El enfoque de numerosos servicios de plantearse como una plataforma sobre la que otros pueden desarrollar aplicaciones accediendo a los datos de los usuarios si estos le dan permiso puede desembocar en una situación curiosa cuando menos: nos escandalizamos por los problemas de privacidad y seguridad de cualquiera de esas plataformas (Google con el correo, Facebook, Twitter, Dropbox, Linkedin, etc..) pero a la vez le damos acceso a nuestros datos privados en ellas a terceros sólo por probar una funcionalidad nueva.
Y lo peor es que, muchas veces, mantenemos ese permiso de acceso (también de escritura en algunos casos, sobre todo Twitter) una vez que hemos dejado de utilizar la nueva aplicación. A la larga podemos tener un problema de seguridad con nuestro correo o red social (¿a cuánta gente una aplicación le ha mandado twits sin que el fuese consciente de que iban a hacerlo?) y no saber que aplicación instalada sobre ellos ha provocado el problema.
Por ello es recomendable darse una vuelta por My Permissions, que no es sino una página de enlaces a la configuración de varios servicios, en los que detectar y gestionar quién puede acceder a nuestros datos. Probablemente nos llevemos más de una sorpresa al encontrar que hace meses le dimos acceso completo a nuestro facebook a un juego que sólo probamos y que luego fue vendido a otra empresa no demasiado limpia, o que aquél gadget tan simpático para Gmail que nos borraba correos grandes para maximizar el espacio, todavía tiene acceso a todo.
Como explican en Wired, algo a controlar de vez en cuando (con ifttt se puede crear una recordatorio mensual fácilmente) y, de paso, que ayude a tomar conciencia que cuando aceptamos el acceso de un tercero a nuestras cuentas, le estamos abriendo la puerta a toda la información privada que hay detrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario