Una sociedad dividida en castas, con un nacimiento definido mediante decantación genética y generado por tratamientos in vitro. Más de uno al escuchar este inicio pensará automáticamente en clásicos literarios como Aldous Huxley y su Un mundo feliz, y sí es cierto que Gattaca, como tantas otras obras, bebe de dichas fuentes y su presentación es tan aséptica, fría y distante como la obra del escritor inglés, posteriormente el relato se humaniza (o se ablanda, como prefieran) sobre todo con esa relación entre el descastado (pero válido) Ethan Hawke y el elitista (convertido en inválido) Jude Law, que del quid pro quo inicial derivará en algo parecido a la amistad. Una película interesante quizás lastrada por cierto esteticismo y por la indefinición entre la frialdad aparente y sus concesiones al sentimentalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario