- Creer que todos tus conocidos y desconocidos se mueren por saber hasta las intimidades de la relación.
- Creer que todo lo que hace o dice la pareja es un gran acierto. No somos capaces de notar los errores del otro ni los detalles catastróficos de su personalidad.
- Actuar sin pensar inteligentemente. Cuando te enamoras perdes la noción de lo correcto y lógico, te dejas guiar por la intuición de lo que el amor dicta a tu corazón.
- Satisfacer los caprichos del otro. Muchas veces en una discusión optas por dar la razón aunque vos seguis con un nudo en el estómago...
- Olvidarse de los amigos y la vida social. Ya sea por decisión propia o de tu pareja.
- Tus intereses pasan a ser segundo plano. Lo importante es que el otro esté feliz entonces hay que hacer lo que al otro le gusta.
- Creerse el papá/mamá de tu pareja. El nivel de sobreprotección es aún mayor al que sus propios padres tienen con tu pareja.
Si, confieso que he pecado, pero como dice el dicho "Debes caer, para saber que es levantar. Debes estar solo, para apreciar la compañía. Debes llorar, para saber que es reír". Por eso hay momentos en los que, miras atrás, y no sabes exactamente qué pasó, sólo sabes que, desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo...
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