¿Sabes lo que es un DeLorean? ¿Has oído hablar alguna vez del condensador de flujo? ¿Te suena de algo el nombre de Marty McFly? Si es así, probablemente creciste viendo la que para muchos es la fusión perfecta de dos géneros tan aparentemente lejanos como la comedia adolescente y la ciencia ficción: Volver al futuro. La historia de un chico que viaja tres décadas atrás en el tiempo y altera el pasado al evitar accidentalmente el primer encuentro amoroso de sus padres (viéndose así en la obligación de reconducir los hechos para que todo vuelva a su cauce y asegurar su propio nacimiento y el de sus hermanos en el futuro) cautivó a crítica y público en uno de los mayores éxitos de taquilla de la época. Hoy en día todos tendríamos en cuenta el consejo que el abuelo Simpson dio a Homer el día de su boda («Si alguna vez viajas atrás en el tiempo, no toques nada, porque hasta el más mínimo cambio puede alterar el futuro de una forma inimaginable»), pero Marty tuvo que aprenderlo por sus propios medios en esta icónica película de los 80 que aún sigue conservando todo su encanto.
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