Unusquisque sua noverit iré via (Cada uno conoce su camino).Properzio
Su potente sabor y olor lo caracteriza. El ajo tiene un papel protagonista en la dieta mediterránea y contribuye a reducir la sal que echamos en los platos.
El ajo es una planta de la misma familia que la cebolla, los puerros y los echalotes. Es cultivado en amplias zonas del mundo y muy utilizado en la cocina. Sobre su origen, se dice que llegó al Próximo Oriente hace unos cuatro mil años procedente de Asia central. Su uso en la India y Egipto está documentado en el tercer milenio antes de Cristo.
¿Qué nutrientes contiene el ajo?
El ajo contiene cantidades significativas de algunos micronutrientes como el manganeso, la vitamina B6, la vitamina C y el selenio, y es bajo en calorías. Es rico en polifenoles y otras sustancias antioxidantes, que aumentan más en el ajo negro (obtenido a través de una transformación del ajo blanco a temperatura y humedad constantes).
El bulbo de ajo incluye alrededor de un uno por ciento del aminoácido azufrado aliína, que se convierte en alicina (o disulfuro de dialilo) cuando se machaca este alimento. La alicina y sus productos derivados, los ajoenos, son los responsables del olor característico, también contiene aminoácidos proteinógenos, diversos compuestos sulfurados (principalmente bisulfuro de alilo), quercetina, fructanos (principalmente inulina), elementos minerales (potasio, calcio, manganeso, selenio) y otras vitaminas B, además de la B6 (B1, B2, B3 y B5).
Beneficios para la salud
Los principales beneficios del ajo, derivan de su riqueza en sustancias antioxidantes. Históricamente, fue muy utilizado como remedio de diversas enfermedades. Actualmente, hay datos científicos que apoyan su uso. Se han demostrado ciertos beneficios para el control en las personas con hipertensión arterial, con hipercolesterolemia y con diabetes mellitus tipo 2. El ajo tiene propiedades hipotensoras e hipolipemiantes, mejorando la circulación sanguínea y ayudando a personas con problemas de colesterol. También es un antiagregante plaquetario, por lo que su consumo excesivo o en formas concentradas puede interferir en los medicamentos anticoagulantes.
Para obtener estos beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) da las siguientes pautas: una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina.
Al ajo se le atribuyen muchas otras propiedades (contra los parásitos intestinales y las infecciones urinarias), pero no hay estudios suficientes para apoyar esas propiedades. La más reconocida es su uso en el resfriado común.
Mitos que vienen de largo y otros más recientes
Por sus características y su fuerte olor y sabor, a lo largo de miles de años de historia, se le han atribuido múltiples propiedades mágicas y medicinales, la mayoría de ellas sin fundamento. Afortunadamente, muchas de estas situaciones son desmitificadas a través de las evidencias científicas.
Más allá de los muchos mitos sobre el ajo que circulaban en la época griega y en la Edad Media (relacionados con el vampirismo y la protección de la peste), el actual y más peligroso es la creencia de curalotodo del ajo.
Opciones para personas que toleran mal el ajo
Hay personas que tienen una mala tolerancia cuando ingieren ajo, que puede mejorar si no se toma crudo y no se toma en exceso. Sin embargo, en otras personas la presencia de intolerancia o de una infrecuente alergia alimentaria limitará el empleo de este alimento.
Los ajos marinados y los conservados en aceite son una buena solución para reducir los problemas digestivos de su consumo fresco.
Con las manos en las masa
Especias, plantas, ajo y cebolla son una buena forma de introducir una variedad de sabores y matices a los platos y contribuyen a la reducción de la sal. Así, el ajo se puede usar como condimento o como ingrediente en multitud de recetas. En muchos casos su uso ayuda a reducir la cantidad de sal del plato. El ajo normalmente se usa como condimento (picado, entero o machacado). Debería partirse o machacarse en crudo un rato antes de añadirlo en la comida, ya que al hacerlo se forma la alicina, una de sus principales sustancias beneficiosas.
