26 septiembre 2014

El día en el que todo pudo acabar

El 26 de septiembre de 1983 (todavía 25 en Estados Unidos) se produjo el llamado Incidente del Equinoccio de Otoño, que colocaría al mundo a escasos segundos del Apocalipsis atómico. A las 00.14 (hora de Moscú) un satélite soviético dio la alarma: un Misil balístico intercontinental estadounidense se habría lanzado desde la base de Malmstrom (Montana, EEUU) y en 20 minutos alcanzaría la URSS.
Stanislav Petrov estaba a cargo del búnker Serpujov-15, el centro de mando de la inteligencia militar soviética desde donde se coordinaba la defensa aeroespacial rusa. Su misión era verificar y alertar de cualquier ataque a sus superiores, con lo que se iniciaría el proceso para contraatacar con armamento nuclear a los Estados Unidos.
A este señor le debemos todos la vida
Sólo tres semanas antes, la Unión Soviética había derribado un avión de pasajeros coreano que había invadido el espacio aéreo soviético, matando a las 269 personas a bordo, incluídos varios estadounidenses (Vuelo 007 de Korean Air). La OTAN pronto comenzó el ejercicio militar ” Able Archer 83″, interpretado por el KGB como una preparación de un primer ataque.
De acuerdo con CNN, el KGB había enviado un mensaje a sus espías en Occidente, advirtiéndoles que se prepararan para una posible guerra nuclear.
En principio Stanislav Petrov pensó que debía de tratarse de un error, porque no tendría sentido que los estadounidenses atacaran con un único misil. Más tarde los ordenadores indicaron que cuatro misiles más se dirigían hacia Rusia.
Stanislav Petrov conocía bien las peculiariades del sistema satélite OKO de alerta temprana rusa y creía que éste podía equivocarse, así que consideró de nuevo que eran muy pocos misiles, sólo cinco, cuando EE.UU. tenía miles de misiles nucleares. Decidió esperar y finalmente se descubrió que era una falsa alarma causada por una rara conjunción astronómica entre la Tierra, el Sol y la posición específica del satélite OKO . Cuando le preguntaron por qué no había dado la alerta, contestó simplemente:
La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles
Este incidente avergonzó a altos cargos soviéticos y en materia de disciplina militar, consideraron que el teniente coronel Petrov se equivocó en su decisión (ya que su deber era comunicar el dato a sus superiores, y dejar que ellos decidieran si era erróneo o no). Sin embargo, dadas las circunstancias no lo castigaron, pero lo reasignaron a un puesto inferior y decidieron ocultar el incidente.
Hoy en día, Petrov se encuentra retirado del ejército y pasa sus días como pensionista en Fryazino, Rusia. Aunque no se considera un héroe por lo que hizo ese día, la “Association of World Citizens” (Asociación de Ciudadanos del Mundo) le otorgó su premio “World Citizen Award” el 21 de mayo de 2004, que consta de un trofeo y 1.000 dólares estadounidenses, por evitar lo que podría haber sido un desastre mundial.
En enero de 2006, Petrov realizó un viaje a EEUU, donde fue homenajeado por las Naciones Unidas, y donde posteriormente le fue entregado un segundo premio de la Asociación de Ciudadanos del Mundo. En el documental “The Red Button & The Man Who Saved The World” (“El botón rojo y el hombre que salvó el mundo”, 2008) Petrov afirma: “Todo lo que pasó no me concernía – era mi trabajo. Estaba simplemente haciendo mi trabajo y fui la persona correcta en el momento apropiado, eso es todo. Mi última esposa estuvo diez años sin saber nada del asunto. ‘¿Pero qué hiciste?’, me preguntó. ‘No hice nada’”.

Tomado de: http://www.lamentiraestaahifuera.com/2010/08/18/el-dia-en-el-que-todo-pudo-acabar/

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