Nace de la tumba. Su cuerpo es el hogar de los
gusanos y la mugre. No hay vida en sus ojos, no hay
calidez en su piel, su pecho no se mueve. Su alma, tan
vacía y oscura como el cielo nocturno. Se ríe de la
espada, escupe a la flecha, porque no dañarán su
carne. Hasta la eternidad caminará por la Tierra,
olisqueando la dulce sangre de los vivos,
obsequiándose con los huesos de los condenados.
Cuidado, porque es el muerto viviente.TEXTO HINDÚ DESCONOCIDO, CIRCA 1000 A.C.
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