Hace muchísimos años, un ruso escribió un relato acerca de un hombre que, por apuesta, se dejó encerrar solo en una confortable habitación durante cinco años; los tres primeros años pidió muchos libros, el cuarto año sólo pidió los Evangelios, y el quinto no pidió nada. Nuestra situación es la misma, multiplicada cien veces.
Los cerebros plateados - Fritz Leiber
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