I am root - Jargon Force - A veces es mejor encender un lanzallamas que maldecir la obscuridad...
30 junio 2021
Temperatura del horno
¿Cuántos es la temperatura de un horno moderado?
La temperatura de un horno moderado o medio esta entre 170°C y 190°C. Aca se encuentran los famosos 180°C, temperatura a la cual se cocinan la mayoria de los alimentos.
La temperatura del horno fuerte se encuentra entre los 190°C y 230°C.
Y un horno suave esta a menos de 170°C
¿Cual es la mejor temperatura para la coccion?
Dependera de cada horno. Pero generalmente se aconseja precalentar el horno durante 15 minutos antes de cocinar un alimento, en otras temperaturas es mucho más lenta la cocción, pero a veces es necesario que sea así, como en el caso de algunos bizcochuelos o panes. A veces en horno fuerte este tipo de preparaciones se "arrebatan" (como decía mi abuela) y terminan cocidas por fuera, pero crudas por dentro.
Que te diviertas!
29 junio 2021
Curiosidades sobre Hades
En la mitologia griega, Hades, el dios del inframundo, tiene un perro guardian del reino infernal de modo que ningun muerto salga, ni ningun vivo entre. Su tamaño es descomunal, tiene tres cabezas y una serpiente por cola. Era hijo de Equidna y Tifón, y hermano de Ortro. Se llama Cerbero. El nombre griego original es Κέρβερος (Kérberos) y significa "colores disparejos o mal combinados". Basicamente, Hades le puso a su perro "Manchas" de nombre.
28 junio 2021
Ser
“¿Qué somos, qué es cada uno de nosotros sino una combinatoria de experiencias, de informaciones, de lecturas, de imaginaciones? Cada vida es una enciclopedia, una biblioteca, un muestrario de estilos donde todo se puede mezclar continuamente y reordenar de todas las formas posibles. Italo Calvino”.
27 junio 2021
Religión
26 junio 2021
25 junio 2021
Batalla de Quilmes - Invasion Inglesa de 1806
El 18 de Junio de 1806 se reciben las primeras informaciones de encontrarse buques enemigos en las cercanías de la isla de Flores. Sobremonte no toma otra medida que una relación de los capitanes de milicias sobre el estado de caballos y monturas. Pasan seis días de nerviosa expectativa; el 24 a las cuatro y media de la tarde se avistan navíos de guerra frente a Quilmes; al anochecer, el comandante de Ensenada, capitán de navío Santiago Liniers, entrevé unos buques “alterosos y de poco guinda” que le parecen mercantes holandeses.
Esa noche el virrey celebraba una fiesta familiar epilogada con una función en la Casa de Comedias (la representación de “El sí de las niñas”, de Moratín, ha quedado clásica). Allí le entregan nuevos pliegos de Liniers rectificando que los buques no eran mercantes holandeses sino navíos de guerra ingleses, pues acaban de dispararle unos cañonazos que habría replicado con sus baterías costeras.
Eran las 9 de la noche. Sobremonte se retira a la Fortaleza. Convoca a las milicias urbanas para la mañana siguiente en los cuarteles del Fijo y de Dragones, desocupados por estar los cuerpos en Montevideo. Sube a la azotea de la Fortaleza para “hacer señales a los buques corsarios a fin de que se cobijaran” (esta actitud hizo creer que estuviese en connivencia con los atacantes), ordena que el subinspector de Milicias y Tropas Regladas, Pedro Arze, con las “más aparentes” milicias cubriese el puesto de Quilmes, mientras el teniente-coronel de blandengues, Manuel Gutiérrez, con doscientos de los suyos iría a proteger a Ensenada. Y se va a dormir.
Al amanecer del 25 las milicias de infantería se aglomeran en La Ranchería, cuartel del Fijo, y las de caballería en Las Catalinas, asiento de los dragones: son mil trescientos hombres en cada cuartel, fuerza ponderable si tuviese instrucción y armas. Hacia las nueve de la mañana se presenta la escuadra inglesa, que había cambiado tiros la noche anterior en Ensenada, a la vista de la ciudad y en formación de guerra: en la Fortaleza disparan tres cañonazos en señal de alarma, lo que congrega en la plaza a considerable gente – calculada en mil quinientos entre hombres, viejos y niños – que vivan al rey y piden armas para “defender la Patria” (la patria era la ciudad en la terminología de la época). Sobremonte se muestra en los balcones, y los arenga. Por primera y única vez en su vida es aclamado; dice que “están tomadas todas las providencias”, y los invita a retirarse “a almorzar, que él vigilaría” con su catalejo.
Desembarco de los ingleses en las playas de Quilmes (25 de Junio de 1806)
A las 11 de la mañana del 25 los ingleses, después de recorrer la costa en busca del mejor lugar, empiezan el desembarco en Quilmes. Son veinte botes que van y vienen con soldados uniformados de rojo, cañones, caballos, arreos, pólvora, que depositan trabajosamente en la playa bajo una llovizna fría; un bañado los separa de la barranca. Desde allí un sargento de artillería española con cinco hombres y una de las piezas encargadas de las señales dispara el cañonazo de alarma, conforme a lo convenido, y permanece firme. Tal vez los ingleses creen que hay más tropas ocultas en los espinillos, pues se quedan en la playa, calados y ateridos. Hasta el anochecer dura el desembarco de los 1.635 hombres, con sus implementos.
Arze llega a mediodía a Quilmes con 400 milicianos elegidos entre los más dispuestos y mejor montados, a los que ha agregado cien blandengues, dos cañoncitos de a 4 y un obús de a 6. Toma posición en las barrancas junto al sargento del cañón y no hace nada, nada, en toda la tarde. Mirar, nada más. Los milicianos y blandengues desean cargarse al grupo de ateridos ingleses, que se va engrosando cada vez más, pero el subinspector sólo quiere obrar sobre seguro. Manda pedir refuerzos; y mientras vienen, seguirá esperando.
Llega la noticia del desembarco a Buenos Aires. Sobremonte manda tocar generala a las dos y media de la tarde, y la multitud vuelve a congregarse en la plaza; los milicianos reclaman armas, pero el virrey no se atreve a armar a las milicias, dirá más tarde el cabildo en su informe. Se limita a distribuirlas, desarmadas, en compañías al mando de algunos oficiales veteranos. Sólo más tarde les dará una carabina con cuatro tiros a los de caballería.
“Se tocó la alarma general – dirá Belgrano en su Autobiografía – y conducido del honor volé a la Fortaleza, punto de reunión: allí no había orden ni concierto en cosa alguna como debía suceder en grupos de hombres ignorantes de toda disciplina y sin subordinación alguna. Allí se formaron las compañías y yo fui agregado a una de ellas, avergonzado de ignorar hasta los rudimentos más triviales de la milicia”.
Sobremonte ordena que la caballería vaya al puente de Gálvez (hoy puente Pueyrredón) donde atraviesa el Riachuelo el camino del sur: son 129 hombres de a caballo, la mitad mal armados. El resto de las milicias debe concentrarse en sus cuarteles, a la espera de armas y órdenes. El virrey revista los 129 del puente, a quienes agrega un tren volante de artillería; luego vuelve a la Fortaleza a disponer se saquen los caudales para el interior, conforme a lo previsto, con una escolta de cien blandengues. Como ha cumplido su deber, se va otra vez a dormir.
Combate de Quilmes (26 de Junio)
Tropas inglesas |
Al oír los disparos, Sobremonte sube con su edecán a la azotea de la Fortaleza. Mira con un catalejo: “los ingleses saldrán bien escarmentados”, asegura satisfecho. No habría tal: estallan los schrcpnell entre los milicianos en el momento de llegar algunos refuerzos que vienen desde el puente de Gálvez: las tropas de Arze y las recién llegadas quedan envueltas por el humo de la metralla y el sub-inspector sólo atina a ordenar retirada. Es una huída general, y Arze, que no será de los más lerdos, amonesta a los reclutas: “¡Yo ordené tocar retirada, y no desordenada fuga!”, para lamentarse a grandes voces: “¡Qué dirán las mujeres de Buenos Aires!”. Eso es el “Combate de Quilmes”.
Sobremonte no alcanza a distinguir con su catalejo el alcance del escarmiento. Algo pasa, pero la distancia, neblina y el humo de los cañones le impiden saber qué es. Deja la Fortaleza, va al puente de Gálvez, vuelve, torna nuevamente al puente; nadie sabe nada. Empiezan a llegar los fugitivos; el trémulo subinspector da verbalmente el parte de la derrota: “eran entre cuatro o cinco mil” los enemigos “bien disciplinados y aguerridos”; por eso debió dejarles el campo con los cañoncitos y el obús. “Antes de la oración – asegura a gritos – los tendremos en el puente". A Sobremonte no se le ocurre nada ante el peligro: ni cavar trincheras, ni distribuir a las milicias los 400.000 tiros del parque, que más tarde caerán en poder de los ingleses, ni preparar el Fuerte con sus 35 cañones de a 24. Sólo atina a destruir el puente y poner las embarcaciones amarradas en el Riachuelo en la orilla izquierda, “así los enemigos no pueden usarlas”.
Después, padre y marido ejemplar, piensa en los suyos. Vuelve a la Fortaleza, hace aprontar un carruaje, que con la correspondiente escolta llevará a su esposa, hijas y futuro yerno a la seguridad de la quinta de Monte Castro (Floresta), donde se les habría de reunir el cabeza de familia “una vez agotadas las medidas que requiere el honor”. Se le ha ocurrido una idea: hacer del Fuerte, con sus 35 cañones de a 24 y su sólida construcción de ladrillo, un baluarte. Allí ordenará replegarse a los milicianos del puente, mientras él escribirá al gobernador Ruiz Huidobro, de Montevideo, para que le mande a Monte Castro, con premura, las tropas veteranas acantonadas en la Banda Oriental. Cuando lleguen aplastará a Beresford entre ellas y la Fortaleza. Ordena al coronel José Pérez Brito quedarse en la Fortaleza con “el mando de la ciudad", mientras él operaría desde el exterior.
En ese momento se le acercan los oidores a preguntar noticias y qué deben hacer. Les informa la delegación del mando militar “y el político quedará en las manos V. Mercedes, que se encerrarán aquí (la Fortaleza) para hacer una rigurosa defensa”. Los oidores se miran: ¿el marqués estará en sus cabales? “No dejamos de extrañar – dirán después de la Reconquista – que el virrey... hubiese tratado que el Tribunal se encerrase en el Fuerte para objetos tan extraños a su profesión y conocimientos”.
Brito, alarmado, pregunta: “¿Qué defensa podré hacer yo en el Fuerte?”; ¡Que caigan abajo sus cimientos! responde heroico Sobremonte; “¿Y qué víveres hay para ello?”; “Pues, cuando no haya más remedio podrán hacer VV. (Brito y los oidores) una capitulación honrosa”. Y tomando la puerta: “Señores, las circunstancias apremian”.
No había cobardía en Sobremonte; no la tuvo en toda su carrera, y no se le despierta ahora. Sólo está mareado: él sirve para obedecer pero no atina lo que debe mandarse. A las siete de la noche va nuevamente al puente de Gálvez, que ha sido volado. Echados cuerpo a tierra, en la ribera junto al Riachuelo, están los milicianos de la plaza, a quienes se les ha repartido algunos fusiles pero mezquinado las municiones (los ingleses se incautarán de los 400.000 tiros sin usar). Unos artilleros tienen cañoncitos de a 2. No hay más oficial superior que el asustado Arze, que no deja de infundir ánimo: “¡son muchísimos, y aguerridos los ingleses!”. Sobremonte ordena a los milicianos que deben “replegarse a la Fortaleza”; como nadie se mueve repite la orden a su edecán, que la trasmite en voz fueite. Se levantan protestas: “¿Cómo se entiende eso de retirarse cuando no se sabe de qué color es el uniforme del enemigo?” se oye a algunos. “Nadie levante la voz – ordena el edecán –. Pena de la vida a quien no obedezca al señor Virrey”.
“Acción” de Gálvez (27 de Junio)
En ese momento – las ocho de la noche – llegan a la otra orilla las primeras avanzadas inglesas, recibidas con fuego de fusilería por los milicianos; los cañones – manejados por veteranos – quedan mudos. Beresford detiene el avance hasta salir el sol, para ver el obstáculo que se interpone. Sobremonte, al tiempo de volver a su carruaje, ordena seguirle a los veteranos y reitera a las milicias la orden de replegarse a la Fortaleza. Hay un momento de esperanza: el virrey irá seguramente al paso Chico a cruzar el Riachuelo y tomar a los ingleses por retaguardia. No hay tal: ha terminado la jornada y el virrey se repliega a dormir a la quinta de Doma en San Telmo.
Al amanecer del 27 ocurre la “acción” del puente de Gálvez. No dura una hora: algunos marineros ingleses han cruzado el Riachuelo a nado y traído las embarcaciones a la orilla derecha; los schrapnell caen sobre los milicianos que se retiran en confusión. Con las barcas los ingleses tienden rápidamente un puente y cruzan el río. Sobremonte desde la azotea del Hospital en lo alto de San Telmo sigue “la acción” con su catalejo. De allí se irá a Monte Grande con su escolta de veteranos, mientras las milicias entran a la ciudad a cumplir la orden de “replegarse a la Fortaleza”.
“Todos disgustados – escribe un testigo – tomamos la calle del bajo (Defensa) dirigiéndonos a la Real Fortaleza confusos y llenos de vergüenza, sin osar levantar la vista, y muchos llorando de pena, dejando en esa forma el paso franco a un enemigo débil”.
La rendición (27 de Junio de 1806)
Los milicianos entran en la Fortaleza. Pérez Brito consulta con los oidores al saber la “acción” de Gálvez. Hay que rendirse, para evitar sufrimientos a la ciudad; por supuesto deben cumplirse formalidades, redactar una capitulación con “todos los honores”, etc., firmada por el virrey. Pero ir al Monte de Castro es correr el riesgo de toparse con los ingleses “que ya se vienen”. Deliberan toda la mañana los oidores con Pérez Brito y algunos vecinos; nadie sabe los trámites de una rendición. Mientras tratan de informarse, mandan un parlamentario al general inglés a pedirle “detenga su marcha hasta tener listos los preparativos de la capitulación”. El enviado se encuentra en el camino con un oficial inglés, Ensigh Gordon, que viene en nombre de Beresford; lo acompaña a la Fortaleza y gentilmente le sirve de intérprete. ¿Cómo se hace una rendición? Afortunadamente Juan Larrea trae de su casa un libro de arte militar con un modelo de capitulación. Las formalidades han quedado salvadas: Pérez Brito copia la “capitulación” acomodándola a las circunstancias – no olvida poner lo de “todos los honores” –, la firma en nombre de la “Junta de Guerra”; Gordon la llevará a Beresford. Es la una y media de la tarde.
Una hora después vuelve Gordon con el documento tan trabajosamente logrado: Beresford no quiere recibirlo “porque no es hora de capitulaciones”. Él, como vencedor, impondrá las condiciones de la rendición; pero sólo después de entregarle “los caudales del Rey y cualquier otro que hubiese de la Real Hacienda”, haciendo responsable a la “junta de guerra” si hubiesen sido ocultados. Se miran los oficiosos capitulados: "¿Dónde están los caudales?". Alguien se comide a ir al Monte de Castro a pedirlos al virrey. Y ¿los “honores de guerra”?: Los concede el oficial inglés : los milicianos que están en el Fuerte, con la “junta de guerra” a la cabeza, podrán salir con banderas desplegadas y redoblar de tambores a depositar sus armas a los pies del vencedor.
A las tres de la tarde los primeros ingleses entran por la calle Defensa a la plaza Mayor. Tras cruzar bajo el arco de la Recoba, a manera de arco de triunfo, forman alineados en la plaza. A las cuatro, Beresford llega a la Fortaleza. Con disgusto, los oidores y Pérez Brito han debido pasarse sin la salida “con honores” y la entrega de las armas, porque los milicianos han roto sus fusiles y se han ido sin ceremonias por la puerta trasera, llamada “de socorro”.
Dirigida por Subof My 2do Mtro de "Bda.Patricios Vuelta de Obligado", Luciano E. Medina
24 junio 2021
Radio de Hojita de Afeitar
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados ansiosos de entretenimiento descubrieron que las hojitas de afeitar descartadas podían usarse para la elaboración de radios personales.
Una vez que verificaron que las hojitas de afeitar azules, templadas, constituían buenos detectores, les fue fácil llevar a cabo el resto de la construcción.
Utilice alambre magnético No.26 ó No.30, devane una bobina sobre un bloque de madera con un largo de 10 centímetros, un ancho de cinco centímetros y un espesor de 6 milímetros. Devane las vueltas lo más cerca posible las unas de las otras. Raspe el esmalte de los extremos de la bobina formada y fije dichos extremos a unos clavos en la base de madera. También raspe el esmalte para formar un arco como el que se muestra abajo. La sonda consiste en un trozo de grafito obtenido de un lápiz y la antena debe tener un largo de 15 metros, por lo menos.
Mueva el grafito de un lado al otro hasta escuchar una estación, y luego mueva el brazo de contacto deslizante hasta oír el sonido más fuerte posible. Use auriculares magnéticos de alta impedancia. A pesar de que la recepción variará de acuerdo con el lugar, nuestro aparato captó dos estaciones a una distancia de aproximadamente 10 kilómetros.-Joe Tartas.
El alcance del aparato aumenta, substituyendo la hojita por un diodo de germanio, cono el 1N34 de la izquierda |
Sondee con la punta de grafito de un lápiz y luego ajuste el brazo de sintonización para obener el volumen máximo |
23 junio 2021
22 junio 2021
Bob Bemer, el padre del código ASCII
Las aportaciones de Bob Bemer al mundo de la programación fueron extraordinarias, pero quizás tuvo otra aportación más importante: En el año 1960 fue miembro del comité que creó la codificación estándar "ASCII" (American Standard Code for Information Interchange), siendo considerado desde entonces el "padre del ASCII". Ayudó a crear el estandar de 8 bits por byte. Aquella codificación fue el primer paso para una compatibilidad universal entre ordenadores. Concretamente las contribuciones de Bemer al código "ASCII" fueron: el carácter de escape, la barra "Backslash", y las "llaves".
Antes del trabajo de Bemer, la mayoría de los sistemas de computadoras tenían su propia forma de representar los caracteres alfanuméricos. Pero en mayo de 1961, él propuso usar un código común que permitió a los computadores comunicarse más fácilmente.
Después de que el Instituto de Estandarización Nacional de Estados Unidos aprobó esta propuesta, Bemer dirigió el equipo que desarrolló el Código Estandarizado para el Intercambio de Información de Estados Unidos (Ascii por sus siglas en inglés).
Su legado permanece hasta nuestros días, ya que la mayoría de las computadoras todavía utilizan los códigos Ascii. ¿Qué informático no utiliza hoy en día alguno de los cuatro caracteres aportados por Bob Bemer? Ninguno. Y por ello Bob es uno de los grandes olvidados en la historia de la informática. Pocos informáticos conocen su existencia en la profesión informática y sus grandes aportaciones. Quizás haya personas que piensen que aportar cuatro caracteres al código "ASCII" no sea relevante, pero su aportación a un lenguaje como el "COBOL" fue fundamental y el inicio de muchos otros lenguajes; mas de sesenta años después su creación (COBOL) sigue siendo parte del presente de la informática.
A principio de los años 70, Bemer fue uno de los primeros en advertir sobre la falla del milenio, mejor conocida como el Y2K.
Placa del coche de Bemer |
21 junio 2021
20 junio 2021
El Manuel Belgrano educador
Manuel Belgrano (1770-1820) |
Tengamos en cuenta que Sarmiento fue gobernador de San Juan desde 1862 hasta 1864, y llegó a la presidencia de la nación en 1868. Nos preguntamos: ¿no hubo avances en materia educativa antes de 1862? ¿No se crearon escuelas, universidades o establecimientos similares en la etapa colonial o durante el período federal? Al parecer, una aguda miopía recorre los primeros años de la patria ya independiente, en donde los datos suelen ser vagos, imprecisos y hasta ocultados con infamante barbaridad.
Aquella miopía histórica pone ante nuestros ojos a un Manuel Belgrano como creador de la enseña patria en 1812 y nada más. No se profundizó el estudio de sus campañas militares en el Alto Perú, donde alternó victorias y retiradas. O la campaña que dirigió, con suerte magra, en el Paraguay. O su paso por la Primera Junta de Gobierno, donde los libros apenas lo nombran. ¿Qué pasaría si a todo esto agregamos que Manuel Belgrano fue, en verdad, el padre de la educación argentina?
Cuando fue secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, entre 1794 y 1810, Belgrano hizo valiosos aportes para el fomento de la agricultura, la industria y el comercio, pero no fue sino a partir de marzo de 1810, dos meses antes de la Revolución de Mayo, que el prócer empezó a escribir sobre aspectos específicamente educativos. Manuel Belgrano, que había vivido muchos años en España, dejó a un lado el despotismo ilustrado y la consecuente aristocratización de la cultura que habían resurgido a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Al arribar a tierras criollas comprendió la realidad social argentina, dedicándose a una labor hasta entonces desconocida: la intensificación de la agricultura, de la educación, del trabajo para los artesanos, de escuelas para el mejoramiento de la moral y el aprendizaje de las más comunes labores domésticas, etc., etc.
