Alienígenas, racismo, experimentación, Sudáfrica, moralidad social… y todo ello, mezclado (que no agitado, como diría James Bond) en el primer largometraje de Neill Blomkamp, un falso documental que narra cómo miles de extraterrestres son aislados del ser humano y viven en condiciones infrahumanas. Distrito 9 supuso una agradable sorpresa en referencia a las películas de extraterrestres, con una sugerente y llamativa propuesta no exenta de tensión a lo largo de sus casi dos horas de goce audiovisual. Uno de los aspectos fuertes del film es el paralelismo moral que acaece alrededor de la segregación alienígena en Johannesburgo, como ya tuvo lugar, en la realidad, el pasado siglo con la discriminación de los colonizadores ingleses y holandeses respecto a los habitantes de raza negra.
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