21 febrero 2017

Inteligencia

Una señorita muy distinguida, en un avión de Miami a Venezuela, sentada al lado de un cura, le dice:
-Discúlpeme, padre, ¿le puedo pedir un favor?
-Claro, hija, ¿qué puedo hacer por ti?
-Compré en Miami un secador de cabello sofisticado, maravilloso y muy caro. Y realmente sobrepasé los límites de la declaración. Estoy preocupada por la Aduana. ¿Será que Ud. podría llevarlo debajo de su sotana?
-Claro que puedo, hija, pero tú debes saber que yo no puedo mentir.
-Tranquilo Padre, ud. tiene un rostro tan honesto que estoy segura que ellos no le harán ninguna pregunta.
Y le dio el secador. El avión aterriza y cuando el cura se presentó en la Aduana, le preguntan:
-¿Padre,tiene algo que declarar?
El cura prontamente respondió:
-Desde lo alto de mi cabeza hasta mi cintura, no tengo nada que declarar hijo.
Encontrando la respuesta algo extraña, el fiscal de Aduana preguntó:
-¿Y de la cintura para abajo, qué es lo que Ud. tiene?
-Tengo un equipo maravilloso, destinado al uso doméstico en especial para las mujeres, pero que nunca ha sido usado...
Muerto de risa, el fiscal exclamó:
-Puede pasar, Padre
Moraleja: La inteligencia hace la diferencia. No es necesario mentir, basta con escoger las palabras correctas para seguir tu camino
Sonreír durante el día hace una diferencia notable.

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