Detrás de la imagen de Baphomet existe toda una simbología. Baphomet es el demonio con aspecto hermafrodita, cabeza de carnero, alas a veces, entre otros detalles de su compleja representación. Aparentemente Baphometh surgió en el siglo XI dentro de la Orden del Temple, una orden armada de caballeros cristianos, supuestamente poseedores de grandes secretos, y conocidos popularmente como Los Templarios. Por muchas razones, entre ellas por cuestiones económicas, Los Templarios fueron disueltos, y muchos de sus miembros fueron apresados o incluso ejecutados. Entre los múltiples cargos que se esgrimían contra ellos, estaba el de abandonar la fe cristiana y adorar a un extraño ídolo llamado “Baphometh”. Según material dejado por los trovadores franceses del siglo XII y XIII, el nombre “Bafomet” fue originalmente una corrupción de “Muhammad”, que en aquel tiempo era comúnmente referido como “Mahomet”. Si dicha hipótesis fuera verdad, aquello significaría que los templarios habían abandonado la fe cristiana para entregarse a la fe de sus enemigos: el Islam. En las confesiones que los templarios dieron al ser torturados, Baphometh fue descrito como como una cabeza con tres caras, como un gato, como un cerdo, y también de otras muy diversas maneras incompatibles entre sí, y al parecer producidas por la desesperación de la tortura. Por otra parte, no se encontró nada sobre Baphometh ni en las Reglas Templarias ni en ningún otro documento de la orden, y de hecho nunca se pudo demostrar que dicho ser, de naturaleza no esclarecida, estuviese vinculado a la Orden del Temple; aunque, si tal hubiese sido el caso, lo único casi seguro habría sido que su aspecto se correspondiese con toda una simbología abarcadora de los más importantes conocimientos ocultos que poseía la orden. Siglos después de haberse disuelto la Orden del Temple, Baphometh revivió en el campo ocultista gracias al libro Rituales de Alta Magia, publicado por Eliphas Lévi en 1854. En dicho texto, Eliphas hablaba de Baphometh como la “Cabra Sabática”, y proporcionaba toda una gama de significados para la imagen que había creado de dicho ser. Ahora bien, el Baphometh de Eliphas se ha terminado convirtiendo en el Baphometh por excelencia, de modo que es oportuno citar la descripción que él (Eliphas) hace: ‹‹La cabra en el frontispicio lleva el signo del pentagrama en la frente, con un punto en la parte superior, un símbolo de la luz, sus dos manos formando el signo de Hermetismo, el hombre que apuntaba a la luna blanca de “Jesed” y los otros apuntando hacia abajo a la negra de Geburah. Este signo expresa la perfecta armonía de la misericordia y la justicia. Su brazo es de sexo femenino, el otro masculino como los del andrógino de Khunrath, los atributos que hemos tenido que unir con los de nuestra cabra”, “porque él es uno y el mismo símbolo. La llama de la inteligencia brillante entre sus cuernos es la mágica luz del equilibrio universal, la imagen del alma elevada por encima, como la llama, mientras que fueron atados a la materia, brilla por encima de ella. La cabeza de la fea bestia expresa el horror del pecador, cuya actuación material, que forma parte el único responsable tiene que soportar el castigo exclusivamente, porque el alma es insensible de acuerdo con su naturaleza y sólo se puede sufrir cuando se materializa. La varilla de pie en lugar de los genitales simboliza la vida eterna, el cuerpo cubierto de escamas del agua, el semicírculo por encima de ella la atmósfera, las plumas siguientes por encima de la volatilidad. La Humanidad está representada por los dos senos y los brazos andróginos de esa esfinge de las ciencias ocultas.››
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