—Es muy simple, muchacho. Como puede ver, hasta ahora hemos estado experimentando meramente con su consciente, enviándole al interior de la constructora de paradigmas. Se le escogió concretamente a usted debido a lo poderosas que son sus funciones espermatofóricas. Tan poderosas aparentemente, que dominan los poderes conscientes de su propia mente. Vera, Bill. En pocas palabras, los chingers y yo creemos que hemos determinado la verdad acerca de los seres humanos y el motivo de que hagan la guerra con tal profusión. Los seres humanos, Bill, no piensan tanto con sus cerebros como con sus gónadas. Dado que el Imperio esta básicamente dominado por los hombres, la emoción humana primaria que gobierna es el sexo. Un sexo particularmente agresivo. Ahora bien, aquí es donde entra en juego el cerebro humano.
Desgraciadamente para los chingers y el resto del universo, las hembras humanas no son bovinos sin mente, Ellas no están básicamente interesadas en la copulación promiscua, casual y estúpida que quieren todos los machos humanos; intelectualmente lo desmienten en el fondo de sus rancios corazones, no importa cuan al fondo. De hecho, las hembras de la especie son mucho mas inteligentes que los machos. Pero, ¡ay!, ellas también están cargadas de hormonas, a pesar de que la mayoría de ellas son mas bizantinas que testosteronas, lo cual crea un embrollo al mezclarse con sus habilidades de razonamiento, y produce por tanto unas pequeñas entidades extrañas, aunque complejas, que no saben realmente que quieren en ningún momento, pero trabajan de forma endiabladamente dura para conseguirlo. Dado que los machos no pueden conseguir una cuota permanente de sexo puro, tienen que buscar otros canales de escape para su agresividad. De ahí la guerra. De ahí la dominación del universo...
Desgraciadamente para los chingers y el resto del universo, las hembras humanas no son bovinos sin mente, Ellas no están básicamente interesadas en la copulación promiscua, casual y estúpida que quieren todos los machos humanos; intelectualmente lo desmienten en el fondo de sus rancios corazones, no importa cuan al fondo. De hecho, las hembras de la especie son mucho mas inteligentes que los machos. Pero, ¡ay!, ellas también están cargadas de hormonas, a pesar de que la mayoría de ellas son mas bizantinas que testosteronas, lo cual crea un embrollo al mezclarse con sus habilidades de razonamiento, y produce por tanto unas pequeñas entidades extrañas, aunque complejas, que no saben realmente que quieren en ningún momento, pero trabajan de forma endiabladamente dura para conseguirlo. Dado que los machos no pueden conseguir una cuota permanente de sexo puro, tienen que buscar otros canales de escape para su agresividad. De ahí la guerra. De ahí la dominación del universo...
David F. Bischoff - Bill en el planeta de los placeres insípidos
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