desfilan en las principales avenidas con sus instrumentos de muerte, frente al ciudadano común que los observa con envidia. Así pues matar es una ley suprema que todos llevamos impreso en el corazón. ¡Matar es lo más bello y honorable!
Es gran ley el matar, La juventud es amada por la naturaleza que nos empuja a terminar con la vida sin que nos demos cuenta. Cada una de sus manifestaciones parece apremiarnos y gritar: —Rápido, rápido. Conformé se destruye se renueva.

2 DE JULIO DE 1815
Y el ser ¿qué es? el todo y la nada. El pensamiento es el reflejo del todo. La memoria y la ciencia son un resumen del mundo, ya que guardan su historia. Es el espejo de las cosas y el reflejo de los hechos, cada humano se vuelve un universo en el gran universo. Cuando se viaja y se conocen las diferentes poblaciones y grupos étnicos, resulta que el hombre no es nada ¡Nada…! En lo alto de la montaña no es posible siquiera distinguirlo. Al alejarse un barco en la distancia la costa es lo único que se divisa. Por lo que el ser humano es insignificante, pequeño… Si cruzan Europa en tren a través de la ventanilla podrán ver hombres, demasiados, desconocidos que pululan por las calles; como hormigas en el campo; mujeres que cuya finalidad es parir, dar de comer a machos y estúpidos campesinos que lo único que saben hacer es romper piedras.
En la China o India igualmente pueden verse a estos seres, millones; nacen, viven y mueren; cual insectos dejan su huella. Desde tierras de negros que viven en cuevas de barro; hasta los árabes que viven bajo lonas. Al estar aislado el ser no es nada. Para los pueblos sabios la muerte no significa nada; eliminan a sus enemigos sin piedad, así es la guerra. Nosotros también hicimos lo mismo.
En todo el mundo se puede ver la misma escena: humanos innumerables y desconocidos. ¿Desconocidos? ¡Ahí está el asunto! Los seres humanos estamos enumerados: se les registra al nacer y se les bautiza; por lo tanto la ley los posee. Quien no está enumerado no cuenta y se le puede matar; ya sea en la montaña, desierto, llanura o páramo ¿Qué más da? Si la naturaleza ama la muerte ¡No lo castiga! De aquí que lo sagrado es el Registro Civil, pues es quien defiende al individuo. Dándole grado de sagrado al individuo si forma parte de él. ¡Arrodíllense ante el Registro Civil!
Por otro lado el estado puede matar, ya que el posee el derecho de modificar al Registro Civil. Al sacrificar doscientos mil hombres en una guerra; son borrados del Registro; sus notarios solo los suprimen. Terminan con ellos, nosotros tenemos que respetar la vida. ¡Dios salve, Registro Civil, glorioso dios que reinaras en los municipios! Es más omnipotente que la naturaleza. ¡Ja, ja, ja!

3 DE JULIO 1815
Matar extraño y maravilloso placer; poder ver como a un ser pensante, frente a uno, se le puede hacer un pequeño agujero por donde saldrá la sangre roja, transportadora de vida; y tener sólo frente a uno la inerte y fría carne, sin un solo pensamiento.

5 DE AGOSTO 1815
Durante mi vida he juzgado y condenado, en otras palabras matando usando palabra y la guillotina, a los asesino con cuchillo. Pero… ¡yo! Al hacer lo mismo que los hombres que he condenado ¿quién podría culparme de matar?

10 DE AGOSTO 1815
Jamás, nadie lo sabría. ¿Podrían sospechar de mí, si seleccionara a un ser en el cual no tengo el menor interés?

15 DE AGOSTO 1815
Cual serpiente paseándose por mi cuerpo la tentación ha llegado a mí. Mi cabeza esta merodeada por la idea de matar; ante mis ojos se pasea, pues desean ver sangre; mis oídos no dejar de oír algo desgarrador y terrible: el último grito de horror de un ser humano; mis piernas quieren pasear por cualquier lugar donde pueda ocurrir; mis manos tiemblan por la necesidad de matar. ¡Qué extraordinario debe ser, el precio de un ser libre, dueño de su corazón, sentirse encima de los demás y buscar refinadas sensaciones!
No pude aguantar más, mate a un pequeño animal, sólo para ensayar. Mi criado Jean era dueño de un jilguero, encerrado en una jaula que colgaba en la ventana de la cocina. Lo mande a llevar unos mensajes y aproveché su partida para tomar al pájaro. Aprisionado en mis manos, pude sentirle el corazón latir, caliente. Subí a mi habitación, de vez en vez lo apretaba con mayor fuerza; pude sentir como se aceleraba su corazón. Fue algo delicioso y atroz; estuve a punto de asfixiarlo, así no vería sin sangre.
Tomé unas pequeñas tijeras de uñas y suavemente corté el cuello en tres. Desesperadamente abría el pico, trataba de respirar, quiso escapar, yo lo sujete con fuerzas. ¡Que si lo sujeté! ¡Sentí que podría detener a un sabueso! Al fin vi correr la sangre ¡Qué bella es la sangre roja, viva y brillante! Con gusto la hubiera bebido, sólo puse mis labios y pude sentir un sabor agradable. ¡Lástima de jilguero! No pude disfrutar el espectáculo como hubiera querido, soberbio ha de ser ver correr la sangre de un semejante.
Finalizando hice lo mismo que los asesinos: lave las tijeras, enjuague mis manos y me deshice del agua. Lleve el cuerpo al jardín para ocultarlo, debajo de una fresca planta. Jamás lo encontrarán, durante el resto de mi vida podré comer el fruto de la planta. ¡Se puede disfrutar en realidad de la vida si sabes cómo hacerlo!
Jean lamenta la pérdida del ave. Piensa que ha escapado. ¿No sospecha de mí? ¡Ja, ja, ja!

25 DE AGOSTO 1815
¡Debo mata a un ser humano! ¡Necesito hacerlo!

30 DE AGOSTO 1815
¡Hecho está! ¡Poca cosa! Salí a pasear el viernes; caminaba tranquilamente, de momento apareció un niño que comía un pan con mantequilla. Se detuvo al verme pasar y me saludo:
— ¡Hola señor!
Una idea muy clara apareció en mi mente:
— ¿Si lo mato?
— ¿Vienes solo? —pregunté.
—Sí, señor —respondió.
— ¿Absolutamente solo? —volví a cuestionarlo.
—Sí, señor —dijo el chiquillo.
Sentí una embriaguez, como la que produce el vino, eran los deseos de matarlo; pude acercarme sigilosamente, pensando que huiría. Lo tome por la garganta y la apreté; apreté con todas mis fuerzas. Me vio con ojos aterrados, llenos de espanto. Redondos, profundos… ¡espantosos! Nunca he experimentado una sensación tan brutal… una breve sensación. Aferradas a mis puños estaban sus pequeñas manos, su cuerpo se retorcía. Continué apretando hasta que se quedó inmóvil.
Sentí el latir de mi corazón, igual de acelerado que el del ave. Arrojé el cuerpo a la cuneta y lo cubrí con hierbas. De regreso a casa cene bien. ¡Gran cosa! Estaba alegre, tranquilo, rejuvenecido. El resto de la noche departí con invitados a los que mis comentarios les resultaron ingeniosos. ¡Aún no he visto la sangre! no me siento tranquilo.

30 DE AGOSTO 1815
Descubrieron el cuerpo y buscan al criminal ¡ja, ja, ja!

1º DE SEPTIEMBRE 1815
Detuvieron a unos vagabundos, no tienen pruebas.

2 DE SEPTIEMBRE 1815
Entre sollozos vinieron a verme los padres del chiquillo. Qué risa.

6 DE OCTUBRE 1815
Continúan sin ninguna pista. Se presume que fue un merodeador quien cometió el crimen. ¡Ja, ja ja! Estaría más tranquilo si hubiera podido ver sangre.
Me siento envenenado por el ansia de matar. Puedo compararlo con el delirio del amor que tortura al adolescente.

20 DE OCTUBRE 1815
Un día más, caminaba por la ribera del río, era medio día. Un pescador estaba dormido bajo un sauce. En un sembradío cercano de papas dejaron un azadón, parecía estarme esperando.
Lo tomé, fui acercándome; al igual que un mazo lo levanté, de un solo golpe le partí la cabeza. ¡Vaya! ¡Cómo sangraba! era roja muy roja, al mezclarse con su masa encefálica, corría con suavidad hasta llegar al agua. Partí sin ser visto por nadie y con tranquilidad ¡De verdad que habría sido un buen asesino!

25 DE OCTUBRE 1815
El comentario es el terrible asesinato del pescador. Se culpa al sobrino que pescaba con él.

26 DE OCTUBRE 1815
El juez del caso tiene la seguridad que el sobrino es culpable. Todos en la ciudad lo creen. ¡Ja, ja, ja!

27 DE OCTUBRE 1815
La defensa del sobrino no es creíble, asegura haber ido al pueblo a comprar algo para comer y en su ausencia lo mataron. ¿Alguien le creerá?

28 DE OCTUBRE 1815
El sobrino esta por confesarse culpable, lo tienen mareado. ¡Así es la justicia! ¡Ja, ja, ja!

15 DE NOVIEMBRE 1815
Las pruebas son abrumadoras contra el sobrino, era el único heredero. Yo estaré a cargo en el tribunal.

25 DE ENERO 1816
Lo he condenado a muerte ¡Muerte! ¡Muerte! El fiscal se expresó como todo un ángel. Iré a la ejecución, ¡ja, ja, ja!

18 DE MARZO DE 1816
Terminó, ha sido guillotinado en la mañana. Está bien muerto. Que gran placer me proporcionó. ¡Bello! el ver cómo le cortaron la cabeza. El brote de sangre me mareo, de haber podido me hubiera bañado ahí. ¡Qué maravilla haberme dejado empapar el rostro y cabello, poder levantarme pintado de rojo! ¡Si supieran…!
La espera…, debo esperar para no cometer ninguna imprudencia que pudiera delatarme.

El documento contenía muchas páginas; en ninguna otra se narraba algo semejante. Los siquiatras que estudiaron este documento afirman la existencia de locos ignorados, que son hábiles y temibles como este monstruo.
Guy de Maupassant.

Tomado de: http://marcianosmx.com/el-loco-guy-de-maupassant/

No hay comentarios:

Publicar un comentario