28 días después se convirtió en una película de culto desde su estreno en el año 2002. La cinta, de un Danny Boyle que venía de arrastrar un par de fracasos desde el éxito de Trainspotting, muestra un Londres desértico, apocalíptico y rebosante de desolación en toda su extensión. Con una atmósfera inquietante y turbadora, 28 días después supuso un soplo de aire fresco al género de zombies, con una propuesta innovadora que no se limita a mostrarnos escenas de susto fácil, sino que ahonda más allá de la moralidad de un ser humano llevado al límite de la angustia y la desesperación.
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