El cine mudo también dio sus frutos en el terreno de la ciencia ficción y el que luego sería uno de los maestros innegables del cine negro, Fritz Lang, filmó en 1927 una de sus primeras obras maestras. Su esposa, Thea von Harbou, escribió un guion de dudoso trasfondo moral que incitaba al conformismo y la resignación ante la opresión que los débiles sufrían por parte del poder establecido, pero en el arte lo que verdaderamente importa es la lucidez con que la forma se convierte en el vehículo adecuado para la expresión de unas inquietudes, estemos más o menos de acuerdo con ellas. Y, en ese sentido, esta es una de las obras más visionarias de la que quizá sea la etapa más decisiva de la historia del séptimo arte. Adéntrate en la metrópolis y observa a una Brigitte Helm como nunca antes la habías visto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario