27 marzo 2017

Trabajar con el corazón

A un albañil, ya mayor, le llegó el momento de su jubilación.

Así que fue a ver a su jefe con el que había trabajado durante muchos años, y le comentó sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una vida más placentera con su esposa y poder disfrutar de su familia y su jubilación.

El jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y así se lo dijo, pidiéndole, como favor personal, que construyera una última casa. El albañil accedió, pero su mente y su corazón ya no estaban allí, así que utilizaba materiales de inferior calidad, no estaba atento a lo que hacía y su trabajo dejaba mucho que desear. Era una desafortunada forma de acabar su carrera.

Cuando el albañil finalmente acabó la construcción, su jefe fue a inspeccionar la casa, y al finalizar la visita, cogió las llaves de la puerta principal y las tendió al albañil:

- Tu última casa... este es mi regalo para ti.

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