No creo que haya alguna emoción más intensa para un inventor que ver alguna de sus creaciones funcionando. Esa emoción hace que uno se olvide de comer, de dormir, de todo.
Nikola Tesla
Jenny Fry tenía 15 años y sufría una rara enfermedad no muy conocida: hipersensibilidad electromagnética (EHS, por sus siglas en inglés). Su vida se había convertido en una pesadilla y tomó la decisión más drástica: suicidarse. Su cuerpo fue encontrado colgando de un árbol cerca de su casa en Chadlington, Oxfordshire, en el Reino Unido.
Según sus padres, su extraño padecimiento le provocaba una vida insoportable. El WiFi era su principal tortura. Argumentaron que Jenny tenía "alergia" a ese tipo de conexión a internet. Y los síntomas aumentaban cuando estaba en una zona con red inalámbrica. Fue por eso que en su hogar desconectaron los dispositivos que pudieran provocarle una aceleración en su EHS. Esta le provocaba interminables dolores de cabeza, problemas de vejiga y cansancio permanente.
Esta supuesta "reacción alérgica" era provocada por las ondas electromagnéticas según explicaron sus padres. Denunciaron que en el colegio de Jenny, el Chipping Norton School, no se tomó ninguna medida preventiva. Su madre declaró ante la Corte de Oxfordshire que su hija comenzó a padecer de EHS en noviembre de 2012. Desde entonces su vida se volvió una pesadilla.
Según su relato, cuando conversó al respecto con el responsable del Chipping Norton School -Simon Duffy- la respuesta dada por él no fue la esperada. Le replicó que no había comprobación de que una conexión WiFi provocara algún tipo de alergia. "La seguridad de nuestros estudiantes mientras están en el colegio es de suma importancia y la seguridad de Jenny en el colegio era tan importante como la de cualquier otro", manifestó Duffy.
"Intento hacer una campaña para advertir de los peligros del WiFi. No estoy en contra de la tecnología, pero siento que las escuelas deberían estar alertas de que algunos alumnos podrían ser sensibles y así reducir su uso", agregó Debra.
La Corte no quiso ser determinante en el caso. Darren Salter expresó que no hubo notas médicas que indicaran que la joven padecía de EHS. "Creo que el WiFi mató a mi hija", indicó la mujer en declaraciones recogidas por Daily Mail. "Estaba frustrada con el colegio. No vio a un médico pero sí a un consejero en el colegio que la estaba ayudando. No hizo ninguna sugerencia de que fuera a cometer suicidio y creo que pidió ayuda", concluyó.