En 1842, Juan Manuel de Rosas ofreció entregar las Islas Malvinas como pago del empréstito de 1824. La propuesta, documentada en cartas conservadas en los archivos de Barings en Londres, fue dirigida al emisario François Falconnet, enviado especialmente a Buenos Aires.
En febrero de 1843, el ministro de Hacienda Manuel Insiarte escribió a Falconnet que Rosas, animado del “deseo de pagar la deuda”, autorizaba a su embajador en Londres a ofrecer las Malvinas a los acreedores. La cesión era presentada como un modo rápido y eficaz de saldar la deuda sin afectar las exiguas rentas públicas, que estaban destinadas a sostener al Estado en guerra permanente (https://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/12390).
Falconnet rechazó la oferta: la soberanía sobre las islas estaba en disputa, y no podía ofrecer a sus clientes una simple “reclamación pendiente”. Sin embargo, dejó la puerta abierta: si la cuestión con Londres estuviera más avanzada, los acreedores aceptarían. Insiarte respondió que confiaba en una pronta resolución y reafirmó que era la mejor forma de satisfacer a los bonistas.
No hubo más avances: en 1845 comenzó el bloqueo anglo-francés al Río de la Plata. Ahora, si la propuesta hubiese sido hecha por Rivadavia, los rosistas nunca le habrían perdonado su presunta traición.
Via Luciana Sabina
Que te diviertas!
En febrero de 1843, el ministro de Hacienda Manuel Insiarte escribió a Falconnet que Rosas, animado del “deseo de pagar la deuda”, autorizaba a su embajador en Londres a ofrecer las Malvinas a los acreedores. La cesión era presentada como un modo rápido y eficaz de saldar la deuda sin afectar las exiguas rentas públicas, que estaban destinadas a sostener al Estado en guerra permanente (https://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/12390).
Falconnet rechazó la oferta: la soberanía sobre las islas estaba en disputa, y no podía ofrecer a sus clientes una simple “reclamación pendiente”. Sin embargo, dejó la puerta abierta: si la cuestión con Londres estuviera más avanzada, los acreedores aceptarían. Insiarte respondió que confiaba en una pronta resolución y reafirmó que era la mejor forma de satisfacer a los bonistas.
No hubo más avances: en 1845 comenzó el bloqueo anglo-francés al Río de la Plata. Ahora, si la propuesta hubiese sido hecha por Rivadavia, los rosistas nunca le habrían perdonado su presunta traición.
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