En 1799, Manuel Belgrano creó una escuela de náutica y otra de geometría y dibujo, al tiempo que se ocupó de darles a los jóvenes los estímulos necesarios para que se capaciten y lleven a cabo mejores actividades mercantiles. Incluso se le reconoce como pionero de numerosas e importantes publicaciones, como ser el “Telégrafo Mercantil” (1801), considerado el primer periódico de Buenos Aires. Fue colaborador, asimismo, del “Semanario de Agricultura, Comercio e Industria”, y más adelante, en tiempos del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, ayudó a crear el “Correo de Comercio de Buenos Aires”, mediante el cual plasmó diversos artículos relacionados a la educación, la estadística, la navegación y varios temas más.
Conceptos sobre educación
Como primer educador autóctono, el creador de la bandera nacional puso énfasis en la escuela pública gratuita. Ésta debía ser un pilar de moralidad y tenía que tener como misión fundamental la de alfabetizar a toda la población, cualquiera sea la procedencia social de sus habitantes.
Desde las hojas del Correo de Comercio de Buenos Aires, Belgrano descargaba su bronca contra la catastrófica situación que vivía la educación en general, y este cuadro desalentador se lo endilgaba a “la época desgraciada que acabamos de correr y sobre la cual mejor echar un velo para no conmover más nuestros corazones”. Sentencias como ésta, seguramente se vieron influenciadas por el rol revolucionario que le cupo a Manuel Belgrano en la hora decisiva de Mayo de 1810, destinada a eliminar los vestigios de la etapa virreinal que la precedía.
En la edición del 17 de marzo de 1810, el patriota decía que “casi se podrá asegurar que los Pampas viven mejor, porque al fin tienen sus reglas con qué gobernarse, conocen una autoridad que los ha de premiar o castigar si faltan a ellas, y el ojo celador del cacique está sobre ellos: no así los nuestros entregados a sí mismos, sin haber oído acaso la voz de su pastor eclesiástico, dejan obrar sus pasiones y viven en la decantada vida natural en que todo es un abandono y un desastre perpetuo”.
Belgrano sostenía que los antiguos reinados de Europa se empeñaron en la profundización de los “establecimientos de educación y no ha habido colonias en todo el universo, a quienes sus conquistadores hayan proporcionado tantos beneficios”. En cambio, al irrumpir en el viejo mundo el Despotismo Ilustrado “es cuando hemos visto mirar con el mayor abandono este ramo de la felicidad pública en estos países [virreinatos americanos], ya destruyendo lo establecido, ya negando los nuevos establecimientos de educación que se proponían”, afirmaba Belgrano.
Bregaba, asimismo, por “tratar de atender a una necesidad tan urgente, como es la que estamos de establecimientos de enseñanza, para cooperar con las ideas de nuestro sabio Gobierno a la propagación de los conocimientos”. En lo concerniente a la formación moral del hombre argentino, Belgrano sostenía que debía hacerse “con aquellas nociones más generales y precisas con que en adelante pueda ser útil al Estado”.
Ya el 24 de marzo de 1810, también desde las páginas del Correo de Comercio de Buenos Aires, Manuel Belgrano propugnaba la fundación de escuelas primarias en las ciudades, villas y parroquias de la campaña, utilizando para ello fondos públicos. En la campaña “residen los principales contribuyentes a aquellos ramos [de la educación] y a quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria”, manifestaba. Aquí es notable el concepto belgraniano de la educación: tenía que ser para todos los sectores por igual, sin distinciones.
En la misma fecha reclamaba: “Obliguen los jueces a los padres a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar, y si hubiere algunos que desconociendo tan sagrada obligación se resistieren a su cumplimiento, como verdaderos padres que son de la patria, tomen a su cargo los hijos de ella y pónganlos al cuidado de personas que los atiendan”. Los hombres de la Iglesia tenían que predicar “acerca del deber de la enseñanza a los hijos; estimulen a los padres para que les den tan arreglada dirección, valiéndose de los medios que proporciona su influencia en los espíritus”, decía. Quería Belgrano que los maestros “sean virtuosos y puedan con su ejemplo dar lecciones prácticas a la niñez y juventud y dirigirlos por el camino de la Santa Religión y del honor”.
Sin embargo, tan nobles conceptos apenas sí pudieron cumplirse en la realidad, pues los acontecimientos revolucionarios se dieron vertiginosamente, de modo relampagueante, todo lo cual impidió su completa realización. El propio Belgrano tuvo que salir a hacer campañas militares en los años posteriores e inmediatos a 1810, que se van a prolongar hasta 1815, cuando deja la actuación militar y pasa a desempeñarse como diplomático en Europa, regresando a nuestras tierras de forma intermitente, esporádica.
Entre la enseñanza y la milicia
De todas maneras, ni siquiera su rol de militar le impidió al creador de la bandera acordarse de la educación y su puesta en marcha. En agosto de 1810, y por iniciativa de Belgrano, quien para la época ya era vocal de la Primera Junta, se resuelve fundar la Escuela de Matemáticas, destinado a la preparación de oficiales del ejército. La escuela fue inaugurada el 12 de septiembre de 1810, en uno de los salones del Consulado, con gran presencia de público. Sería su primer director el coronel Felipe Sentenach, el cual elaboró un plan de estudios que fue aprobado por los miembros del primer gobierno patrio.
El día de la inauguración, hicieron uso de la palabra Manuel Belgrano –designado primer inspector del establecimiento-, el coronel Sentenach y, seguidamente, el padre Zambrana. Las vicisitudes surgidas al calor de los sucesos posteriores al 25 de mayo de 1810 determinaron que, en 1812, Felipe Sentenach fuera ahorcado en Plaza de Mayo por habérsele implicado como conspirador que deseaba el derrocamiento del Primer Triunvirato junto con Martín de Álzaga.
Clausurada ese mismo año, la Escuela de Matemáticas reabrió en 1816 bajo la dirección de Felipe Senillosa, la que contó con una división de diecinueve alumnos. Tres años más tarde, tendría lugar el primer curso de pilotaje.
Al ser designado como jefe del Ejército del Norte (o Auxiliar del Perú), Belgrano mandó fundar un periódico que se llamó “Diario Militar”, pionero en su tipo. El 12 de marzo de 1818, la nombrada publicación sacó la siguiente reseña: “Ayer 11 –de marzo de 1818- se presentó al público un espectáculo interesante y que manifiesta los grandes destinos á que la Patria se elevará por sus hijos. Los Caballeros Cadetes que cursan la Academia de Matemáticas fueron examinados en toda la aritmética á presencia del Exmo. S. Gral. en Gefe, S. Governador de la Provincia, Ylustre Ayuntamiento, todo el Estado mayor del Exto. SS. Xefes y oficiales de los cuerpos y de un numeroso concurso de vecinos de todas profesiones…”.
Tras erigirse como vencedor en la batalla de Salta el 20 de febrero de 1813, el general Manuel Belgrano es distinguido por la Asamblea General Constituyente con un decreto fechado el 8 de marzo de ese mismo año por el cual se le otorgó un sable de oro y 40.000 pesos fuertes de la época. En un gesto poco usual en la historia argentina, Belgrano destinó esa suma de dinero para la construcción de cuatro escuelas en las provincias argentinas de Jujuy, Tarija, Tucumán y Salta –o, en vez de esta última, Santiago del Estero, según las fuentes consultadas-. En ellas, a los niños argentinos se les enseñaría “a leer y escribir, la aritmética y la doctrina cristiana y los primeros rudimentos de los derechos y obligaciones del hombre en sociedad, hacia ésta y al gobierno que rige”.
En un reglamento que para la ocasión dictó el propio Manuel Belgrano, decía que “el maestro debe ser dechado de amor al orden, amor a la virtud y a las ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, despego del interés, desprecio a la profusión y lujo en el vestir y demás necesidades de la vida y un espíritu nacional que le haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la condición de americano que la de extranjero”. Tales conceptos, esbozados en los primeros años del siglo XIX, fácilmente tendrían una brillante aplicación en el presente.
Sin embargo, fue tan realista en sus decisiones que, considerando los peligros a que se veía expuesta la Revolución de Mayo y sus principios debido a la escasez de recursos para proveer de armamento a las tropas, desde la Villa del Luján envió un oficio al gobierno de Buenos Aires el 18 de junio de 1814 cediendo para gastos militares la suma que él había destinado a la fundación de escuelas.
Casi al final de su existencia, y en carta dirigida a su amigo y camarada de armas Tomás Guido el 24 de diciembre de 1818, Belgrano le hacía ver los logros que la instrucción había cimentado en las tropas nacionales de entonces: “…Quiero conversar un poco más con V. y hacerle saber que ya cuenta este Ejército con jóvenes aprovechados en su Academia de Matemáticas, y que les ha entrado con mucho calor a los oficiales, el deseo de aprender, en término que pienso dentro de tres meses, tener una docena de ingenieros que han de hacer honor a la Nación”.
Al estudiar profundamente a Manuel Belgrano, notamos que se trató de un educador excepcional no reconocido que, ante cada situación que le tocó vivir, sea en la milicia o como funcionario de una junta gubernativa, intentó propiciar las ventajas de la formación y la instrucción educativas. A los habitantes de la patria naciente, había que hacerlos hombres morales y honrados; a los soldados y milicianos había que prepararlos para que sean los futuros oficiales del ejército nacional. De cara al Bicentenario de la patria, el redescubrimiento del general Manuel Belgrano merece ser fomentado para que sirva de ejemplo a la población argentina en su totalidad. No son épocas para quedarnos con la acartonada versión que de él nos ha ofrecido en todo este tiempo la historiografía dominante.
Autor: Gabriel O. Turone
Bibliografía
Batalla de Salta – Portal de historia argentina www.revisionistas.com.ar.
Belgrano, General Manuel. “Escritos Económicos”, Círculo Militar, Buenos Aires, Octubre de 1963.
Portal www.revisionistas.com.ar
Quartaruolo, V. Mario. “Belgrano y el Ejército Auxiliar del Perú”, Todo es Historia, Año VIII, N° 87, Agosto de 1974.
Rivas, Marcos P. “Sarmiento. Mito y Realidad”, A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, Abril de 1961.
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18 junio 2021
Código 10
17 junio 2021
¿Como equivale el euro en pesos?
16 junio 2021
15 junio 2021
Pelicula Seleccionada: Carrie (Brian de Palma, 1976)
Carrie sufre constantes humillaciones por parte de sus compañeros, lo cual termina en tragedia el día del baile de graduación cuando usa sus poderes en contra de toda su clase. La película está protagonizada por Sissy Spacek, Piper Laurie, Betty Buckley, Amy Irving, Nancy Allen, William Katt, John Travolta, P.J. Soles y Priscilla Pointer.
14 junio 2021
Libro Seleccionado: Ubik (Philip K. Dick, 1969)
13 junio 2021
La desmalvinización
La sentencia dictada por el francés parecería haber calado hondo en el pensamiento de muchos argentinos, y en cierto sentido, influido en las decisiones políticas que se tomaron durante la posguerra.
Como rechazo de plano aquellas tesis conspirativas que ponen siempre en el otro la razón de nuestros males, aunque considero que la afirmación de Rouquié es desconocedora de algunas variables sustantivas que componen la historia de nuestro país, entiendo que el francés emitió en tal oportunidad una simple recomendación respecto a cómo, a partir de un dispositivo como el desmalvinizador basado en el olvido, nuestro país pudiera procesar y resolver uno de los tantos traumas producidos por la tiranía militar. Rouquié recurrió a la causa Malvinas, porque consideró que ella constituía per se una “bandera” que podía ser retomada por los militares para justificar un futuro regreso al poder.
Pero la desmalvinización no empieza con la llegada de Rouquié a nuestro país. Las condiciones en las que regresaron nuestros soldados al continente dan cuenta de que este dispositivo empieza inmediatamente después del cese de las hostilidades. Creo entender entonces que la idea de “desmalvinizar” no necesariamente surgió del académico. Giraba ya en las mentes de algunos de los hombres y mujeres del poder, y la opinión de un “prestigioso” intelectual europeo sólo sirvió para reforzar sus argumentos.
Cabe analizar a continuación los presupuestos sobre los que asentó la recomendación el académico francés, las razones a partir de las cuales su sentencia encontró un campo fértil, y además, las consecuencias que el dispositivo desmalvinizante ha generado en nuestra comunidad desde entonces.
Es evidente que Rouquié lanzó su proclama en tiempos de transición entre una dictadura feroz y una incipiente salida democrática, con un claro objetivo inicial: el de restarles argumentos a los militares para evitar su regreso al poder. Pero la recomendación del académico presupone además una receta para que nuestra comunidad procese y supere las consecuencias traumáticas de un proceso revulsivo.
No suelo dedicarme a los menesteres de la psicología y mis conocimientos respecto al psicoanálisis son ciertamente limitados. Pero ello no obsta para que por la simple aplicación del sentido común, pueda sostener sin temor a equívoco que un suceso traumático o un trauma es esencialmente un hecho ajeno a nuestra experiencia normal o cotidiana, un suceso extraordinario que puede ser repentino o no, y que además suele generar consecuencias psíquicas cuya relevancia depende de su intensidad o gravedad, de su excepcionalidad o de su carácter prolongado. Por su parte, hemos comprobado con la experiencia que los episodios traumáticos pueden acarrear efectos emocionales, cognoscitivos, corporales, etc.
Si tales principios básicos pudieran trasladarse al campo de lo social (de hecho la psicología social ha realizado tal operación), podemos afirmar que un trauma social o colectivo es un estado general producido por un hecho o conjunto de hechos que dejan marcas o huellas de distinta profundidad en el seno de la comunidad. En algunos de los textos que he consultado al respecto, la violencia física en sus diferentes formas aparece como fuente primordial del trauma social, y suele considerarse por su eficacia, es decir, “la de anular al otro como sujeto diferenciado, sumiéndolo en una pérdida de identidad y singularidad que señala el lugar de la angustia”.(17)
Quienes hemos transcurrido nuestro devenir en el país durante los últimos cuarenta años podemos dar cuenta de que la violencia política acontecida en la década de 1970, y el proceso represivo posterior, han impreso consecuencias efectivamente traumáticas sobre el conjunto de la sociedad que aún perduran. Igual razonamiento puede aplicarse a un acontecimiento como el de Malvinas que constituye, como ya se ha dicho, el único episodio bélico protagonizado por nuestro país en el siglo pasado, y que además contó con la participación directa e indirecta de muchas familias argentinas.
Los expertos suelen coincidir en que el primer paso para el tratamiento de un suceso traumático es el de promover la autoconciencia del trauma y de sus efectos, y para ello, se requiere prestar especial atención al sujeto traumatizado. La mirada del propio individuo es en tal sentido fundamental para encarar cualquier proceso terapéutico.
Una vez operada la auto conciencia del trauma y sus efectos, los caminos deben conducir hacia lo que se denomina elaboración del trauma, es decir, hacia una actividad que tiende a hurgar en la causas, antecedentes, y la comprensión del evento traumático, para luego asistir al paciente de forma tal que logre convivir con éste en un marco de relativa aceptación del episodio. En el ámbito de lo social, por su parte, dicha elaboración presupone fundamentalmente un diálogo lo más extenso y amplio posible en términos de legitimidad social, para posteriormente formular ciertos acuerdos que permitan transcurrir el desarrollo evolutivo común con la menor cantidad de obstáculos posibles.
Cabe señalar que, en materia social, las alternativas para la elaboración de un trauma colectivo son múltiples, y los senderos transcurridos en tal sentido a lo largo de la historia, diversos y dispares. Cada sociedad ha asumido a través de sus modos de representación social y política una posición determinada para transcurrir el período de elaboración, de acuerdo a sus condiciones históricas, su idiosincrasia, los factores de poder en juego, la lucidez de sus elites, etc. No existe aquí una formula única ni una receta determinada. Nótese, a modo de ejemplo, y más allá de los juicios de valor que puedan efectuarse, que mientras en nuestro país se viene realizando con alternancia una investigación sostenida respecto a los crímenes y delitos cometidos por el entorno represivo, otras sociedades como la española, ante acontecimientos traumáticos de gran envergadura como la Guerra Civil, ha recurrido al olvido como fórmula de resolución del trauma. Sin embargo, cabe señalar que en el campo de lo social, tanto la promoción del recuerdo y castigo de lo pasado, como la del olvido, constituyen ejercicios de historización y, en tanto, acciones claramente intencionadas.
El proceso que conlleva a la elaboración del traumatismo social puede definirse como una reconstitución “colectivamente elaborada que modifica y muchas veces transgrede la memoria individual (18) (...). En dicho marco, el desafío consiste en descubrir cuáles son los recursos que tiene la sociedad para evitar que ello (el evento traumático) sostenga la perturbación del cuerpo sociaL. (19)”
En este último párrafo encontramos una clave. El proceso de elaboración del trauma social se encuentra íntimamente vinculado a la detección de aquellos recursos más eficaces para evitar que dicho trauma continúe perturbando.
Como señalamos anteriormente, el dispositivo de desmalvinización se constituyó en el “norte” a partir del cual se ejecutaron desde el poder diversas políticas vinculadas a la cuestión Malvinas, durante el período de posguerra. Entendemos por desmalvinización aquel conjunto de acciones impulsadas desde el poder militar, político, económico y simbólico, durante todo el período de posguerra, tendientes marginar de nuestra memoria colectiva el conflicto bélico acontecido en 1982.
La desmalvinización no solamente propuso el olvido integral del conflicto como fórmula. Dicho dispositivo impulsó mecanismos a partir de los cuales, entre otras consecuencias, se anudó el combate a la tiranía militar, se consideró el desafío a un poder como el británico como un “imposible fáctico”, se menoscabó integralmente la participación de nuestras fuerzas en la batalla, y por último, se victimizó a los veteranos de guerra.
Cabe interrogarse en primera instancia si quienes impulsaron y ejecutaron tal dispositivo, tal como surge de las recomendaciones precedentes, realizaron el necesario ejercicio de descubrir y analizar los recursos con los que contaba nuestra propia comunidad para evitar la recurrencia de la perturbación.
Desde la perspectiva del pensamiento nacional, que insisto, coloca a lo nacional en el centro del análisis, consideramos que en todo el período de posguerra no existió un proceso de investigación y debate que se haya concentrado en la detección y análisis de los recursos con los que contaba y cuenta aún nuestro país para evitar una perturbación recurrente en lo que refiere a la cuestión Malvinas. Ello es así, ya que no se han tenido en cuenta a la hora de impulsar recomendaciones y políticas orientadas hacia la cuestión que nos ocupa, entre otras cuestiones de primordial importancia, la existencia de una percepción social que considera justa la causa malvinera, el reconocimiento internacional respecto a la situación colonial, la valentía y el heroísmo desplegados por un sector importante de nuestras fuerzas, las aspiraciones de nuestros veteranos y sus familias, el apoyo recibido por numerosos estados iberoamericanos y las razones históricas que respaldan nuestro reclamo. Éstos, entre otros, son recursos con los que efectivamente contaba y aún cuenta nuestro país para encarar un fenómeno como el malvinero.
Como corolario de lo anterior se infiere que no habiendo existido ese indispensable proceso de debate y acuerdo que lleva hacia la reconstitución “colectivamente elaborada”, el dispositivo desmalvinizador en tanto imposición arbitraria, inconsulta y autoritaria, ha resultado esencialmente ineficaz para contribuir al procesamiento colectivo del trauma causado por la guerra, y ha operado en consecuencia de manera absolutamente contraria a nuestros intereses colectivos por las siguientes razones:
I) Más allá de ciertas alteraciones, los pilares sobre los que se sostuvo la fórmula general adoptada durante los últimos 25 años por el poder político y simbólico para elaborar el trauma colectivo de la última dictadura fueron: el ejercicio irrestricto de la memoria, la búsqueda de la verdad y la persecución judicial de los delitos cometidos en el marco represivo. Llama entonces poderosamente la atención que mientras la memoria se constituyó como pilar de dicha formula, al momento de abordar un episodio históricamente significativo como el de Malvinas, que tuvo lugar durante ese lapso, se apeló a una práctica absolutamente contraria, la del olvido. Esta actitud resulta a simple vista contradictoria y conduce hacia el planteamiento de legítimas dudas. Si se considera a la memoria como el mejor instrumento para elaborar las convulsiones pasadas, debe aplicarse entonces también a la cuestión Malvinas, no sólo a partir del recuerdo de defecciones, delaciones y engaños, sino también de la rememoración de todos aquellos actos o acciones de alta significación, de heroicidad y de patriotismo que allí han acontecido, teniendo fundamentalmente en cuenta la existencia de un antagonista como el británico, que ocupa ilegítimamente nuestro archipiélago desde hace más de ciento cincuenta años. El ejercicio de la memoria nos obliga a un abordaje integral y contextuado de la guerra de Malvinas, en especial, por la significación histórica que cobra su épica, y por las virtualidades que el heroísmo adquiere para el conjunto.
II) Si la fórmula para evitar nuevas intervenciones militares en el gobierno y/o su rehabilitación, es olvidar el episodio de 1982, tal como lo promueve el dispositivo desmalvinizador, cabe interrogarse respecto a ¿cómo compatibilizar tal situación con el mantenimiento de una causa que una parte sustancial de los argentinos consideramos justa? Y además, ¿cómo impulsar el merecido reconocimiento histórico a quienes ofrendaron su vida, a quienes combatieron heroicamente en el conflicto, a sus familiares?
III) Si tal como lo promueve el dispositivo “desmalvinizador” apelamos a la idea de invulnerabilidad del antagonista, ¿cómo relatamos una historia como la de nuestro país, que justamente surgió como Estado a partir del enfrentamiento con las potencias de la época, en clara inferioridad tecnológica? ¿Cómo explicamos un fenómeno como el de Martín Miguel de Güemes o epopeyas como la de la Vuelta de Obligado? ¿Sobre qué hipótesis y qué valores formaremos futuras camadas de militares para la defensa?
IV) Si aislamos el conflicto de 1982, ¿cómo explicamos integral y verazmente el proceso de relaciones bilaterales argentino-británicas desde principios del siglo XIX hasta la fecha?
V) Si victimizamos a nuestros veteranos y a sus familiares colocándolos en una situación de menoscabo, sin considerar su propio pensar y sentir, ¿cómo fundamentamos la existencia en nuestro país de una comunidad verdaderamente democrática?
VI) Si “desmalvinizamos”: ¿sobre qué bases seguiremos encarando ante el antagonista británico la prosecución de una causa justa?
Respecto a lo abordado en el punto I) de la enumeración precedente, es decir, sobre la cuestión vinculada a la memoria, bien vale efectuar una serie de reflexiones complementarias.
Más allá de que dicho vocablo refiere a una facultad humana conocida por todos, el apelativo a la “memoria” en términos políticos requiere una mirada diferente. El pensamiento nacional tiene una clara perspectiva en lo que respecta a las virtualidades colectivas del ejercicio de esa facultad. En tal sentido, consideramos la memoria como una facultad o potencia que nos permite retener y recordar lo pasado. Rememorar es entonces actualizar lo pretérito. Una de las funciones que cumple ese actualizar el pasado que se ejercita mediante la memoria, es la de alimentar la experiencia. En tal sentido, el rememorar constituye una forma de conocimiento o autoconocimiento que contribuye, entre otras cuestiones, a adoptar decisiones para el presente o para el futuro con cierto sustento en el pasado.
Hecha tal definición debemos diferenciar la memoria, que es una facultad, del recuerdo, que es la puesta en práctica o en acto de dicha facultad en un caso concreto. Partimos de un primer interrogante: ¿recordar o rememorar resulta de un simple y meridiano ejercicio de la memoria o implica necesariamente un acto de procesamiento de lo recordado? Creo entender que recordar implica necesariamente procesar, y por lo tanto, un mismo recuerdo en diferentes circunstancias puede ser idealizado o martirizado. La memoria existe en tanto es ejercida mediante un recuerdo inevitablemente procesado.
Nuestra corriente y el revisionismo histórico han batallado tenazmente contra los abusos y adulteraciones operadas sobre nuestra memoria colectiva. A ellos les debemos una serie de descubrimientos que dieron a luz el mecanismo de falsificación y sustitución de elementos y acontecimientos sustanciales de la historia local, que practicaron el mitrismo y sus sucedáneos. Entendemos en tal sentido que lo que se conoce como historia oficial, no es otra cosa que la construcción de un relato funcional a los intereses elitistas, práctica que se extendió en muchas naciones iberoamericanas.
Arturo Jauretche sostenía en su tiempo respecto a la historia oficial que había generado una concepción “estratosférica” del país, “en cuanto se excluyeron las causales internacionales de los hechos propios o inversamente se excluyeron los hechos propios de las causales internacionales.(20)”. Por su parte, el uruguayo Alberto Methol Ferré afirmó en sintonía que: "Nos enseñaban una historia de puertas cerradas, desgranada en anécdotas y biografías, o de bases filosóficas ingenuas, y nos mostraron la abstracción de un país casi totalmente creado por pura causalidad interna. A esta tesis tan estrecha, se le contrapuso su antítesis, seguramente tan perniciosa. Y ésta es la pretensión de subsumir y disolver el Uruguay en pura causalidad externa, en una historia puramente mundial a secas. Una historia tan de puertas abiertas que no deja casa donde entrar..(21).”. Tal fenómeno para el uruguayo generó una escisión entre “pueblerinos o ciudadanos del mundo (...). Así, de una historia isla, pasábamos a la evaporación, a las sombras chinescas de una historia océano, donde la historia se juega en cualquier lado menos aquí y aquí lo de cualquier lado”. Estos dos tipos de formulaciones -concluye Ferrer- son dos formas del escapismo: "Interioridad pura o exterioridad pura, dos falacias que confraternizan... (...) Era una manera de renunciar a hacer historia".
Hechas las consideraciones precedentes respecto a la vinculación entre memoria, historia y política, no puede dejar de observarse que en el discurso actual, sobre todo en aquel que emerge de ciertas orientaciones progresistas, se tiende hacia la “ultra ponderación” de una memoria que aparece como “infalible e imparcial”. Esta mirada, más allá del error teórico que contiene, presupone, no nos engañemos, una mirara nítidamente intencionada tendiente a sustentar una posición eminentemente política.
Expuestos tales fundamentos sólo resta ratificar a modo de complemento, tal como lo hemos sostenido en el prólogo del libro de José Luis Muñoz Azpiri Soledad de mis pesares (crónica de un despojo), editado también por la Corporación Buenos Aires Sur, que la desmalvinización referida es “derivación directa y necesaria de un tipo de relaciones de poder que se manifiestan ancestralmente en la humanidad, que dan cuenta de un pretérito fenómeno colonial y que gravitan indubitablemente en la formación de las conciencias de las elites de aquellas naciones sujetas al tal impronta” (22). Sobre este punto nos referiremos más adelante.
Éstos, entre otros tantos fundamentos e interrogantes que no podemos desarrollar en este ensayo por razones de espacio, nos inclinan a rechazar de plano la fórmula “desmalvinización” por teórica y prácticamente ineficaz para superar el trauma producido por la guerra de 1982, y nos impulsa a recomendar otras que se enunciarán en próximos textos.
12 junio 2021
Temperatura más alta registrada
De hecho, durante muchos años, se creía que la temperatura más alta registrada en la Tierra correspondía a los 57,8ºC que el 13 de septiembre de 1922 se habían registrado en El Aziza (Libia). Pero tras una larga investigación, la Organización Mundial de Meteorología (OMM) decidió eliminar la validez de dicho dato, ya que muy probablemente se había medido bajo unas condiciones poco ortodoxas.
11 junio 2021
10 junio 2021
MultiBoot con Ventoy
Con Ventoy no tenes que formatear el disco una y otra vez, solo necesitas copiar los archivos ISO a una memoria USB y cargarlos directamente.
Podes copiar muchos archivos al mismo tiempo y Ventoy te proporciona un menú de inicio para seleccionarlos.
GitHub
https://github.com/ventoy/Ventoy
Manual
https://www.ventoy.net/en/doc_start.html
Web
https://www.ventoy.net/en/index.html
Que te diviertas!
09 junio 2021
Estofado de Papas con Carne II
Ingredientes:
- Carne vacuna (algun corte economico)
- Papas
- Morron Rojo chico
- Morron Verde chico
- Cebolla
- Ajo
- Salsa de Tomate
- Laurel
- Perejil
- Sal Gruesa
- Pimienta
- Aceite (Girasol, Mezcla o el que tengas)
- Vino Blanco (o Tinto, el que haya)
- Agua
Comenzamos por calentar un poco de Aceite en una sartén y dorar ahí la Carne cortada en trozos; tenes que hacerlo en tandas y a fuego fuerte. Retira de la sartén y condimenta la Carne. En una olla y con el mismo Aceite de la Carne, rehoga la Cebolla, el Ajo picado, los Morrones y el Perejil picado. Pone también el Vino y deja que hierva.
