Yessenia Chinchilla es la líder del Movimiento Internacional Transgénero, tiene 32 años y un doctorado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Zúrich. Desde el pasado 1 de marzo se convirtió en la primera mujer en demandar al Estado Español ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por una razón concreta: ella reclama un falo que la Seguridad Social se niega a implantarle. Mientras tanto, afirma, es una mujer atrapada en un cuerpo de mujer.
Yessenia Chinchilla, costarricense por nacimiento y española por adopción. En el Día Internacional de la Mujer quiere recordarnos que ser mujer puede ser mucho más de lo que creemos. O queremos. ¿Orgullosa de ser mujer? "Sólo cuando tenga un pene entre las piernas, un pene mío, de mi propiedad".
-Su caso ha desatado una ‘crisis’ institucional y ha encendido un debate mediático sin precedentes sobre el tema de los géneros. ¿Cuál es su posición?
-Su caso ha desatado una ‘crisis’ institucional y ha encendido un debate mediático sin precedentes sobre el tema de los géneros. ¿Cuál es su posición?
-El debate sí tiene precedentes, quiero aclarar eso. No podemos olvidar a los “mártires genéricos”, como les llama jocosamente mi suegro. Hay muchas personas que entregaron alma y cuerpo a esta lucha. ¿Cuál lucha? La de hacer entender a la gente que la clasificación de los seres humanos en mujeres u hombres, una de dos, es maniquea… y es violenta. ¡Eso sí que es violencia de género!
¿Que cuál es mi posición? Se lo voy a decir en tres platos: yo me siento una mujer presa en un cuerpo de mujer. Pero yo no me siento un hombre dentro de un cuerpo de mujer, como alega el cien por ciento de personas que se someten a la operación de cambio se sexo de mujer a hombre. En ese sentido sí, mi caso no tiene precedentes, y estoy metida en un calvario.
-Sus detractores afirman que si usted quiere ser una mujer en un cuerpo de hombre bastaría con llevarla a un sex shop, no a una sala de cirugía financiada por el Estado.
-Sí, eso dijeron unos en un programa de televisión, se me había olvidado. La gente sigue confundiendo transexualismo con travestismo. La gente en el fondo no entiende nada de nada del sexo… o de la sexualidad, sería más correcto decir. ¡Por eso el sexo sigue siendo un gran negocio! Déjeme decirle: usted lee El banquete de Platón y se da cuenta de que los griegos entendían mucho más –pero muchísimo más– que nosotros toda la profundidad e iridiscencia del tema del sexo o eros.
-Las autoridades sanitarias alegan que no pueden ayudarla pues usted no se sometería a una operación de cambio de sexo sino a otra cosa.
-Sí, “a otra cosa”, así de impreciso, así de innombrable… Y esto a mí viene a confirmarme que la ciencia y la salubridad están al servicio del poder. Si uno se desmarca un poco de sus férreos patrones, tiene dos horizontes: la prisión o el manicomio. Yo por ahora me he librado de ambos, no me explico cómo. (ríe)
-Usted ha afirmado que un falo propio ampliaría sus posibilidades como mujer. ¿A qué se refiere exactamente?
-Ése es el quid de la cuestión, de mi cuestión. Yo lo que deseo es poder penetrar a mi marido. Penetrarlo salvajemente, agarrándolo por la melena, ¡eso es lo que yo quiero! Por poder hacer eso yo le vendería mi alma al Diablo. Y lo deseo COMO MUJER.
-Habría que contar con el consentimiento de su marido…
-Él comparte esta fantasía conmigo. Estamos juntos en este sueño. Mire, tanto es así, que mis suegros incluso abrieron una cuenta en euros en el Banco Nacional de Costa Rica para recibir donaciones bajo el lema: “Un Pene para Yessenia”. Como ellos mismos dicen: esto lo hacen por su hijo. El pene es para mí pero quien lo va a disfrutar es mi marido. Yo cada día le doy gracias a Dios por la familia política que me ha tocado. La “natural”, no; mis papás y mis hermanos siempre se avergonzaron de mí y por eso yo no oculto ni mi nombre ni mi procedencia: Yessenia Chinchilla Ordóñez, del barrio Aguas Charcas de Cartago. Si a mis familiares no les gusta… ¡que se operen! (ríe)
-¿Por qué decidió llevar su caso “hasta las últimas consecuencias”?
-¡Porque me querían quitar mis tetas! Mire, yo ya tenía turno y todo para mi operación. Una faloplastia, es lo que yo quería, técnicamente. Pero resulta que yo estaba como paciente de cambio de sexo, así que también se suponía que me dejaran el pecho plano como el de un hombre. Cuando me negué y traté de explicar que yo quería seguir siendo una mujer, en pleno quirófano un cirujano le dijo al otro: “Apague y vámonos”.
-¿Sabe de algún caso similar al suyo?
-Puede que hasta usted, con todo mi respeto, sea un caso similar al mío. Yo creo que todos los humanos hemos vivido aunque sea una vez la frustración de ser quien somos. No hay nada más limitante que ser “uno mismo”.
-¿En qué la ayuda su devoción a Santa Rita?
-Si la salubridad y la ciencia están en manos de los poderosos, la religión ni le cuento. El Vaticano se comporta como si hubiera patentado a Cristo, a las Vírgenes y a los Santos. A mí me da igual lo que diga el Papa, ¡que nos excomulgue a todos si quiere! Santa Rita es conocida como la abogada de los imposibles. Y ha sido mi ángel de la guarda.
Tomado de: http://tamaldepeluche.blogspot.com.ar/2010/03/yo-lo-que-quiero-es-penetrar-un-hombre.html?m=1
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