Condensar un manga tan denso y extenso como el de Katsuhiro Ôtomo en un solo largometraje de unas dos horas de duración era una tarea francamente complicada. Pese a las inevitables diferencias argumentales respecto a la obra original (la película se estrenó cinco años antes de la conclusión del cómic), Akira se erigió en el panorama cinematográfico con voz propia y se acabó constituyendo como una obra absolutamente referencial de la ciencia ficción animada para adultos, además de abrir las fronteras a todo el mercado de la animación japonesa que tendría su auge en la década siguiente. Ambientada en un futuro distópico, año 2019 (¿les suena?), en la ciudad de Neo-Tokio (levantada tras la destrucción de la capital japonesa durante una Tercera Guerra Mundial), la película nos cuenta la historia de un muchacho llamado Tetsuo que está llamado a cambiar el curso de la historia. Un film críptico, inabarcable y complejo, al que conviene acercarse más de una vez para conseguir que la perplejidad inicial dé paso a la fascinación y poder de ese modo disfrutarlo en su plenitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario