En 1803 le había llegado la hora a Joseph, que raro un criminal en Australia, pues bien, junto a otro criminal más que nada tenía que ver con él fue llevado a Parramatta donde cientos de personas se habían reunido para presenciar la ejecución. Algo así como el show del momento en esas épocas.
Eran las típicas ejecuciones desde un carro, se ataba el nudo al cuello de los criminales sentenciados, el cura les compartía un rezo y se hacía avanzar el carro para que caigan.
A diferencia de la horca más común y posterior (mediados del siglo XIX) al no caer bruscamente no se rompe el cuello y la estrangulación es lenta, por esa misma razón se eligió luego el otro método.
Las cuerdas utilizadas soportaban hasta 450 kilogramos, suficiente para soportar los cinco minutos colgando pataleando sin romperse como era costumbre.
El otro condenado mientras sucumbía lentamente como estaba estipulado y llegó el turno de Joseph Samuel. Para su "suerte" la cuerda se rompió y en vez de ahorcarse cayó al suelo violentamente torciéndose un tobillo derrumbándose.
Bueno, son cosas que pasan, prepararon otra, la pusieron alrededor de su cuello, lo subieron nuevamente al carro y lo tiraron una vez más. Para este entonces el otro ya estaba casi muerto. Samuel una vez más cayó porque el nudo se desarmó hasta hacerlo tocar el piso con sus botas. El verdugo estaba seguro de haber ajustado bien todo pero pronto insistió con una tercera vez.
La multitud ya no estaba contenta, quería que lo suelten ¿cómo podía ser que sobreviviese a dos intentos? una vez más lo subieron, la soga al cuello, el carro, y... cayó al piso ¡rompiendo una tercera soga!
La muchedumbre empezó a gritar a favor de Joseph Samuel, tuvieron que interrumpir momentáneamente la ejecución, fueron a buscar al gobernador.
Éste supervisó las sogas utilizadas, notó que nadie las había cortado previamente, que estaba todo perfecto y que el otro criminal ya estaba bien muerto colgando todavía de otra soga idéntica.
Tanto el gobernador como la multitud coincidieron en algo, era obra de Dios lo que sucedía, segurametne Joseph Samuel no era culpable del crimen ¿cómo si no sobreviviría tantas veces? nadie querría ponerse en contra de lo que el creador indicaba, el gobernador le dio la amnistía completa.
Bueno, la historia de Samuel probablemente es falsa y exagerada con los años, pero al menos es curiosa, Samuel es conocido también como uno de los primeros colonos judíos en Australia.
Y no fue el único, un siglo después John Babbacombe Lee también sobrevivió a tres intentos de ejecución por fallas en la máquina que abría la puerta (esta vez ya sin carro, con el método más conocido) y luego de un tiempo hasta logró la absolución.
Hubo otros casos, algunos volvieron a ser ejecutados con mejor éxito aquí tienen una lista de diez casos.
Eran las típicas ejecuciones desde un carro, se ataba el nudo al cuello de los criminales sentenciados, el cura les compartía un rezo y se hacía avanzar el carro para que caigan.
A diferencia de la horca más común y posterior (mediados del siglo XIX) al no caer bruscamente no se rompe el cuello y la estrangulación es lenta, por esa misma razón se eligió luego el otro método.
Las cuerdas utilizadas soportaban hasta 450 kilogramos, suficiente para soportar los cinco minutos colgando pataleando sin romperse como era costumbre.
El otro condenado mientras sucumbía lentamente como estaba estipulado y llegó el turno de Joseph Samuel. Para su "suerte" la cuerda se rompió y en vez de ahorcarse cayó al suelo violentamente torciéndose un tobillo derrumbándose.
Bueno, son cosas que pasan, prepararon otra, la pusieron alrededor de su cuello, lo subieron nuevamente al carro y lo tiraron una vez más. Para este entonces el otro ya estaba casi muerto. Samuel una vez más cayó porque el nudo se desarmó hasta hacerlo tocar el piso con sus botas. El verdugo estaba seguro de haber ajustado bien todo pero pronto insistió con una tercera vez.
La multitud ya no estaba contenta, quería que lo suelten ¿cómo podía ser que sobreviviese a dos intentos? una vez más lo subieron, la soga al cuello, el carro, y... cayó al piso ¡rompiendo una tercera soga!
La muchedumbre empezó a gritar a favor de Joseph Samuel, tuvieron que interrumpir momentáneamente la ejecución, fueron a buscar al gobernador.
Éste supervisó las sogas utilizadas, notó que nadie las había cortado previamente, que estaba todo perfecto y que el otro criminal ya estaba bien muerto colgando todavía de otra soga idéntica.
Tanto el gobernador como la multitud coincidieron en algo, era obra de Dios lo que sucedía, segurametne Joseph Samuel no era culpable del crimen ¿cómo si no sobreviviría tantas veces? nadie querría ponerse en contra de lo que el creador indicaba, el gobernador le dio la amnistía completa.
Bueno, la historia de Samuel probablemente es falsa y exagerada con los años, pero al menos es curiosa, Samuel es conocido también como uno de los primeros colonos judíos en Australia.
Y no fue el único, un siglo después John Babbacombe Lee también sobrevivió a tres intentos de ejecución por fallas en la máquina que abría la puerta (esta vez ya sin carro, con el método más conocido) y luego de un tiempo hasta logró la absolución.
Hubo otros casos, algunos volvieron a ser ejecutados con mejor éxito aquí tienen una lista de diez casos.
Tomado de: http://www.fabio.com.ar/4826
No hay comentarios:
Publicar un comentario