El poder del engaño deriva fundamentalmente del hecho de que la gente tiene tendencia a ver lo que espera ver. Si un suceso está abierto a interpretarse de más de una manera, hay que asegurarse de que el público llegue a una conclusión grabada afuego en el imaginario colectivo. Esta verdad tan sencilla es el pilar de las representaciones de magia. Así como en la política, la religión y las relaciones normales entre seres humanos.
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