Pues señor, este era un gallo, uno de esos de cresta colorada y plumas de colores, que pulía y pulía hasta hacerlas parecer rayos de luz. Este día más, porque era la boda de su tío Perico y había sido invitado.
Muy compuesto y altanero salía del corral y las gallinas suspiraban al verlo pasar. ¡Qué gallo tan bien plantao! ¡Qué hermoso es! ¡Su pico es pico de oro, míralo como brilla!
¡Ey! ¡Amigo! ¿Dónde vas? -gritó el señor don pato.
¡Voy a la boda de mi tío Perico! ¡Hasta luego! -dijo el gallo y se marchó.
Iba contento por el trillo que lo conduciría al festejo, cuando de pronto vio en medio del camino a dos pasitos solamente, una fresca plasta de vaca y … ¡con un olor! Al mirarla para no pisarla… ¡Ay, mamá! ¿Qué descubrió? En el medio de esa cosa, un reluciente grano de maíz decía:
-Cómeme, cómeme, cómeme. Nuestro amigo, dudaba y luchaba con su conciencia: ¿Qué hago?:
-Si pico, me ensucio el pico y no puedo ir a la boda de mi tío Perico, y si no pico pierdo el granito, ¿pico o no pico? Pero, fue tanta la atracción del suculento grano que picó y el pico se ensució.
Afligido fue donde estaba la hierba: -Hierba límpiame el pico que así no puedo ir a la boda de mi tío Perico.
No puedo. -Dijo la hierba.
Entonces fue donde estaba la chiva: -Chiva cómete la hierba que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi tío Perico.
No quiero. -Dijo la chiva.
Fue a ver al palo: -Palo pégale a la chiva que no quiere comerse la hierba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi tío Perico.
No quiero. -Dijo el palo.
Fue a ver al fuego: -Fuego quema al palo que no quiere pegarle a la chiva, que no quiere comerse la hierba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi tío Perico.
No quiero. -dijo el fuego.
Entonces fue a ver al agua: -Agua apaga al fuego, que no quiere quemar al palo, que no quiere pegarle a la chiva, que no quiere comerse la hierba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi tío Perico.
No quiero. -Dijo el agua.
Fue a ver al Sol: -Sol seca el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar al palo, que no quiere pegarle a la chiva, que no quiere comerse la hierba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi tío Perico.
El Sol dijo: -Yo como astro rey ordeno que el agua apague el fuego, el agua dijo: Perdón yo apagaré el fuego, el fuego dijo: -Perdón, yo quemaré el palo. El palo dijo: -Yo le pegaré a la chiva. La chiva dijo: -Yo me comeré la hierba. La hierba dijo: -Yo le limpiaré el pico.
Y así fue como el gallo pudo asistir a la ceremonia. Y dicen que está tan agradecido al rey Sol, que todas las mañanas, cuando este asoma sus primeros rayos lo recibe con su: ¡Quiquiriquííííí!
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