Agrega el Laurel, la Pimienta y un poco de Salsa de Tomate (o quizas un tomate bien machucado, lo que tengas a mano). Cubri con el Agua caliente (podria tener medio cubito de caldo de carne deshidratado disuelto, son gustos), deja tapado a fuego lento y, cuando la Carne esté más tierna, añadi las Papas peladas, lavadas y cortadas en trozos medianos.
Si se evapora y es necesario, agrega un poco más de agua caliente. Rectifica con Sal y servi caliente, con un buen Vino Tinto y Pan, con Croûtons, o Tostadas, entre amigos.
¡Que te diviertas!
08 junio 2021
07 junio 2021
Cilindros Hipo, genial invento
Aunque el transporte de este líquido vital respondía al peso de una costumbre cultural en varias comunidades africanas (donde las mujeres caminaban largas distancias acompañadas con sus hijos y llevaban los baldes sobre la cabeza) Hippo Water Internacional, una organización no gubernamental ha logrado entregar 50 mil Cilindros Hipo (beneficiando a más de medio millón de personas). De esta manera se ha facilitado el transporte de agua para que así las mujeres puedan realizar otras tareas en el hogar mientras los niños asisten a la escuela.
Cada mujer gasta hasta un 26% de su tiempo buscando y transportando agua hacía sus comunidades.
El invento es prácticamente un tambor con una tapa y un mango de acero, fabricado en polietileno UV y capaz de soportar la inestabilidad de los senderos. La tapa sellada asegura un almacenamiento higiénico, mientras el peso de 90 kg de agua recae en el suelo, resultando para la persona en un peso efectivo de sólo 10 kilogramos en un terreno llano.
El Hippo Water Roller también ha sido utilizado para el riego de huertas y campos de cultivo. El contenedor está diseñado para durar entre 5 y 7 años en buen estado y su costo no supera los 100 dólares. En Sudáfrica, donde el proyecto se implementa desde hace 20 años, más de 300.000 personas utilizan este contenedor para llevar agua.
Alrededor de 42.000 Hippo Rollers también se han distribuido en 20 países africanos, entre ellos Burkina Faso, Mozambique, Namibia, Somalia, Sudáfrica, Sudán, Zimbabue, y la demanda supera a la oferta.
De acuerdo con Hippo Water Roller “esta empresa social se ha convertido en una respuesta inmediata y adecuada a los problemas relacionados con el acceso al agua y la seguridad alimentaria siendo aceptada en muchos países por las comunidades con estrés hídrico”.
06 junio 2021
05 junio 2021
04 junio 2021
Gral. de División Enrique Mosconi
Nacio el 21 de Febrero de 1877 en Buenos Aires, hijo de un Ingeniero Ferroviario Italiano, Enrico Mosconi y y María Juana Canavery. Luego de una breve estadía en Italia regresó a Buenos Aires para iniciar sus estudios primarios, con 14 años ingresó al Colegio Militar de la Nación
Luego de 2 años destinado a Río Cuarto fue ascendido y trasladado a Buenos Aires, donde comenzó a cursar Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. Allí conoció al ingeniero en minería Enrique Martín Hermitte, quién descubrió el primer pozo petrolero en la Ciudad de Comodoro.
En 1903 se recibió de Ingeniero Civil con una tesis sobre la construcción de una represa en el lago Nahuel Huapi. Fue ascendido a Ingeniero Militar y enviado a Alemania a perfeccionarse y estudiar sobre la instalación de plantas de energía hidroeléctrica y gasífera
En Europa queda fascinado por las ideas del industrialista "Friedrich List". marcando el inicio en Mosconi con marcadas ideas y pensamientos netamente industrialista, que luego aplicaría a YPF en su paso por la presidencia de esta.
Una mañana de agosto de 1922, Mosconi se enteró que la empresa norteamericana West India Oil Co., la única que vendía nafta de aviación, se negaba a suministrarla sin pago adelantado. El entonces coronel Mosconi entrevistó al gerente de la empresa, “Advierta que el servicio Aeronáutico no debe un centavo a su compañía; que se trata de una repartición militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra, por lo tanto, no sólo me sorprenden sus manifestaciones y su exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto”. Más tarde comentará Mosconi: “Allí, en el mismo escritorio me propuse juramentándome conmigo mismo, cooperar con todos los medios legales para romper con los trusts”.
Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero,para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera.E. Mosconi
03 junio 2021
02 junio 2021
Incendio en planta química
Cuando los bomberos aparecieron en escena, el presidente de la compañía química se acercó al jefe de bomberos y le dijo:
Nuestras fórmulas secretas están en la caja fuerte en el centro de la planta. Si ustedes logran salvarlas, le daré $ 350 mil dólares a la unidad de bomberos que las recupere intactas de las llamas.
Las llamas y explosiones seguían en aumento y eso detuvo a los bomberos, pronto hubo que llamar a otras compañías de bomberos cercanas, ya que la situación se volvió desesperada.
Cuando llegaron los refuerzos bomberiles, el dueño de la compañía comunicó que duplicaría a $ 700 mil dólares de recompensa a la estación de bomberos que pudiera rescatar los archivos secretos de la compañía.
Los bomberos ante la voracidad del incendio no podían apagar el mismo.
A la distancia, se escuchaba una sirena solitaria, la cual provenía de otro camión de bomberos, era la brigada de bomberos voluntarios de un pueblo rural cercano, compuesta principalmente por ancianos jubilados de más de 65 años.
Para asombro de todos, ese pequeño camión de bomberos destrozado no se detuvo, pasó rozando todos los modernos y elegantes vehículos de extinción de incendios que estaban estacionados fuera de la planta, y sin siquiera disminuir la velocidad, condujo en acción heroica directamente hacia el centro del infierno.
En el exterior, los otros bomberos observaron cómo los viejos saltaron justo en medio del fuego y lucharon por todos lados. Fue una actuación y un esfuerzo nunca antes visto. En poco tiempo, los veteranos apagaron el fuego y salvaron las fórmulas secretas.
El agradecido dueño de la compañía química anunció que, por una hazaña tan sobrehumana, iba a aumentar la recompensa a 1 millón de dólares y se acercó para felicitar personalmente a cada uno de los valientes bomberos.
El canal de televisión local captó el agradecimiento en directo, y tras ello pudieran preguntar al jefe:
¿Qué van a hacer con todo ese dinero de la recompensa?
Bueno, dijo Jaime, el jefe de bomberos de 70 años, lo primero que vamos a hacer es arreglar los frenos de ese maldito camión de bomberos.
01 junio 2021
Convertir WEBP a JPG o PNG
convert archivo.webp archivo.jpg
Pero muchos archivos webp no se pueden convertir y dan error. Google ya proporcionó una herramienta para decodificar imágenes webp en el paquete libwebp:
dwebp archivo.webp -o archivo.png
Y no nos olvidemos que ffmpeg puede hacer esto. Útil si ya tenes ffmpeg porque no es necesario instalar otras herramientas. Simplemente:
ffmpeg -i archivo.webp archivo.png
Que te diviertas!