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Mi primer trabajo fue en un Call Center, vendía Speedy por teléfono.
Sí, llamaba a la gente que no quería atenderme y le vendía productos que
no quería comprarme. Pero de eso no se trata este post, algún día
podría hablar del tema ahora que lo pienso, pero no hoy. Hoy les quiero
contar un aprendizaje que me quedó grabado de mi primer trabajo, y que
recién pude aplicar muchos años después cuando tuve gente a cargo en el
trabajo, y es la regla de la “Triple I”, o i³.
Resulta que los sábados a la mañana el Call Center no trabajaba. Solo
iban los dueños y el (boludo del) “pibe que arreglaba las
computadoras”. Yo (sí, solo duré como telemarketer tres meses, esa
también es otra historia, pero pude quedarme ahí más de tres años).
Entonces, hablábamos mucho y el dueño que oficiaba de Gerente General de
la empresa me contaba sus pormenores con la gente, los problemas que
tenía y lo dificil que era lidiar con 100 estudiantes universitarios en
su primera experiencia laboral. No se si leerá este blog, lo dudo, pero
aprendí mucho de él en mi primer experiencia laboral y hubo un diálogo
que me quedó grabado, el día que me dijo “mirá, con la gente hay que
aplicar la regla i³: instruir, insistir, imponer. Y
esta regla es genial, nada resume mejor cómo tenemos que trabajar cuando
tenemos gente a cargo, es algo que le he repetido varias veces a los
chicos que trabajan conmigo y tienen gente a cargo y que ahora, con Un
Mundo Binario de vuelta, vale la pena compartir con ustedes.
La clave de la regla i³ es que debe
necesariamente ser aplicada en órden. Si no, no funciona. O mejor dicho,
no serás un buen jefe (o líder, o jefe, o ambos). Vamos paso a paso.
El primer paso es instruir. Es decir, si tenemos
gente en nuestro equipo que se supone debe realizar una tarea
específica, lo primero que debemos hacer es instruirlos, es decir,
darles las herramientas y asegurarnos que tengan los conocimientos
necesarios para hacer lo que tengan que hacer. No importa si eso es
operar una máquina, manejar un software, completar una planilla o
plantar un árbol. Instruir. Asegurarse que la persona sabe cómo hacer lo
que tiene que hacer. Siempre hay que empezar por ahí. Muchas veces
pecamos de asumir que la gente tiene que saber hacer las cosas (así, por
naturaleza) o por la experiencia que trae asumimos que ya lo sabe, pero
no hay que saltearse este paso, asegurarse que la persona sea
instruída, ese es el paso número uno.
Ahora, resulta que la gente puede fallar, a veces nos cabreamos
porque alguien en nuestro equipo no está haciendo lo que tiene que
hacer, y aquí viene el segundo paso, el insistir. “Mi
vida, ¿qué pasa que no me estás enviando el reporte que me tenés que
enviar semanalmente?”. En este paso, por qué no, vale reforzar lo ya
hecho en el paso anterior: “Hace unas semanas te expliqué cómo hacerlo,
¿no?”. Es decir, una vez que sabemos que la persona sabe lo que tiene
que hacer y sabe cómo hacerlo, no nos queda otra que insistir si no se
está realizando. Insistir es recordar, preguntar, consultar, apurar y
todos los verbos que cumplan un fin similar.
Si insistir no funciona, señores, acudimos al tercer paso, imponer.
“Pepe, ¿te acordás del informe que me tenías que mandar? Bueno, ponete
ahora y lo quiero en mi mail en una hora”. Si es necesario, nos sentamos
al lado hasta que lo haga, le ponemos un “castigo” si no lo hiciera
(“¿Te acordás el día libre que me habías pedido? Terminá de ordenar el
depósito así podés tomartelo, si no va a ser imposible).
Esto se relaciona bastante con lo que hablé en el post anterior sobre la necesidad de hacer determinadas cosas cuando sos jefe/lider.
A veces, tenemos que llegar a esta etapa donde las cosas no se piden
tan amablemente, no se sugieren, se ordenan. Lo importante, es llegar a
esta etapa habiendo pasado por las anteriores. ¿Quién se va a enojar que
lo obliguemos a hacer algo si antes lo instruímos y le insistimos para
que lo haga? Solo alguien muy complicado que mejor no tenerlo en el
equipo.
De nuevo, es clave el orden: no vale insistir sin haber instruído
antes, no vale imponer sin haber insistido antes. Si seguimos este
órden, tendremos un proceso muy sencillo para lograr que nuestra gente
realice las tareas que debe realizar en la forma que debe realizarlas.
Hasta ahora, el método me ha funcionado. Ha sido uno de los
aprendizajes que más recuerdo de mi primer jefe, es un método para ser
ordenado y justos con la forma en que nos relacionamos con nuestro
equipo.
¿Qué pasa si después de estos pasos las personas siguen fallando en
sus tareas? Uf, ahí ya pasamos a otro tema, que será otro post u otros
muchos posts. Pero en muchos casos, funciona, doy fe. Que la disfruten.
Tomado de:http://unmundobinario.com/2013/08/28/i%C2%B3-un-metodo-eficaz-para-tener-gente-a-cargo/
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