Las grandes obras no se llevan a cabo mediante la fuerza, sino la constancia. Ese palacio está hecho de rocas. Sin embargo, como veréis, es alto y muy espacioso. El que camina con energía durante tres horas al día habrá recorrido al cabo de siete años una distancia equivalente a la circunferencia del globo.Samuel Johnson
En 1983, un granjero de 61 años se presentó al ultramaratón Sídney-Melbourne ataviado con un chándal y unas botas de goma.
Con esa pinta y doblando la edad al resto de participantes, no parecía un competidor serio.
Pero tenía un arma secreta: ser pobre.
Esta es la historia: un ultramaratón es probablemente la prueba atlética más exigente que puede acometer un ser humano. Técnicamente un ultramaratón cubre cualquier distancia superior a los 42,195 km. del maratón, pero en realidad, suelen ser carreras de 100 o más km. El de Sídney-Melbourne del 83 cubría 875 kilómetros y, aunque era la primera vez que se disputaba de forma oficial, se venía corriendo informalmente desde 1976 y el mejor tiempo superaba los 7 días.
La mañana de la prueba, se presentó allí un tipo de 61 años llamado Cliff Young dispuesto a inscribirse. Venía con una camiseta Adidas de algodón, un pantalón largo de chándal, unas botas de goma y la dentadura postiza en el bolsillo porque decía que "le retemblaba al correr".
Ante semejante cuadro, la organización le preguntó al señor Young que si sabía en lo que se metía, que había que estar muy preparado para afrontar la prueba, a lo que el tipo contestó que bueno, ya he corrido algo por ahí y además me acabo de chupar 12 horas de coche para llegar hasta Sídney así que palante.
Cuando el menda se puso en la línea de salida, los otros 27 participantes pensaron que a dónde va este viejo, sensación que se acrecentó cuando se dio el pistoletazo y Young comenzó a desplazarse de una manera extrañísima: como dando zancaditas cortas y desacompasadas y a una velocidad de 6.5 km/h. Más o menos como andar un poco rápido.
Todo el mundo daba por hecho que Young abandonaría enseguida, y lo cierto es que llegó al primer avituallamiento nocturno con casi tres horas de desventaja sobre los demás corredores.
Cuatro días después, y 5 días, 15 horas y 4 minutos tras la salida en Sídney, Cliff Young cruzaba la meta de Melbourne en primer lugar. No solo había pulverizado el anterior récord por dos días, es que le sacó NUEVE HORAS DE DIFERENCIA AL SEGUNDO CLASIFICADO.
¿Cómo lo hizo? Pues seguramente conocéis la fábula de la liebre y la tortuga, ¿verdad? Pues él era la tortuga.
Veamos, además de estar en una forma física y mental sobrehumana, un ultramaratoniano debe seguir una estrategia de carrera muy consistente. Esto significa, entre otras cosas, cuándo y cuánto parar a descansar y cuándo y cuanto dormir. Lo que pasó en la carrera es que, mientras los demás competidores durmieron entre 2 y 4 horas cada noche, nuestro granjero desdentado NO PARÓ NUNCA.
Según contaría él mismo, desde muy pequeño, su entrenamiento consistía en pastorear a las 2.000 ovejas de la granja familiar por las lomas y los prados de su Victoria natal. Como era una familia muy pobre, no tenían ni caballos ni mulas ni nada, así que lo de pastorear consistía en que el tipo corría tras las ovejas, a veces durante dos y tres días seguidos. Y como los campos no son llanos, había desarrollado esa zancada irregular tan peculiar.
Cuando le preguntaron que cómo había podido estar casi 6 días sin dormir, Young contestó que había corrido la prueba sin parar, pero no sin dormir: "Me he acostumbrado a echar siestas de 20 minutos mientras corro. De hecho, he soñado varias veces que perseguía a las ovejas huyendo de una tormenta".
Por cierto, Young no sabía que había un premio en metálico, así que cuando le dijeron que había ganado 10.000 dólares australianos (unos 23.000 de hoy), dijo que le parecía injusto con los otros cinco participantes que habían terminado y que les regalaba la pasta.
Por cierto, Young no sabía que había un premio en metálico, así que cuando le dijeron que había ganado 10.000 dólares australianos (unos 23.000 de hoy), dijo que le parecía injusto con los otros cinco participantes que habían terminado y que les regalaba la pasta.
Película Cliffy:
https://youtu.be/xQq_YrMN0Y0
Via Pedro Torrijos
Que te diviertas!
Con esa pinta y doblando la edad al resto de participantes, no parecía un competidor serio.
Pero tenía un arma secreta: ser pobre.
Esta es la historia: un ultramaratón es probablemente la prueba atlética más exigente que puede acometer un ser humano. Técnicamente un ultramaratón cubre cualquier distancia superior a los 42,195 km. del maratón, pero en realidad, suelen ser carreras de 100 o más km. El de Sídney-Melbourne del 83 cubría 875 kilómetros y, aunque era la primera vez que se disputaba de forma oficial, se venía corriendo informalmente desde 1976 y el mejor tiempo superaba los 7 días.
La mañana de la prueba, se presentó allí un tipo de 61 años llamado Cliff Young dispuesto a inscribirse. Venía con una camiseta Adidas de algodón, un pantalón largo de chándal, unas botas de goma y la dentadura postiza en el bolsillo porque decía que "le retemblaba al correr".
Ante semejante cuadro, la organización le preguntó al señor Young que si sabía en lo que se metía, que había que estar muy preparado para afrontar la prueba, a lo que el tipo contestó que bueno, ya he corrido algo por ahí y además me acabo de chupar 12 horas de coche para llegar hasta Sídney así que palante.
Cuando el menda se puso en la línea de salida, los otros 27 participantes pensaron que a dónde va este viejo, sensación que se acrecentó cuando se dio el pistoletazo y Young comenzó a desplazarse de una manera extrañísima: como dando zancaditas cortas y desacompasadas y a una velocidad de 6.5 km/h. Más o menos como andar un poco rápido.
Todo el mundo daba por hecho que Young abandonaría enseguida, y lo cierto es que llegó al primer avituallamiento nocturno con casi tres horas de desventaja sobre los demás corredores.
Cuatro días después, y 5 días, 15 horas y 4 minutos tras la salida en Sídney, Cliff Young cruzaba la meta de Melbourne en primer lugar. No solo había pulverizado el anterior récord por dos días, es que le sacó NUEVE HORAS DE DIFERENCIA AL SEGUNDO CLASIFICADO.
¿Cómo lo hizo? Pues seguramente conocéis la fábula de la liebre y la tortuga, ¿verdad? Pues él era la tortuga.
Veamos, además de estar en una forma física y mental sobrehumana, un ultramaratoniano debe seguir una estrategia de carrera muy consistente. Esto significa, entre otras cosas, cuándo y cuánto parar a descansar y cuándo y cuanto dormir. Lo que pasó en la carrera es que, mientras los demás competidores durmieron entre 2 y 4 horas cada noche, nuestro granjero desdentado NO PARÓ NUNCA.
Según contaría él mismo, desde muy pequeño, su entrenamiento consistía en pastorear a las 2.000 ovejas de la granja familiar por las lomas y los prados de su Victoria natal. Como era una familia muy pobre, no tenían ni caballos ni mulas ni nada, así que lo de pastorear consistía en que el tipo corría tras las ovejas, a veces durante dos y tres días seguidos. Y como los campos no son llanos, había desarrollado esa zancada irregular tan peculiar.
Cuando le preguntaron que cómo había podido estar casi 6 días sin dormir, Young contestó que había corrido la prueba sin parar, pero no sin dormir: "Me he acostumbrado a echar siestas de 20 minutos mientras corro. De hecho, he soñado varias veces que perseguía a las ovejas huyendo de una tormenta".
Por cierto, Young no sabía que había un premio en metálico, así que cuando le dijeron que había ganado 10.000 dólares australianos (unos 23.000 de hoy), dijo que le parecía injusto con los otros cinco participantes que habían terminado y que les regalaba la pasta.
Por cierto, Young no sabía que había un premio en metálico, así que cuando le dijeron que había ganado 10.000 dólares australianos (unos 23.000 de hoy), dijo que le parecía injusto con los otros cinco participantes que habían terminado y que les regalaba la pasta.
Película Cliffy:
https://youtu.be/xQq_YrMN0Y0
Via Pedro Torrijos
Que te diviertas!
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