Despierto o dormido, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escapatoria. Nada era "tuyo" a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de tu cráneo.
Si el Sistema podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca habían ocurrido, eso resultaba mucho más horrible que la tortura y la muerte.
¿Dónde constaba el conocimiento entonces? Sólo en la propia conciencia de algunos que, en todo caso, iba a ser aniquilada muy pronto.
Y si todos los demás aceptaban la mentira que imponía el Sistema, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad.
Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada uno debía lograr sobre su propia memoria.
A esto le llamaban "control de la realidad", pero en neolengua había una palabra especial para ello: ‘Doblepensar’.
Libro '1984', George Orwell (1947)
Que te diviertas!
Si el Sistema podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca habían ocurrido, eso resultaba mucho más horrible que la tortura y la muerte.
¿Dónde constaba el conocimiento entonces? Sólo en la propia conciencia de algunos que, en todo caso, iba a ser aniquilada muy pronto.
Y si todos los demás aceptaban la mentira que imponía el Sistema, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad.
Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada uno debía lograr sobre su propia memoria.
A esto le llamaban "control de la realidad", pero en neolengua había una palabra especial para ello: ‘Doblepensar’.
Libro '1984', George Orwell (1947)
Que te diviertas!
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