La NASA alerta por una expansión de la anomalía magnética en Argentina
La agencia espacial advierte sobre el crecimiento de la Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), que ya abarca parte de Argentina. Aunque no representa un riesgo directo para la salud, podría afectar satélites, comunicaciones y vuelos comerciales.
Desde mediados del siglo XX, los científicos saben que existe una zona en el Atlántico Sur donde el campo magnético terrestre se debilita.
Ese fenómeno, conocido como Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), fue monitoreado inicialmente en la década de 1950. Ahora, la NASA y otras agencias internacionales advierten que la AMAS está creciendo, desplazándose y fragmentándose.
Parte de ella cubre una amplia región del territorio argentino y sus efectos sobre la tecnología preocupan a especialistas.
Qué es la anomalía magnética y por qué importa
La Tierra está protegida por un potente campo magnético, generado por el movimiento de metales líquidos en su núcleo externo. Este campo actúa como un escudo frente a la radiación solar y el viento solar. Sin embargo, en la zona que va desde Sudamérica hasta el suroeste africano, el campo se debilita notoriamente, formando la AMAS.
Esa debilidad permite que los cinturones de radiación de Van Allen desciendan a alturas más bajas, lo que deja satélites y naves expuestas a partículas solares cargadas y altamente energéticas. La NASA lo describe como una "abolladura" o "bache en el espacio".
Por eso, las agencias espaciales han intensificado el monitoreo usando satélites como ICON y Swarm.
Las primeras mediciones se remontan a 1958, pero la anomalía volvió a estar en el centro del estudio científico en 2020, cuando se descubrió que está dividiéndose en dos núcleos y se mueve unos 20 km hacia el oeste.
Riesgos tecnológicos para Argentina y el mundo
Aunque no representa un problema para la salud humana, la AMAS plantea serios desafíos tecnológicos:
Satélites en órbita baja podrían sufrir desde fallas menores hasta pérdidas totales de datos si atraviesan la anomalía
Las comunicaciones por radio y GPS pueden verse interrumpidas o volverse imprecisas en zonas bajo influencia de la AMAS
Se detectaron inconvenientes en la Estación Espacial Internacional, que experimenta desconexiones parciales durante tormentas solares al sobrevolar la anomalía.
Aunque la población general no corre riesgo, los pilotos y tripulaciones frecuentes podrían acumular mayor exposición a la radiación durante vuelos sobre esa región.
Según Claudio Martínez, vocero de Astronomers Without Borders, la deformación magnética en esta región se ha intensificado durante las últimas dos décadas y podría incluso anticipar una posible inversión del campo magnético en el futuro.
Balance y respuesta científica
A día de hoy, no existe forma de revertir o detener la anomalía magnética. El único camino es el monitoreo constante y la adaptación tecnológica. Satélites e infraestructuras se recalibran para minimizar el impacto cuando atraviesan la AMAS.
Las agencias como la NASA, el NCEI (National Centers for Environmental Information) y el British Geological Survey trabajan en conjunto para mejorar modelos y protocolos de mitigación.
Que te diviertas!
La agencia espacial advierte sobre el crecimiento de la Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), que ya abarca parte de Argentina. Aunque no representa un riesgo directo para la salud, podría afectar satélites, comunicaciones y vuelos comerciales.
Desde mediados del siglo XX, los científicos saben que existe una zona en el Atlántico Sur donde el campo magnético terrestre se debilita.
Ese fenómeno, conocido como Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), fue monitoreado inicialmente en la década de 1950. Ahora, la NASA y otras agencias internacionales advierten que la AMAS está creciendo, desplazándose y fragmentándose.
Parte de ella cubre una amplia región del territorio argentino y sus efectos sobre la tecnología preocupan a especialistas.
Qué es la anomalía magnética y por qué importa
La Tierra está protegida por un potente campo magnético, generado por el movimiento de metales líquidos en su núcleo externo. Este campo actúa como un escudo frente a la radiación solar y el viento solar. Sin embargo, en la zona que va desde Sudamérica hasta el suroeste africano, el campo se debilita notoriamente, formando la AMAS.
Esa debilidad permite que los cinturones de radiación de Van Allen desciendan a alturas más bajas, lo que deja satélites y naves expuestas a partículas solares cargadas y altamente energéticas. La NASA lo describe como una "abolladura" o "bache en el espacio".
Por eso, las agencias espaciales han intensificado el monitoreo usando satélites como ICON y Swarm.
Las primeras mediciones se remontan a 1958, pero la anomalía volvió a estar en el centro del estudio científico en 2020, cuando se descubrió que está dividiéndose en dos núcleos y se mueve unos 20 km hacia el oeste.
Riesgos tecnológicos para Argentina y el mundo
Aunque no representa un problema para la salud humana, la AMAS plantea serios desafíos tecnológicos:
Satélites en órbita baja podrían sufrir desde fallas menores hasta pérdidas totales de datos si atraviesan la anomalía
Las comunicaciones por radio y GPS pueden verse interrumpidas o volverse imprecisas en zonas bajo influencia de la AMAS
Se detectaron inconvenientes en la Estación Espacial Internacional, que experimenta desconexiones parciales durante tormentas solares al sobrevolar la anomalía.
Aunque la población general no corre riesgo, los pilotos y tripulaciones frecuentes podrían acumular mayor exposición a la radiación durante vuelos sobre esa región.
Según Claudio Martínez, vocero de Astronomers Without Borders, la deformación magnética en esta región se ha intensificado durante las últimas dos décadas y podría incluso anticipar una posible inversión del campo magnético en el futuro.
Balance y respuesta científica
A día de hoy, no existe forma de revertir o detener la anomalía magnética. El único camino es el monitoreo constante y la adaptación tecnológica. Satélites e infraestructuras se recalibran para minimizar el impacto cuando atraviesan la AMAS.
Las agencias como la NASA, el NCEI (National Centers for Environmental Information) y el British Geological Survey trabajan en conjunto para mejorar modelos y protocolos de mitigación.
Que te diviertas!



No hay comentarios:
Publicar un comentario