28 febrero 2018

Por qué el ojo humano es capaz de captar más tonos de verde que de otro color

Los ojos de los seres humanos se han ido adaptando al entorno a lo largo de los siglos y, gracias a eso, poseen unas características muy especiales. Hemos seleccionado cinco de ellas francamente curiosas ¡Descúbrelas!

El color verde, el favorito de tu retina. La retina contiene dos tipos de células fotorreceptoras, conos y bastones, encargadas de traducir la información lumínica en impulsos eléctricos que, a través del nervio óptico, llegan al cerebro donde son traducidos a imágenes. Los bastones hacen posible la visión nocturna y los conos nos permiten ver los colores. Existen tres tipos de conos, encargados de distinguir los colores de onda corta, media y larga: azul, verde y rojo. Cada cono es especialmente sensible a su color aunque, también, puede detectar otros colores cercanos a este. Como la luz verde es de onda media, los conos que detectan la luz azul (onda corta) y la luz roja (onda larga), también pueden detectar los tonos verdes, aunque en menor medida.

Una razón evolutiva. Diferentes teorías sostienen que el ojo humano es capaz de captar más tonos de verde porque, hace millones de años, para adaptarse mejor al medio en el que se encontraba y asegurar su supervivencia, necesitaba diferenciar la vegetación de los depredadores.

Las mujeres son mejores a la hora de diferenciar colores. Estudios sobre la adaptación evolutiva de la visión sostienen que ellas tienen más facilidad para distinguir los colores que ellos. De acuerdo con experimentos realizados por Israel Abramov, profesor de psicología del Brooklyn College, la mayoría de los hombres requieren que los colores tengan una longitud de onda ligeramente más larga que las mujeres para poder percibir el mismo tono.

Los hombres ven mejor los objetos en movimiento. Según los experimentos de Abramov, los hombres tienen mejor visión lejana y detectan mejor los objetos en movimiento. ¿Por qué ocurre esto? Según Abramov, las diferencias visuales entre hombres y mujeres encuentran su razón en la hipótesis de los cazadores-recolectores, que sostiene que las personas de diferentes sexos desarrollaron distintas habilidades para adaptarse a las necesidades del entorno prehistórico. Así, los hombres, cazadores, tuvieron que mejorar la visión de los objetos lejanos en movimiento para, de este modo, ver mejor a las potenciales presas y, también, para adelantarse a los depredadores. Sin embargo, las mujeres, recolectoras, tuvieron que desarrollar habilidad para diferenciar los colores de los alimentos para discernir su buen o mal estado y, también, para diferenciar los nutritivos de los peligrosos.

El blanco de los ojos nos permite comunicarnos mejor. Existen muchas diferencias entre los primates y los humanos, el color de la esclerótica es una de ellas. La esclerótica, conocida coloquialmente como “el blanco del ojo”, es la capa que recubre la parte externa del globo ocular, que tiene la función de dar forma y proteger los elementos internos de los órganos visuales. Los expertos en teoría de la evolución sostienen que, este color blanco de la esclerótica, en contraste con el del iris, hace que nuestros ojos sean más expresivos que los de los primates, permitiéndonos comunicarnos mejor. La comunicación favorece la la cooperación, algo clave para la supervivencia de la especie humana, ya que nuestra capacidad de defensa frente a los depredadores aumenta cuando trabajamos en equipo.

Los ojos azules: una mutación muy atractiva. Una investigación reciente, llevada a cabo por el profesor Hans Eiberg, de la Universidad de Copenhague, revela que la existencia de los ojos azules fue causada por una mutación genética que sufrió un individuo al noroeste del mar Negro, hace de 6.000 a 10.000 años. Se estima que, en la actualidad, tienen los ojos azules unos 150 millones de personas, un hecho que pone en evidencia el éxito genético que tuvo este tono.

A lo largo de los siglos, los ojos han evolucionado de una forma increíble.

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