Que te diviertas!
El ajo es una planta de la misma familia que la cebolla, los puerros y los echalotes. Es cultivado en amplias zonas del mundo y muy utilizado en la cocina. Sobre su origen, se dice que llegó al Próximo Oriente hace unos cuatro mil años procedente de Asia central. Su uso en la India y Egipto está documentado en el tercer milenio antes de Cristo.
¿Qué nutrientes contiene el ajo?
El ajo contiene cantidades significativas de algunos micronutrientes como el manganeso, la vitamina B6, la vitamina C y el selenio, y es bajo en calorías. Es rico en polifenoles y otras sustancias antioxidantes, que aumentan más en el ajo negro (obtenido a través de una transformación del ajo blanco a temperatura y humedad constantes).
El bulbo de ajo incluye alrededor de un uno por ciento del aminoácido azufrado aliína, que se convierte en alicina (o disulfuro de dialilo) cuando se machaca este alimento. La alicina y sus productos derivados, los ajoenos, son los responsables del olor característico, también contiene aminoácidos proteinógenos, diversos compuestos sulfurados (principalmente bisulfuro de alilo), quercetina, fructanos (principalmente inulina), elementos minerales (potasio, calcio, manganeso, selenio) y otras vitaminas B, además de la B6 (B1, B2, B3 y B5).
Beneficios para la salud
Los principales beneficios del ajo, derivan de su riqueza en sustancias antioxidantes. Históricamente, fue muy utilizado como remedio de diversas enfermedades. Actualmente, hay datos científicos que apoyan su uso. Se han demostrado ciertos beneficios para el control en las personas con hipertensión arterial, con hipercolesterolemia y con diabetes mellitus tipo 2. El ajo tiene propiedades hipotensoras e hipolipemiantes, mejorando la circulación sanguínea y ayudando a personas con problemas de colesterol. También es un antiagregante plaquetario, por lo que su consumo excesivo o en formas concentradas puede interferir en los medicamentos anticoagulantes.
Para obtener estos beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) da las siguientes pautas: una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un diente de ajo), de 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, de 2 a 5 mg de aceite de ajo, de 300 a 1.000 mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes de entre 2 y 5 mg de alicina.
Al ajo se le atribuyen muchas otras propiedades (contra los parásitos intestinales y las infecciones urinarias), pero no hay estudios suficientes para apoyar esas propiedades. La más reconocida es su uso en el resfriado común.
Mitos que vienen de largo y otros más recientes
Por sus características y su fuerte olor y sabor, a lo largo de miles de años de historia, se le han atribuido múltiples propiedades mágicas y medicinales, la mayoría de ellas sin fundamento. Afortunadamente, muchas de estas situaciones son desmitificadas a través de las evidencias científicas.
Más allá de los muchos mitos sobre el ajo que circulaban en la época griega y en la Edad Media (relacionados con el vampirismo y la protección de la peste), el actual y más peligroso es la creencia de curalotodo del ajo.
Opciones para personas que toleran mal el ajo
Hay personas que tienen una mala tolerancia cuando ingieren ajo, que puede mejorar si no se toma crudo y no se toma en exceso. Sin embargo, en otras personas la presencia de intolerancia o de una infrecuente alergia alimentaria limitará el empleo de este alimento.
Los ajos marinados y los conservados en aceite son una buena solución para reducir los problemas digestivos de su consumo fresco.
Con las manos en las masa
Especias, plantas, ajo y cebolla son una buena forma de introducir una variedad de sabores y matices a los platos y contribuyen a la reducción de la sal. Así, el ajo se puede usar como condimento o como ingrediente en multitud de recetas. En muchos casos su uso ayuda a reducir la cantidad de sal del plato. El ajo normalmente se usa como condimento (picado, entero o machacado). Debería partirse o machacarse en crudo un rato antes de añadirlo en la comida, ya que al hacerlo se forma la alicina, una de sus principales sustancias beneficiosas.
Que te diviertas!



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